51. Retomando viejos hábitos

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Dijo que me amaba y me quedé en blanco. Era incapaz de recordar nuestra historia, si bien notaba cierta tensión muy fuerte entre ambos. Mi corazón se aceleraba demasiado con solo verlo. No obstante, estaba Saeran. Había recordado ciertas cosas y por alguna extraña razón comenzaba a tener estúpidos sentimientos que no podía controlar. Sentimientos que ya estaban ahí. Y para más inri confesó que me quería, dándome un beso jodidamente magnífico.

Suspiré, ni tan siquiera se lo dije al pelirrojo pero estaba segura de que no reaccionaría demasiado bien.

—Hana —murmuró mi nombre al tiempo que me observaba.

Todavía seguía sobre él, sintiendo cómo me llenaba por completo. Se inclinó hacia delante logrando que quedásemos sentados sobre la cama y me atrajo hacia su cuerpo para darme un cálido abrazo. Noté los latidos frenéticos de su corazón y sus maravillosos músculos contra mi pecho.

Me dio un tierno beso en la frente y se acercó a mi oído para susurrarme.

—Te amo, no importa si no me puedes una respuesta ahora, lograré ganarme de nuevo tu corazón. Llevo tanto tiempo amándote que no puedo ocultártelo más. No quiero perderte. Quiero... necesito estar contigo.

Podía notar cierto temblor en su tono de voz. Sujetó mi rostro entre sus manos clavando su dulce mirada en mí.

—Saeyoung, yo...

—Dime que me quieres. Quiéreme y seré tuyo para siempre —rogó—. Deseo ser la última persona de la que te enamores, la última a la que le digas te amo.

Acarició mi mejilla esperando una respuesta. Aún después de su declaración de intenciones, no me sacaba de la cabeza a Saeran.

—Escúchame, hay algo que quiero decirte —iba a soltarle lo del beso, ya que tenía grandes dudas con respecto a mis sentimientos recientes—. Saeran...

Me acalló cubriendo sus labios con los míos. No pude evitar soltar un gemido de excitación y mis dedos se hundieron en su revuelto cabello. Sus manos descendieron a mi cintura, estrechándome más contra él.

—No hables de él —suplicó—. Me... pone muy celoso. —Tenía cierta expresión infantil en su rostro, como si se tratase de un niño reclamando atención.

—Pero... —insistí.

—Te besó, lo sé. Os escuché hablando.

Le aparté la mirada, si escuchó todo, también debió oír...

—Lo siento. Estoy confundida —me sinceré.

—Pero no le amas, ¡estoy seguro! —alzó la voz, desconcertándome—, me... me quieres a mí, solo que no te acuerdas, ¿cierto?

Parecía estar buscando algún tipo de consuelo, el alivio de saber que no amaba a nadie más que a él, pero no podía dárselo en ese instante.

—Saeyoung...

—Agh, perdona, estoy algo nervioso. No quería hablarte así —se excusó—. No pasa nada, te haré recordar, pequeña. Me amas, estoy convencido de ello, los sentimientos no pueden esfumarse de un día para el otro.

—Claro que no. Siento algo por ti —respondí—, pero no estoy segura de si sea debido al buen sexo, eres tan caliente en la cama —suspiré recordando que aún estaba dentro de mí.

Una sonrisa picarona se dibujó en sus labios.

—No es solo sexo, son las ganas de meterte todo este amor —bromeó un poco moviendo su pelvis hacia arriba, haciéndome sentir su gran longitud en mi humedad.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora