Capítulo 23

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Odei me suelta en la cama con cuidado y me besa de nuevo. Nuestras lenguas se mezclan y nos dejamos llevar. Yo le desabrocho los botones de su camisa negra y la deslizo por sus hombros dejando que caiga finalmente al suelo. Me levanto para que él pueda bajar la cremallera de mi vestido blanco. Lo hace con suma delicadeza a la vez que sus dedos descienden por mi espalda. Cuando llega hasta el final me gira y posa sus manos en mis hombros. Deposita un beso en la comisura de mis labios a la vez que la tela blanca de mi vestido cae al suelo junto a su camisa formando una maraña de colores opuestos que simbolizan el bien y el mal.
Mi cuerpo queda al descubierto a excepción de mi sujetador de encaje blanco sin tirantes y mis braguitas a juego. Odei me mira con admiración y nuestros labios se rozan una vez más. Me quita los pendientes con ternura y me da un mordisquito en el lóbulo de mi oreja. ¡Qué maravilla! Después, desliza sus manos por mi cuello y mis brazos y se deshace de mi brazalete. ¡Me está volviendo loca! Deja todos mis complementos en la mesita y vuelve a besarme con pasión. Ambos estamos de pie junto a la cama y la luz es tenue. El ambiente está cargado de pasión y deseo.
Odei me estrecha entre sus brazos y me empuja suavemente para que caiga en el colchón. Él se deja caer sobre mi cuerpo y aspiro su aroma. ¡Es embriagador! Deposita un beso en mi frente y sus manos acarician mi pelo. Muevo mis brazos y enredo mis dedos en su cabello. Permanecemos así unos minutos hasta que Odei se mueve y desliza sus manos por mi cuello hasta llegar a mis pechos. Roza mis pezones y sus dedos siguen descendiendo. Cuando llega a mi ombligo se agacha y deposita un beso. Yo gimo suavemente y él esboza una sonrisa traviesa mirándome fijamente. Viene hacia mí y susurra junto a mi oído:
-Te quiero canija.
Aprovecho que está a unos centímetros de mí para agarrarle de los hombros y girarlo. Él se deja y ahora soy yo quién está sobre su cuerpo. Me siento en su regazo y poso mis manos en su pecho. Me inclino para darle un beso pero me retiro. Él gruñe y yo le digo:
-Recuerda que la venganza se sirve en un plato bien frío.
Se ríe y me atrae hacia él. Nos besamos con posesión y murmura:
-Si no me tocas yo tampoco lo haré.
¿¡Qué!? ¿Se le ha ido la cabeza?
-Puro puro chantaje eh eh eh- digo cantando la canción de Shakira.
Muevo mis manos y recorro su torso. Le desabrocho el cinturón y el botón de los pantalones y me río.
-Blxers negros, ¿por qué no me sorprende?
-Estás juguetona.
-Será efecto del vino- digo con inocencia.
-Claro.
Él levanta sus caderas para que pueda bajarle los pantalones pero aún lleva los zapatos.
-Me vas a hacer trabajar, ¿sabes?
-¿Trabajar?- dice doblando los codos y poniéndolos debajo de su cabeza.
-Hombree, me vas a hacer que te quite hasta los zapatos.
Él sonríe y yo me bajo de la cama. Me arrodillo y le desato los cordones de sus zapatos. Se los quito y hago lo mismo con los calcetines.
Le bajo los pantalones y caen al suelo.
-Ahora estamos en igualdad de condiciones- afirmo.
-Bueno, a ti te sobra algo para que eso se cumpla- dice refiriéndose a mi sujetador.
-Buena puntualización, señor Hoffmann.
Me tumbo a su lado boca abajo y me desabrocha el sujetador. No me muevo y él se ríe.
-¿Estás nerviosa?
-Qué va- aunque debo admitir que el corazón me late con fuerza.
-No sabes mentir. Tu respiración agitada te delata- dice masajeando mis hombros.
-Es que hace calor-miento.
-¿En serio tienes calor?
-Estoy sudando.
-Vale, voy a poner el aire acondicionado- dice levantándose de la cama.
Cuando vuelve se tumba a mi lado boca abajo y nuestros ojos se encuentran. Me tranquilizo y decido darme la vuelta. Él se gira y apoya sus brazos a ambos lados de mi cuerpo. Se inclina hacia delante y me da un beso de gnomo: nariz con nariz. No puedo evitar soltar una risita. Después, se aparta y me da un masaje en los tobillos. Asciende por mis piernas y me quita la ropa interior. Cambiamos de posición y yo hago lo mismo con él. Nos tocamos con pasión y desenfreno hasta que finalmente nos unimos.
Un remolino de sensaciones invade mi cuerpo: adrenalina, deseo, anhelo, confianza, plenitud... pero sin duda lo que prevalece es el amor.
Nos dormimos abrazados y envueltos en las sábanas negras.

El caso más difícil de resolver eres Tú 🖤 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora