Ódiame. 12: Si tú me dices ven...

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Los ojos dorados del chico que me había robado el corazón estaban puestos en mí, a la espera de una respuesta. ¿Dormir con él? Si me hubiese hecho esa misma propuesta en el pasado, ya estaría besándolo de camino a la puerta, con una mano desabrochándole el pantalón. Sin embargo las cosas habían cambiado.

Conocí a alguien más, a un hombre al que de verdad llegué a apreciar, si bien no lo amaba. Fue el único que se preocupó por mí durante los últimos años, lo hizo de forma genuina y terminó amándome por lo que era y no por lo que fingía ser. Se enamoró de todos mis innumerables defectos, de mi inaguantable obsesión por mantener el control, de mi actitud fría y hostil, en ocasiones descarada y demasiado honesta, de mi mal humor y de mi parte manipuladora. Aunque no conocía todo de mí. Había cosas que era mejor dejarlas guardadas en un cajón, como cierta ristra de cadáveres a mi paso, o mi obsesión insana con el pelirrojo.

Merecía mi respeto, se lo había ganado por aguantarme. Claro que tampoco era justo que siguiera con él... en cuanto vi como aquella chica se acercó a Saeyoung, solo pensé en arrancarle los ojos de cuajo y decapitarla como hacía con mis muñecas, de pequeña. Oh, esa Kate iba a tener su merecido. Abrió la caja de Pandora y habría consecuencias.

—No voy a dormir contigo —fui firme, cruzándome de brazos.

—Um, ¿segura? —sentí su boca en mi oído, susurrándome, y lo agarré con fuerza de su camisa.

—¿A qué juegas?

—No juego a nada... a no ser que quieras —se mofó, con una sonrisa pícara en los labios.

—Eres un idiota, no voy a ofrecerte algo sin recibir nada a cambio.

—Puedes recibir lo que quieras —levantó las cejas—, solo pide y... te daré lo que desees, cumpliré con todos y cada uno de tus deseos.

Una intensa ola de calor invadió mi cuerpo de arriba a abajo.

—¿Qué quieres tú? —murmuré muy cerca de sus labios, notando como la respiración se me aceleraba.

—A ti —respondió sin dudas, borrando esa sonrisa socarrona y dedicándome una mirada que parecía incrementar la tensión entre ambos—, quiero todo de ti, de hecho, mi imaginación está volando alto ahora mismo y no creo que pueda controlarme mucho más —se mordió el labio, pasando una mano por mi muslo.

—Sigue sin ser suficiente —exigí, agarrándolo de la muñeca.

—No es fácil para mí hablar sobre sentimientos en esta situación, deberías entenderlo. Me dejaste sin ni siquiera decirme adiós. No eres consciente del daño que me hiciste.

Los ojos se le aguaron recordando aquello.

—Sí lo sé —le acaricié la mejilla—, me siento muy culpable por haberlo hecho de esa forma.

—¿De... esa forma? —frunció el ceño—, ¿estás diciendo que volverías a hacerlo de un modo distinto?

—Saeyoung, lo único que sé es que no quiero seguir dañándote así. Es cierto que te perjudiqué mucho, no solo por irme, si no por estar contigo.

—¡No es cierto! —alzó la voz con furia—, ¡yo tomé mis propias decisiones! Y me equivoqué muchísimo, no sabes lo que me torturaba a diario pensando que fue mi culpa cuando mi padre hizo que casi terminasen con tu vida. Todo por no poder alejarme de ti. ¿Sabes lo horrible que me sentí en el hospital, al pensar que te perdía? No tienes ni idea.

Las lágrimas comenzaron a brotar por sus ojos e intenté secárselas.

—Escúchame, tú no tienes la culpa de que tu padre sea así, mereces vivir una vida plena y feliz, no una huyendo de forma constante de ese idiota. Ahora estás mejor, Saeran y tú no tenéis que huir de ese hombre porque es un fugitivo a ojos de la ley, en cuanto lo encuentren, lo meterán en la cárcel.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora