El tiempo corría sin mirar atrás, ignorante del dolor que dejaba en cada persona, Singto lo veía, hace una semana había terminado el semestre, por lo que solo le faltaba un lapso de seis meses más antes de regresar a su manada, aunque a estas alturas le hubiera encantado pagar la multa y terminar el contrato, su moral le exigía terminar lo acordado.
Seis meses no serían tan difíciles, había sobrevivido ese mismo tiempo y nada pasó, no tenía por qué pasar ahora. O quizás esa era una pésima excusa para seguir mirando su Kitt, para postergar su enlace.
No quería enlazarse a Khaofang, por su puesto que ella era agradable a la vista, y una persona muy bondadosa, era el epítome de perfección y cualquier hombre se sentiría honrado porque una mujer como ella estuviera interesada; sin embargo, su corazón había sido entregado seis meses atrás, a un chico precioso que no se daba cuenta de todas las cosas que causaba en todos los que lo miraran.
En ese momento preciso se sentía como un completo psicópata, estaba espiando al chico de sus sueños mientras tenía una cita con otro hombre. Le hervía la sangre de solo ver la sonrisa que le dedicaba, su corazón punzaba de anhelo, pero solo seguiría viendo desde lejos sin poder hacer más.
Su lobo estaba dolido, lo podía escuchar taladrando sus pensamientos, aullaba de dolor, de necesidad; no comprendía porque no podía estar con la otra mitad de su alma. Sentía sus entrañas desgarrarse al verlo con otro, los ojos le ardían por la falta de sueño en los últimos meses, y esa pequeña punzada en su corazón aumentaba gradualmente conforme pasaba el tiempo.
Khaofang había revoloteado sobre él durante las tres semanas pasadas, comenzando a organizar su ceremonia de enlace; los mismos padres de su prometida lo visitaron un día, el que ellos le confiaran al ser más preciado de sus vidas solo lo dejó con un hueco aún más grande. La repulsión por estar con la chica aumentaba, sabía a que se debía, pero no había nada que hacer, solo ser fuerte hasta la ceremonia de apareamiento. Ese sería el final de su sufrimiento.
No pudo más cuando vio a Mike dejar un suave beso en los dulces labios de Krist, haciendo uso de todo su autocontrol se retiró, dejando atrás al amor de su vida; mientras en su mente transcurrían un sin fin de imagenes de lo que pudieron haber sido si las cosas fueran un poco diferentes.
Si tan solo ese destino existiera, podría abrazarlo y protegerlo de todo, se pasaría horas besando sus dulces labios y acariciándolo por todos lados, llenándolo de regalos, sin duda jamás se hubiera cansado de decirle cuanto lo amaba, y lo perfecto que era, si tan solo pudiera.
Algunas lágrimas traicioneras se resbalaron por su rostro mientras conducía, cuando llegó a su habitación se permitió hacer sacar todo lo que llevaba años guardando, destrozó la habitación completa para después llorar, no tenía idea de cuanto estuvo ahí sollozando y mucho menos era consciente de la hora en la que se quedó dormido.
Pero por mucho que le doliera eso era todo, las cosas con Krist no funcionarían, él cumpliría su deber, se casaría con Khaofang y se olvidaría de su alumno, porque esa era la única relación que podía mantener con él.
++++++++++++
No entendía porque si las cosas iban tan bien con Mike no se sentía feliz, con cada beso, con cada abrazo de su novio se sentía más vacío, el pozo que se formaba en la boca de su estómago se hacía más profundo. Ahora que lo pensaba con más claridad, quizá no debió seguir el consejo de su amigo, Mike no se merecía estar con alguien que no lo pudiera querer como él se merecía. En definitiva él no era esa persona, él no valoraría a Mike como debería.
Ese estupido dicho "Un clavo saca a otro clavo" no funcionaba, porque ahí estaba él en su habitación llorando, pensando en otro; mientras su novio enviaba los mensajes más cursis y amorosos que alguna vez había leído.
Ahí estaba él, desperdiciando el tiempo de Mike, con algo que sabía perfectamente que no funcionaria, besando los labios de su novio, pero pensando en alguien más, entre aquellos brazos que más que brindarle la calidez de un amante, le parecía un hermano. Quizá porque eso era Mike para él, no existía la pasión de una relación amorosa, pero existía la seguridad de un abrazo fraternal.
Solo debería terminar con estas decisiones estúpidas, y dejar de hacerle daño a las personas que lo rodeaban, sabía que Mike merecía a alguien mejor, pero ahí estaba él robando su tiempo. Sabía que su padre tenía un destino marcado para él, pero nuevamente ahí estaba él, haciéndolo perder el tiempo con sus estúpidas esperanzas de tener un amor verdadero.
Durmió con esa determinación; sin embargo, al despertar todo fue diferente, solo quería acurrucarse en su cama y olvidarse de todo, quería llorar pero las estúpidas lágrimas estaban atoradas en sus ojos, ni siquiera tenía ánimos para levantarse, como cada día se encontró luchando solo para levantarse aún cuando sentía que al poner los pies sobre el suelo se caería.
Esa horrible sensación pasaría, pasaría al tomar sus píldoras, la doctora Jane le indico que debía tomarlas rigurosamente, en las pocas sesiones que había tenido con ella, esta se aseguró de hacerlo sentir cómodo, pero aún tenía sus reservas, después de todo no era fácil abrirse a alguien cuando haz vivido tratando de esconder tus sentimientos por tanto tiempo.
Sin más estiró su mano bajo su colchón y sacó la píldora que guardaba tan celosamente; si por alguna razón su padre encontrara esa píldora y supiera de sus consultas estaba seguro que desearía estar muerto en lugar de enfrentarse a su padre. No perdió más tiempo y la dirigió a su boca para después tragarla, tomó la jarra de agua y se sirvió un vaso justo en el momento indicado, su madre entrando para que bajara a ayudar a preparar el desayuno, le impidió tomar más que un pequeño sorbo.
Todo el día pasó sin percances, no sabía qué hacer con su vida, aunque para ser sincero algunas veces ni siquiera sabía si quería continuar con su vida.
+++++++++++
💚💚
ESTÁS LEYENDO
NOTRE DESTIN
Fiksi PenggemarTRILOGÍA: SEGUNDO LIBRO ¿Crees en las parejas destinadas? Personas que nacieron para conocerse y amarse incondicionalmente. ¿Un hilo rojo irrompible, que une los corazones? ¿Un grito ahogado de dos almas deseosas de unirse? Completa basura, una...