El sonido de una botella de cristal estrellándose contra el suelo, me puso en alarma. Alcé la pistola, dispuesta a disparar.
—Alto ahí si no quieres que te vuele la tapa de los sesos —amenacé, viendo como, frente a la encimera, se intuía la figura de un hombre en la oscuridad.
—Hana —su voz familiar me hizo bajar el arma—, soy yo, Jumin.
Resoplé, dándole al interruptor de la luz. El chico de pelo moreno casi perdió el equilibrio al tratar de moverse y se apoyó en el mueble para no caer al suelo. Parecía algo perjudicado.
—Joder, casi te mato —me acerqué para enfrentarlo, percatándome de su aliento a alcohol—, ¿qué mierda haces aquí? ¿cuánto has bebido?
El hombre, medio adormecido, puso su cabeza sobre mi cuello, y tuve que dejar la pistola sobre la encimera para cargar con él y guiarlo hacia el sofá.
En cuanto me moví, terminé clavándome algunos cristales en el pie, de la botella que había roto. Sacudí la extremidad en el aire y contuve el aliento, evitando soltar un quejido de dolor.
—Entiendo que no quieras perdonarme, pero estoy muy arrepentido de lo que hice, no lo sabes bien —balbuceó mientras avanzábamos.
—Ya, bueno, pero eso no te da derecho a colarte en mi casa de madrugada —me quejé.
—Lo siento tanto, te extraño más que a nada.
—Ya vale, Jumin.
—Mi mayor error fue acostarme con Gia, ahora lo sé, así que, por favor —tiró de mi brazo, estampándome, con una fuerza que no me esperaba, contra su cuerpo para abrazarme—, dame otra oportunidad.
—Sabes que eso no va a pasar. Tal vez suene duro, pero cuánto antes te olvides de mí, mejor.
—Por favor, ni siquiera logro centrarme en mi trabajo desde que tomaste la drástica y apresurada decisión de romper. No me enseñaste a cómo vivir sin ti, me siento perdido... te amo.
Una parte de mí se sintió conmovida ante sus palabras, pero por otro lado, era consciente de que nunca lo amaría como deseaba. De que, si tomase la egoísta decisión de volver con él, sería debido a mis propios intereses. Y aquello no era justo para nadie. Por no hablar de que estaba enamorada de otro.
—Woah, eso sería taaan romántico y conmovedor, si no fuese porque se lo dijiste a mi novia —interrumpió el chico de cabellos rojos, que había salido de la habitación al escucharnos, sin nada más que un pantalón gris de pijama. ¿De verdad había dicho la palabra 'novia'? Mi corazón empezó a latir con fuerza. Ni siquiera habíamos quedamos en algo así, pero lo dio por sentado —, y ahora apártate de ella —añadió, dándole un empujón en el hombro.
El empresario terminó por caerse al suelo, debido a la falta de equilibrio que tenía por haberse pasado con la bebida.
—Saeyoung, ¿qué haces aquí? —preguntó, desorientado, alzando la cabeza para clavar sus ojos en los suyos.
—¿Que qué hago yo aquí? ¡¿qué haces tú?! —señaló, alzando la voz—, es ilegal entrar a escondidas en la casa de tu ex, a estas horas intempestivas, ¿no le dijiste nada, Hana? —me miró en busca de una respuesta.
—Está borracho, ni siquiera sé cómo llegó —me encogí de hombros.
—Pues que se vaya por dónde vino —el hacker se cruzó de brazos, enfurruñado.
—Tomé el Rolls Royce y conduje solo hasta aquí —agregó el que continuaba en el suelo—, me di contra un árbol y varias postes.
—¡¿Qué?! —enfurecí al descubrir que había conducido borracho—, ¡¿me estás diciendo que condujiste en ese estado, imbécil?! —me agaché para agarrarle del cuello de la camisa—, ¿te diste algún golpe en la cabeza? —puse las manos en sus mejillas para examinarlo.
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Quiéreme [Parte I y Parte II]
FanfictionParte I (completa). Parte II (escribiendo). Te amo tanto que... mataría por ti. Yandere x Saeyoung (y otros.) Fanfic de Mystic Messenger. Puede contener spoilers. Contiene escenas violentas que pueden resultar perturbadoras, además de sexo explíci...