Capítulo 17

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Odei llega a mi habitación a la hora acordada. Me encantan las personas puntuales y sin duda, él lo es. Viste unas bermudas negras y una camiseta de tirantes blanca que me permite ver sus fuertes brazos.
Me pide que me ponga el bikini porque me tiene una sorpresa preparada. Me muero de la curiosidad, ¿qué puede ser?
Escojo un bonito y sencillo bañador negro y me lío un pareo multicolor en la cintura a modo de falda. Además elijo unas chanclas azules. Preparo mi bolso de playa donde meto la crema solar, mis gafas de sol, un libro de lectura, dos toallas y un sombrero rosita.
Regreso al salón y veo a Odei guardando algo en el frigorífico. Me acerco y chillo de la emoción al ver que son gelatinas. Sin pensarlo me abalanzo sobre él y le doy un fuerte abrazo por las espaldas. ¡Madre mía! ¡Qué bien huele! Su aroma es cautivador.
Él se gira, me mira fijamente a los ojos y dice en voz baja:
-Lo prometido es deuda.
Se acerca despacio y me da un suave beso en la mejilla. ¡Qué emoción! Sus labios son como terciopelo y provoca que un escalofrío recorra todo mi cuerpo. Yo esbozo una ligera sonrisa y me separo de forma sutil.
-Me has alegrado el día.
-Espero que la sorpresa te haga aún más feliz.
-No sé yo eh... las gelatinas son mi debilidad y te aseguro que pocas cosas pueden superarlas.
Me coge de la mano y salimos.
Cuando llegamos a su coche guardamos las cosas en el maletero y nos montamos. Odei pone la radio y reconozco inmediatamente la voz de John Legend:


What's going on in that beautiful mind?
I'm on your magical mystery ride
And I'm so dizzy, don't know what hit me, but I'll be alright

My head's underwater
But I'm breathing fine
You're crazy and I'm out of my mind

'Cause all...
'Cause all of me
Loves all of you
Love your curves and all your edges
All your perfect imperfections

Cada vez que escucho esta canción me siento sobrecogida. Transmite tantos sentimientos a la vez que soy incapaz de contener las lágrimas.
Odei me mira con preocupación y extiende su brazo derecho para apartar un mechón de pelo y colocarlo detrás de mi oreja. Yo le miro y esbozo una sonrisa.
-No te preocupes que no me pasa nada. Es solo que me he emocionado al escuchar esta bonita canción.
-Es preciosa... como tú.
¡Ay que me muero! ¿Cómo puede ser tan serio y luego decir cosas tan románticas?
-Gracias- digo con una vocecita.
Recorremos varios kilómetros más y Odei detiene el coche en la entrada de un carril. Nos bajamos y vamos al maletero. Odei me tiende mi bolso y él coge una gran mochila que se cuelga sobre sus hombros. ¿Adónde vamos?
Me coge de la mano y caminamos durante unos minutos por un sendero. Luego, noto que se para y saca un pañuelo de su bolsillo. Me lo enseña y me quedo perpleja. Al ver mi expresión murmura:
-Recuerda que es una sorpresa. ¿Confías en mí?
Asiento con la cabeza y me venda los ojos. No puedo ver nada tan solo escucho el silbido de algunos pájaros.
De nuevo entrelaza sus dedos con los míos y me guía para que no me caiga al andar. Caminamos despacio durante un rato más y noto que Odei me suelta la mano. Me quedo sola ante el peligro y no veo nada
De repente y sin previo aviso noto que dobla mis piernas y me coge en brazos. No puedo reprimir un grito de sorpresa y él se ríe con ganas ante mi cara de horror.
-¡Te mato! ¿Tú te crees que es normal que me des estos sustos de muerte?- digo aferrándome a sus hombros y pasándole una brazo por el cuello.
-Tranquila, Melisa. Conmigo estás a salvo.
-Eso espero- digo riéndome.
Permanecemos quietos durante unos segundos y después comienza a caminar. Noto que sube varias escaleras y me sorprendo al ver que no le supone ningún esfuerzo teniendo en cuenta que lleva un peso extra. Ni siquiera tiene el pulso acelerado ni respira con dificultad.
-Si yo hiciera esto me tienen que recoger con una cucharilla. ¿Nunca te cansas?- digo.
-Estoy acostumbrado a llevar mi cuerpo al límite.
-¿Por qué no me bajas al suelo?
-Melisa déjame hacer esto a mi manera.
-Está bien pero si te cansas suéltame.
-Vaaale pesadita-dice resigando.
-¿Pesadita?- murmuro imitando su tono de voz.

Al cabo de un rato, me deja en el suelo con cuidado. Posa sus manos en mi cintura y susurra en mi oído:
-Tu belleza es incomparable con la de la naturaleza.
¡MADRE MÍA! Como me siga diciendo estas cosas tan bonitas me desmayo.
Sus dedos ascienden por mi espalda y mi cuello hasta llegar al nudo que ha hecho con la tela del pañuelo.
-¿Preparada?- dice con entusiasmo.
-Sí- es lo único que logro vocalizar.
Odei deshace el nudo y noto que la tela cae a mis pies. Sin embargo, sigo viendo negro ya que ahora son sus manos las que me impiden ver.
-Veo que te gusta hacerte de rogar. Venga ya que la espera desespera- digo
-Impaciente como siempre... Señorita Suárez
-Señor Hoffmann, ya está bien.
-Vale, vale.
Poco a poco desliza sus dedos por mi rostro hasta que mis ojos quedan libres.
El paisaje que hay delante de mí es precioso. A lo lejos se ven unas montañas altísimas que parecen que tocan el cielo. Hay un lago enorme y el agua es de color verde azulado. Apenas hay ruido ya que lo único que se escucha son los pájaros cantando y el suave movimiento del agua.
-¡Qué bonito!- digo fascinada.
-Es el lago Eibsee que está a los pies de la montaña más alta del país, Zugspitze- me explica.
-¡Es precioso! ¿Por qué no hay nadie más?
-Casualidades de la vida. El destino querrá que estemos solos- dice y me guiña un ojo.


El caso más difícil de resolver eres Tú 🖤 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora