Llegó a su nueva casa una semana antes de iniciar el semestre en la universidad en la que ahora, gracias a su lobo tendría que dar clases, la última visita que había hecho a la universidad fue hecha una semana atrás, faltaban dos semanas para la entrada a clases, y la mezcla de olores era casi nauseabunda, deseo no tener un olfato tan sensible, pero siempre había sido así.
Nin, le dijo que recogería algunos tapones nasales especiales en su manada, pues visitaría a su hija que estaba cerca de tener a sus tres cachorros. Ella no mintió y los llevó consigo, suficientes para todo el año, pero había un problema más a su lista, el embarazo de la hija de Nin se complicó, y ahora se quedó sin su asistente, con una mudanza a medias y mucho trabajo por delante.
La semana pasó relativamente rápido, entre las juntas de catedráticos y comenzar a organizar su hogar. La casa que compró estaba ya amueblada, tenía muy buena vista, de dos pisos y en perfectas condiciones, se podía permitir eso, y la había comprado para tener privacidad, pues como llevaba a su asistente Nin a donde quiera que fuera, ella viviría con él, cosa que claramente no se hizo, no la podía culpar, él mismo estaba bastante preocupado por Nong Ple, recuerda a la pequeña revoloteando en las reuniones de la manada, y a la adolescente carismática que pasaba los días enviándole mensajes. No había regresado a la manada desde hace seis años, no después de lo que pasó con su hermano, Zee.
Su vida se había convertido en un completo desastre después de eso, sus padres comenzaron a presionarlo más para que recorriera todas las manadas, con suerte podría encontrar a su omega destinado, sin embargo, después de recorrer cada una de ellas, fue decepcionado con que no era ninguno de los omegas, conforme más manadas recorría, menos esperanzas conservaba. Aunque había la posibilidad de que su destinado no fuera un omega, como ocurrió con su hermano Zee, pero se negaba rotundamente a aceptar esa posibilidad y repudiaría a la naturaleza si ese fuera el caso.
Ahora, solo quedaba esperar medio año más, cuando cumpliera treinta y siete años, la manada organizaría un enlace forzado entre él y algún omega de la manada. Este renunciaría a su verdadera pareja destinada, esa era la razón de querer evitar este ritual a toda costa, no quería quitarle a nadie la oportunidad de conocer a la persona que fue hecha especialmente para ella. Al renunciar a la pareja, se renunciaba también a reconocerla, por lo que si algún día la conociera, no la reconocería, pero ahí estaba el principal problema, su pareja sí reconocería a la persona que renunció a ella. Era un destino demasiado cruel, al que no quería arrastrar a nadie más.
**~**
Krist estaba más que mal, cuando Gun se dio un tiempo de la universidad, sus compañeros lo nominaron como jefe de grupo, llevaba un semestre en el puesto. Su padre no había estado muy contento, pero terminó resignado, diciendo que al menos podría acercarse a los catedráticos y ver que conseguía, así era su vida, su padre siempre trató de obtener algo por medio de ellos, su matrimonio fue hecho para su beneficio, Alrisa, única hija del primer dueño del bufete donde trabajaba, había sido un blanco fácil,así había adquirido cuarenta por ciento del bufete, donde lo demás se repartía en cinco socios más; su primer hijo, Lee, fue hecho para ser su heredero, y de paso, logró eliminar a la más grande competencia de ese tiempo. Y él, su segundo hijo, no fue más que un error, su padre quería una hija para casar con Good o con Ice, hijos únicos de sus socios, sin embargo, fue un doncel, su padre siempre les recriminaba a su madre y a él que si no nació como mujer al menos debió ser un hombre bien y no un fenómeno.
Su madre, extremadamente sumisa a su padre siempre aceptaba su error y tratando de compensarlo siendo una esposa más que devota de su padre. Casi nadie sabía la verdad que había detrás de la fachada de la familia perfecta, no tenían idea de los maltratos psicológicos que recibían ahí, porque por su puesto, Oab Perawat jamás sería una bestia para golpearlos. Los castigos llegaban de otra forma, desde simples abstinencias de comida o la ley del hielo aplicada por todos en la casa, hasta reducirlos a la nada.
Una sola vez había intentado escapar de casa, su padre había estado furioso y cuando lo encontró, lo encerró en el sótano, sin comida y sin agua, fue una semana traumante, llegó al hospital por deshidratación, pero como era público que él había escapado de casa, esa fue la excusa que utilizó su padre, disfrazando su molestia como preocupación por su hijo menor.
Desde ese incidente había quedado encerrado en aquella jaula de oro, resignado a su triste destino, cuando tuvo más claras las opciones había hecho casi cualquier cosa por que Ice fuera su prometido, de sus dos opciones él era la mejor, no estaba enamorado, pero Ice siempre lo trató muy bien y nunca hablo mal de él, sin embargo su padre consintió que su único hijo desposara con quien él quisiera, y así fue como terminó casado con Jan, una chica encantadora, quien era arquitecta.
Sus esperanzas murieron y se resigno a desposarse con Good, su padre había dicho que las citas con él empezarían en cuanto el volviera del extranjero, pero su estadia se había retrasado por al parecer un problema con su visa, termino cuatro meses más tratando de resolver el problema, a Krist le parecio mejor, entre más tardara Good, menos rapido llegaria su destino.
Al parecer Good llegaría a finales de agosto, casi un mes iniciado su semestre, este era su cuarto año, su octavo semestre, no sabía por que su padre lo obligaba a estudiar una carrera que jamás ejercería, porque su destino era atender el hogar, si hubiera tenido oportunidad ni siquiera hubiera elegido esa carrera, la licenciatura en derecho no era de agrado, pero ahí estaba a casi dos años de concluirla.
El unico que sabia todo de su situación era New, pero aunque lo había querido ayudar varias veces Krist terminó negando, no quería meter a su mejor amigo en problemas, sobretodo porque si su padre se enteraba que él era quien lo ayudó se encargaría de incluso terminar con él negocio de New, sabía que New lo necesitaba para ayudar a su familia, sobretodo ahora que tenía cuatro hermanos menores.
Gun se estaba enterando poco a poco, pero aun no sabia todo, a Krist, le daba mucha vergüenza admitir todo lo que pasaba en su familia, es por esa razón que seguía ahí, esperando su destino.
Su regreso a clases había sido algo diferente, tenía una extraña emoción carcomiendo sus entrañas, de alguna manera se sentía tan nervioso, pero no entendía la razón. Dejó un poco de lado sus sentimientos incomprendidos y se centró en lo que siempre le preocupaba, aprobar y así evitar más comparaciones de su padre entre lo perfecto que había sido Lee en todo, y lo imperfecto que era él.

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NOTRE DESTIN
FanficTRILOGÍA: SEGUNDO LIBRO ¿Crees en las parejas destinadas? Personas que nacieron para conocerse y amarse incondicionalmente. ¿Un hilo rojo irrompible, que une los corazones? ¿Un grito ahogado de dos almas deseosas de unirse? Completa basura, una...