5. SÓLO POR ESTA VEZ

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Singto ni siquiera tuvo la oportunidad de despedirse del menor, después de aquella llamada pudo notar su aura tensa, y todos sus instintos le pedían a gritos proteger al chico de cualquier daño, no lo entendía del todo, pero después de haberlo pensado un largo tiempo, había llegado a la conclusión de que lo quería proteger por que de alguna forma le recordaba a su hermanito Zee, después de todo si Zee viviera, ahora tendría veintiún años, los mismos que Krist. 

El siguiente día fue un poco confuso, para cuando Krist llegó a su casa, los libreros de su oficina ya habían sido acomodados, los muebles lo había movido él mismo, pues no quería que el doncel se fuera a hacer daño. El chico estuvo muy contento en algunos momentos y divagando en otros, su mudanza llevaba a sus libros por delante cada uno de ellos era especial a su manera, podrían olvidarsele mil cosas, pero sus libros no estaban entre ellas. Quería arreglar todo lo que estaba mal en Krist, sentirlo triste le hacía cosas extrañas a su cabeza y a su corazón. 

Después de mucho esfuerzo cuando pudo notar algunas sonrisas sinceras en el chico se sintió mejor, su corazón latió desbocado por lo lindo que se veía el chico, sus preciosos labios estirados en una sonrisa, y su piel blanca sonrosada era la combinación más hermosa que había visto hasta el momento. 

– Creó que sería mejor que continuaramos mañana – le dijo a Krist mientras le daba una limonada –. Después de todo con desempacar y limpiar los libreros y libros fue muy cansado, además tienes tareas que hacer y yo tareas que calificar. 

– Terminé mis tareas ayer, pero si le parece mejor, así lo haremos – contestó Krist, después de tomar un sorbo de su limonada. 

– Es tarde, si quieres puedo llevarte a casa – se ofreció amablemente Singto, pues no quería que el menor terminara yéndose con tanta prisa como el día anterior. 

– No se moleste, muchas gracias p', puedo llamar un taxi de aplicación – explicó Krist, no quería que se repitiera el incidente de aquella vez que aceptó el aventón de Off, sobretodo por que esta ocasión si se sentía atraído por el profesor, sin embargo, no quería que él quedará entre la redes de su padre, quien podría pasar por inofensivo, pero no lo era. 

– No es ninguna molestía, en serio no me cuesta nada – insistió el mayor, mientras tomaba su cartera y las llaves de su auto. 

– No es necesario P', en serio... – su discurso fue interrumpido por un mensaje de New, quién de alguna forma se había enterado de la pronta llegada de Good –. Mis padres acaban de mandarme a recoger algunas cosas, por favor continúe con sus actividades, no quiero distraerlo. 

– Solo por esta vez ganas – acepto Singto, aunque se acerco a despeinar su cabello, no sabe porqué lo hizo, pero una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo en ese momento, sus ojos se conectaron y se perdieron unos en los otros. De alguna forma habían comenzado a acercarse, pero el sonido del teléfono de Krist rompió el momento, quien de inmediato miró su pantalla alejándose lo más rápido posible. 

– Es mi taxi, nos vemos mañana profesor, que tenga una buena noche – se despidió y salió sin comprender aún que estaba sintiendo, su corazón latía frenéticamente y su nuca, donde la mano de Singto se había posado, estaba hormigueando, enviando ondas a través de su cuerpo, después de dar la dirección de su casa intentó tranquilizarse. 

El resto de la noche, se la paso pensando, llevaba solo dos días conviviendo con su profesor, no quería complicar más su vida, por su bien y el de todo debía recordar muy bien su situación. 

**~**

Singto no salía de su ensoñación, el acto en sí, las ganas que tenía de atraer a Krist y besarlo de la cabeza a los pies, su mano seguía sintiendo los suaves cabellos del muchacho y de alguna manera había escuchado la respiración tan acelerada del chico, no podía sacarla de su cabeza, el rostro sonrojado y el golpeteo de su corazón. 

No terminó de calificar las tareas, ni siquiera recuerda el resto de la noche, todo fue un borrón de su mano sintiendo aún la cálida sensación y de varias cenas estropeadas, hasta que decidió mejor pedir a domicilio. 

El día siguiente llegó más rápido de lo pensado, no llevaba ni una semana y estaba más que abrumado. Nin lo llamó diciendo que tal vez llegaría en dos meses más. Dos meses más sin su mano derecha en definitiva sería más que difícil. 

Krist lo estaba esperando en su casa, al menos eso decía el mensaje que recibió hace unos minutos, así que se apresuró a llegar, al parecer el chico salía temprano y se retiró a hacer algunas actividades antes de regresar para su casa. 

Ahí estaba, parado en la puerta, los recuerdos del día anterior golpearon su cabeza, pero no hizo más que sacudirlos y continuar. 

– Hola Krist, pasa por favor – invitó mientras abría la puerta para el menor. 

– Gracias p', espero que no le incomode, traje la comida, la hice en mi casa – dijo levantando un poco más su bolsa. 

– Ohh, claro que no, es todo un honor recibir comida, bueno, ¿comemos ahora? – preguntó el mayor, en ese momento deseó no tener que usar esos incómodos y estúpidos tapones nasales, que no le dejaban olor absolutamente nada –. Huele delicioso, en serio muchas gracias Krist. 

Mintió, no sabía si era así, pero esperaba que así fuera, así que ayudó al menor a servir todo. Esperó un momento, y comenzó a comer, al parecer no mintió, el sabor era delicioso, el pollo estaba jugoso y delicioso. Así que sacó su mirada del plato y miró a Krist comer.

– No solo huele delicioso, sabe delicioso, muchas gracias Krist– halago el mayor –. Cocinas muy bien. 

– Gracias profesor – susurro un Krist un poco tímido, ya que no sabia como reaccionar a los halagos, en su casa nunca recibió alguno.  

– Quedamos que fuera de la universidad, sería Singto – reprendió esté entre risas, evitando mirar demasiado a el chico, porque de otro modo, saltaría encima de él. Además que no lo permitiría, hace cuatro años había jurado ante la tumba de su hermano nunca más involucrarse con un doncel y pensaba cumplirlo. 

– Está bien Singto, solo no me acostumbro – se defendió Krist. 

Pasaron el día acomodando cada libro en los estantes, después de lo que pareció una eternidad tomaron un ligero descanso, pues aún les quedaba la mitad, de verdad que eran demasiados libros y aunque como dijo Krist tenía gran experiencia y diligentemente había hecho la mayor parte no fue suficiente para terminar. 

Al parecer ocuparían otro día entero para terminar. 

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