La semana completa había apestado, New estaba enfermo y estuvo toda la semana en casa de sus padres, aislado por órdenes del médico, quiso hacerle alguna videollamada pero la recepción de señal era tan mala que solo entendían una palabra de diez dichas.
Se había visto con Mike un total de dos veces y en cada una de ellas la culpa le retorcia el estomago como jamas imagino, no pudiendo terminar con él hasta que se cumpliera la indicación de su padre, esto iba más allá de la tortura.
Tuvo su cita con su doctora, no le contó los acontecimientos más recientes de su vida, no importaba cuando todo parecía irse a la mierda en solo una semana, las pastillas le habían provocado un exceso de sueño antes inimaginable, pero su doctora se negó a cambiarlas, pues no podía cambiarlas por unas menos fuertes sin que estas perdieran sus efectos.
La peor parte de todas es que su estupido corazón seguía aferrado a Singto, aún cuando se ausentó la semana completa y se ausentaría una más, por que al parecer su prometida había tenido un accidente y regresó a su ciudad para cuidarla. Traicionado, esa palabra se repetía una y otra vez en su mente, aunque no lo entendía, de hecho, se sentía tan estupido por siquiera haber albergado la esperanza de que Singto lo notara. Era claro que él tenía sus prioridades y un chico como él, no estaba entre ellas.
Estuvo inmensamente agradecido con su doctora por no cambiar sus pastillas, si tomándolas se sentía muerto en vida, no quería imaginar la sensación sin ellas. Casi toda la semana se la paso llorando en su habitación y solo saliendo para la universidad. Había llamado y visitado a Gun, pero al parecer también se estaba convirtiendo en un pésimo amigo, en lugar de estar contento por la felicidad que desbordaba su amigo, se había sentido más que celoso. Él nunca había sido así, pero siempre había una primera vez. Esta horrible sensación era peor que la tristeza, así que ignoró las demás invitaciones de su amigo, lo cual fue muy difícil, pues al parecer Gun regresaría a la universidad el siguiente semestre y merodeaba la universidad para aquel nuevo ciclo, siguió ignorándolo al menos hasta que las cosas mejoraran.
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En los últimos dos días se había planteado más cosas que en toda su vida, era casi imposible que Krist no estuviera esperando a su hijo, lo cual le preocupaba y por otro lado lo hacía sentir tan profundamente feliz. Sin embargo, antes de lanzarse a tomar decisiones había que comprobarlo.
De las miles de cosas que pasaron por su cabeza, sólo pudo llegar al mismo punto una y otra vez. Estaba dispuesto a verificar si Krist llevaba a su hijo en cuanto terminara su celo, una sola olfateada y lo sabría. Su lobo daba miles de vueltas en su cabeza, satisfecho con lo que había hecho, pero por otro lado estaba él, siendo un completo idiota con el joven.
Claramente su chequeada a Krist se retrasó, ahora conducía a su manada mientras esperaba que las cosas no estuvieran tan mal. El día anterior recibió la llamada de su madre, Khaofang había tenido un accidente, nadie en la manada quiso informarle la magnitud de este, alegando que tenía que regresar a chequear por él mismo. Ahora tendría que visitar a Khaofang primero, después de todo era su "prometida" y sería sospechoso que no se preocupara por ella.
El plan era bastante sencillo, en cuanto Khaofang se sintiera mejor, partiría a lo de Krist, comprobaría si estaba embarazado, si no lo estaba continuará con su compromiso sin importar nada. Si lo estaba, y debía admitir añoraba así fuera, rompería su compromiso, aun contra la promesa que le hizo a su hermano en su lecho de muerte desertaría al cargo en su manada y se alejaría para estar con Krist y su cachorro, después de todo un hijo era un motivo mayor que una promesa; estaba claro que también esperaría a que Krist terminará con su novio, le suplicaría si era necesario, se arrastraría por su perdón. Pero aún no era momento de pensar en eso, tenía que verificar todas las variables antes.
Otra cosa que lo atormentaba era la universidad, Krist estaba por terminar su carrera y si la directiva se enteraba prácticamente sería expulsado, él mismo tendría algunas sanciones que cumplir, pero aun así se preocupaba más por el joven que por él. No era estupido, el que confraternizará con un alumno no sería bien visto y su imagen como un abogado respetable se iría por un caño, no podría importarle menos, cuando pensaba en Krist y él juntos.
Así que lo único que tenía que hacer era chequear a Khaofang para regresar y verificar a Krist.
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Cuatro horas después estaba llegando a su manada, mientras Nin era recibida por su hija y por su nieta. Él era recibido con una cara de preocupación en el rostro de sus padres.
– ¿Está bien? – cuestionó, tratando de no parecer sospechoso, después de todo aun no quería precipitar las cosas, no hasta que viera a Krist.
– Pronto lo estará – respondió su padre con una sonrisa que no llegó a sus ojos.
Por un momento Singto se tensó, ¿Qué querría decir su padre con eso?, una sensación de malestar se albergaba en su ser, pero él solo culpaba a que su lobo quería regresar lo antes posible a comprobar las cosas con Krist.
– ¿Qué quieres decir con ello? – Dijo Singto mientras retiraba los tapones nasales que le habían ayudado hasta ese momento.
– Antes de que vayas a verla, quiero que sepas que Nin ha hablado con tu madre y conmigo – Singto sintió una profunda molestía por la insistencia de su asistente en meterse en sus asuntos, entendía su preocupación, pero él ya no era el jodido chico de veinte años que aún necesitaba que sus acciones fueran reportadas con sus padres. – No te molestes con ella, solo ha expresado sus preocupaciones.
– Lo sé, pero creó que es irrelevante, no estoy en edad de tener una niñera, de hecho no sabía que tenía una en absoluto – trató de ocultar su inminente molestia mientras miraba a su manada realizar sus labores sospechosamente normales. – Soy lo suficiente mayor para dirigir mis acciones por mi cuenta padre.
Estaban muy cerca de la casa de Khaofang, pero ni siquiera había prestado atención, la irá nublando su mente por completo. Su madre y su característico olor salieron de la casa de su prometida y olvido por completo a su padre, abrazando a su madre, la había extrañado más de lo que pensó.
– Cariño, te extrañe mucho – soltó su madre mientras lo apretaba aún más fuerte en su agarre.
– Igual te extrañe, mamá – dijo cuando el abrazo se rompió.
– Bueno no importa querido, has venido por algo más – susurró su madre más para ella que para él.
– Entra a verla Singto – ordenó su padre, con la voz de alfa que no dejaba ninguna objeción viva. Así que lo hizo, entró, pero se arrepintió de inmediato. Cuando volteo para querer salir de ahí le fue imposible, la puerta había sido cerrada desde fuera. De inmediato comprendió la situación, había sido traicionado por todos.
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NOTRE DESTIN
FanficTRILOGÍA: SEGUNDO LIBRO ¿Crees en las parejas destinadas? Personas que nacieron para conocerse y amarse incondicionalmente. ¿Un hilo rojo irrompible, que une los corazones? ¿Un grito ahogado de dos almas deseosas de unirse? Completa basura, una...