Capítulo 36

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Después de desayunar, Angelika y yo decidimos ir a hacer la comora porque no queda casi nada en la nevera.
-¿Vas a ir con esa camiseta a comprar?- murmura Odei divertido.
-Puede- contesto en tono burlón y pongo los ojos en blanco.
Salgo de la cocina y voy a la habitación de su hermana.
Al verme, entiende el motivo por el que estoy allí y dice:
-Coge lo que quieras.
La miro de forma cariñosa y abro el primer cajón de la cómoda para sacar una camiseta básica beis que combino con unos pantalones negros acampanados y unas botas altas de color gamuza. Ella opta por una falda larga plisada azul, una camiseta blanca y unos botines negros con plataforma.
-¡Te queda genial!- exclamo.
-Tú también estás muy guapa. Deberíamos llevarnos una chaqueta porque ha refrescado.
Asiento con la cabeza y Angelika saca del armario una cazadora vaquera para ella y una de cuero para mí.
-¿Te parece bien?
-Estupendo
-Pues... vámonos
Regresamos al salón y nos despedimos de Odei.
-No tardéis mucho que me aburro- dice haciendo un puchero.
Ambas nos reímos y salimos de la estancia. Llegamos al parking y nos montamos en el coche.

Media hora más tarde estamos frente a un centro comercial: Europa Galerie.
-Odei nos va a matar- digo.
-Le diremos que había mucha cola en el mercado.
Soltamos varias carcajadas y nos dirigimos a la pimera tienda: Bershka. Nos compramos varias prendas en rebajas y ambas estamos pletóricas de felicidad.
Después, entramos en H&M, Deichmann, Mango, Calzedonia y Only. También pillamos varias ofertas y arrasamos con las prendas.
Visitamos tiendas como Swarovski o Hunkemöller pero simplemente nos limitamos a mirar. No está a nuestro alcance.
Más tarde, nos tomamos un batido y un donut en Happy Donnazz para coger fuerzas.
Hacemos la compra en REWE y volvemos a casa.

Dejamos todas las bolsas sobre la encimera de la cocina y Odei nos mira incrédulo.
-¿Tanta comida habéis comprado?
A ver- dice removiendo las bolsas- no sabía que vendían comida en Mango.
-¿Cómo qué no? Es una frutería- replica Angelika. Ambas reprimimos una carcajada y Odei nos fulmina con la mirada.
Mete la mano en la bolsa y saca un vestido de punto de color buganvilla.
-Tiene muy buena pinta. ¿Cómo se cocina esto?- dice burlándose de nosotras.
-Calla ya- le ordena su hermana y le da una palmadita en el hombro.
Coge sus compras, que son la mayoría, y se marcha a su habitación.
Odei me agarra de las caderas y me pone entre la encimera y él. Estoy inmovilizada. Acaricia mis brazos y me estremezco.
-¿Qué te has comprado tú?- dice de manera inquisitiva.
-Ahora te lo enseño. Primero tenemos que colocar la comida.
Guardo la fruta en la nevera, congelo la carne, dejo los refrescos en la despensa...

Angelika regresa a la cocina y nos disponemos a preparar el almuerzo.
-¿Qué cocinamos?- pregunta.
-Si queréis preparo paella.
-Genial- murnura.
Nos ponemos un delantal y trabajamos en equipo: Odei corta las verduras, Angelika limpia el marisco y yo sofrío cebolla. Después, echo el arroz cuando el caldo comienza a hervir y añado el resto de ingredientes.
Sirvo tres platos y comenzamos a comer.
-¡Está riquísimo!-exclama Angelika.

Pasamos la tarde viendo una película y comiendo palomitas. Cuando anochece Odei murmura:
-Salgamos a la terraza.
Me coge de la mano y abre la puerta corredera de la cocina. Me quedo fascinada al mirar a mi alrededor. ¡Hay un jacuzzi! ¡Qué paraíso!
-¿Por qué no me has enseñado esto antes?- digo emocionada.
-No sé.
-¡Me encanta!- chillo como una loca.
-Adoro tu espontaneidad.
-Yo te adoro a ti- digo lanzándome a sus brazos.
-Tumbémonos en las hamacas.
-Claro.
Avanzamos un poco y nos derrumbamos en las blancas tumbonas.
-¡Qué cómodo! ¡Esto es una maravilla! Tu casa es perfecta. ¿Cuándo la compraste?- pregunto con interés.
-La compré hace tres años pero me mudé el año pasado porque la reforma se alargó.
-¿La has decorado tú?
-Sí, ¿te gusta?
-Me encanta. ¡Es muy bonito! ¡Menudas vistas tienes!
-Es la razón principal por la que me enamoré de este ático. No es muy grande pero tiene lo suficiente.
-¿Lo suficiente? No todas las casas tienen jacuzzi y gimnasio, ¿sabes?
Eso son extras que marcan la diferencia.
-Llevas razón. ¿Cambiarías algo de esta casa?
Lo pienso detenidamente y murmuro:
-Sinceramente, no creo que necesite muchos cambios pero estoy segura de que algo de color le vendrá bien.
-¿A qué te refieres?
-Para empezar, cambiaría las cortinas grises de la cocina por otras con algún estampado floral más acogedor. El salón está perfecto porque los cojines amarillos le dan un toque muy chic.
Eso son pequeños detalles sin importancia pero pueden marcar una gran diferencia.
-Lo apunto. ¿Algo más?
Le doy vueltas a la cabeza y digo sin pensar:
-Tu habitación es horrible. Todo negro y gris. Demasiado oscuro. Las cortinas negras no pegan nada y las sábanas... mejor me callo.
Odei emite una sonora carcajada y yo le contesto:
-No tiene ninguna gracia. Cuando vi las sábanas negras me asusté. ¿A quién se le ocurre? ¿Desde cuando las tienes?
-Desde que tengo uso de razón- dice sin importancia.
-Pero, ¿por qué?
-No hay ningún motivo en concreto. No tiene nada de malo. De hecho, aunque es cierto que el color negro absorbe el calor, lo mantiene alejado del cuerpo ya que se queda en la prenda.
-Bueno... no sé si sabes que los chinches buscan refugio en lugares oscuros y se alimentan de sangre de humanos mientras duermen. Seguro que tus sábanas le encantan.
Odei me mira atónito y yo esbozo una sonrisa.
-Deberías replantearte tu elección, ¿no crees?
-Pues sí. Siempre me sorprendes. ¿Qué color eligirías tú?
-A ver, yo te recomiendo los tonos pasteles de azul o verde porque producen más paz y relajación. Pero si crees que es demasiado atrevido opta por tonos neutros.
-Cierto, lo tendré en cuenta. Podrías ganarte la vida siendo arquitecta y decoradora. Se te da bastante bien.
-Mi verdadera vocación es ayudar a los demás.
-Estoy seguro de que vas a ser una eminencia. ¿Has pensado la especialidad?
-No lo sé aún pero me decanto por neurología u oncología. También me encantan los bebés... quizás matrona. Estoy indecisa. El tiempo dirá...
-¿Qué opinas de médica forense?
-Ni loca. El otro día lo pasé regular en la disección de cadáver. Tuve naúseas y me mareé.
-La primera vez es normal. Yo nunca he diseccionado un cadáver pero estoy acostumbrado. Yo te veo como médica forense.

El caso más difícil de resolver eres Tú 🖤 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora