12. UN MAL MOMENTO

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Salió con los pies aún inestables y desorientado, pasó de un momento de absoluta felicidad a un sentimiento de desesperanza absoluto, al fin siempre había sido así, ser feliz nunca le duraba. Si recibía algo bueno, simplemente después recibía algo malo, nunca había sido feliz y no iba a cambiar, aun con su corazón latiendo muy rápido, paró un taxi y le dio la dirección de su casa, tenía un nudo en la garganta y apenas pudo dar un simple gracias después de bajar del taxi.

Su padre y madre estaban hablando, ni siquiera lo voltearon a ver, sabía que debía pasar de largo si no era requerido así que así lo hizo. Pero cuando estaba a punto de subir las escaleras para ir a su habitación fue detenido.

– Krist, tu padre necesita hablar contigo – dijo su madre con el mismo tono indiferente de siempre.
– En un momento voy, solo necesito pasar al baño – respondió tratando de hacer tiempo, pues sabía que no era nada bueno, cuando su padre hablaba con él, era indicio de que malas noticias se avecinaban.
– Solo no te tardes, sabes que tu padre odia esperar – regaño su madre y regresó a la sala con su padre.

Cuando entró a la sala, su madre se encontraba preparando la cena, y su padre estaba leyendo un expediente. Se quedó de pie esperando indicaciones de su padre.

– Siéntate – dijo con el desprecio que siempre mostraba cuando hablaba con él y no había nadie externo. No quería molestarlo, por lo que de inmediato acato la orden –. Sabes que tu compromiso con Good es en unos meses, al parecer a Itthipat se le metió la idea de que uses el traje de su padre para el compromiso. 

Eso no pintaba nada bien, el padre de Good, había sido un doncel, un doncel muy delgado, y sabía que Good solo lo hacía para molestar, y para retrasar el compromiso.

– Así que no queda más que te pongas a dieta, eso lo llevábamos pensando mucho tiempo tu madre y yo, pero al parecer este es el momento – mencionó su padre como si estuviera hablando de nada –. Estás pasado de peso, y Good tiene razón, no pueden casarse así, es que nunca puedes hacer nada bien. Ahora tuvimos que retrasar más el compromiso todo por tu culpa. Mañana mismo tu madre y tu irán con el nutriólogo y a inscribirte al gym o zumba, no sé, pero tienes que perder peso lo antes posible.

– Entiendo padre – aceptó, era un gran golpe a su autoestima, pero se negaba a dejarse caer en ese momento.

– Quizá también se necesite que hagan algo con todas esas horribles marcas que tienes – mencionó mientras señalaba sus piernas.

– Si así lo deseas, también iré – cedió, después de todo, su padre lo haría quisiera o no, era mejor cooperar.
Sabía de antemano que ahora estaba en su peso ideal, lo había cuidado demasiado desde la última vez, en esos tiempos era más gordo, lo gracioso de eso es que nunca se sintió de esa manera hasta que su padre se lo dijo, y a base de muchas dietas, y ayunos intermitentes había logrado bajar. Pero aquel exceso de grasa había dejado estragos en su cuerpo, tenía algunas cicatrices de estrías marcadas en sus piernas y en su abdomen. Quizá algunas en su espalda baja, aun con todas las cremas que su madre le había hecho usar, eso fue inevitable.

Lloró la mitad de la noche, tenía tantos motivos para hacerlo, que no sabía cual de todos había sido el detonante. Quizá después de todo New tenía razón, si no quería aceptar otro tipo de ayuda, debería ir al psicólogo. Tenía miedo de ello, su padre siempre dijo que asistir a ello, solo era para los locos, y si se enteraban, dejaría el apellido por los suelos, su padre lo mataría, por ello pensaría en sus opciones, aún estaba en un quizá.

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La suposición que tuvo el día anterior había sido cierta, visitaron tres nutriólogos diferentes y ninguno le quiso dar una dieta para bajar de peso, pues al parecer estaba en el peso adecuado. Su madre estaba más que frustrada e incluso se atrevió a molestar a su padre en sus horas de trabajo, lo que podía considerarse casi un pecado. Su padre solo le indicó que les ofreciera más dinero, como si con eso se solucionara todo, aunque claro, para él, todo se solucionaba con dinero.

Ninguno había aceptado el soborno, por lo que a fin de cuentas solo tendría ayunos y demás indicó su madre más que molesta, pues le había hecho perder el día y no hubo nada que hacer. En cuanto a sus estrías solo le mandaron mil y un cremas diferentes que tenía que aplicar exactamente a la misma hora cada día. Su cuerpo había sido uno de los puntos que más criticaba su padre, intentando complacerlo se había sometido a todos y cada uno de los tratamientos estéticos que indicó su madre, desde la horrorosa depilación, que al principio había sido con cera, y después pasó a ser permanente, hasta hacerlo vestir los estúpidos miles de trajes, era un joven que prefería vaqueros o pantalones cortos, pero había sido obligado a usar esos trajes que siempre le incomodaban.

Todos podían pensar que su vida era perfecta, después de todo su padre, el abogado Oab Perawat, era el abogado más importante de la ciudad e incluso peleaba un lugar entre los más importantes del país, consiguiendo así contactos judiciales y políticos de lo más selectos, que lo dejaban casi en la élite. Todos pensaban que sería un completo honor ser su hijo, por otro lado, su hermano y él muchas veces habían fracasado en las ridículas expectativas de su padre, siendo constantemente humillados, aunque la mayor parte de todos estos insultos siempre iban para él.

Durante el día había estado tan ocupado que apenas pudo pensar en lo que pasó, en aquel beso que compartieron Singto y él. No podía negar que le gustaba más allá de lo que alguna vez sintió, sabía que no podría ser, pero recibir el rechazo de él fue más duro de lo que esperaba, de solo recordarlo le entraban ganas de encerrarse en su cuarto a llorar. Tenía muy claro que iniciar una relación con un profesor sería una completa ruina tanto para el catedrático como para el alumno, pero la añoranza lo invadía, quizá él no era digno de que alguien se sintiera tan enamorado de él, cuando veía la forma en la que Off veía a su amigo siempre le daba una dolorosa punzada de anhelo, nunca sería suficiente para que alguien lo amara así, y eso dolía tanto que lo dejaba en un estado constante de tristeza. Incluso sus padres no lo querían qué podía esperar de otras personas.

Quizá, solo era un mal momento, o quizá debía resignarse a su triste vida, no lo sabía, pero esperaba que algún día las cosas mejoraran.

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