47. Trabajando juntos

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Fui a tomarle el pulso al hombre, estaba fuera de combate. Saeyoung miraba a su hermano desconcertado y luego clavó sus ojos en mí.

—¿Qué es todo esto? —preguntó al fin.

—¿No es obvio? Está muerto. —Saeran no fue demasiado amable—. Yo... lo he matado.

—Fue un accidente y además le atacó en defensa propia —intervine—. Trató de abusar de mí.

—¡¿Qué?! —chilló el pelirrojo—. Qué hijo de puta, ¿estás bien? —Se acercó para tomarme de las mejillas.

—Lo estoy, a diferencia del fiambre.

—Mierda, ¿qué vamos a hacer? —Me observó con preocupación—. Esto es un gran lío, Hana. Encima ese inspector... —Parecía como si fuese a decir algo pero terminó callándose.

—¿Qué ibas a decir? —insistí.

—Ah, ¡nada! Nada de nada. Tenemos que pensar una solución, no puedo dejar que a Saeran le ocurra algo.

—No actúes como si te preocupases por mí —soltó con sequedad el de pelo blanco.

—Claro que lo hago, ¿cómo no iba a preocuparme? Eres mi hermano.

—¿En primer lugar, quién era ese hombre? —Ni tan siquiera reconocía al tipo que yacía ahora en mi salón.

—Era el que llevaba la investigación del caso de desaparición de tu hermano —recordó Saeyoung.

—¿Mi hermano ha desaparecido?

Me quedé mirándolo con el ceño fruncido.

—Sí... —admitió después de un rato.

Se rascó la nuca bajando la vista al suelo. Sus gestos me señalaban que mentía, pero ¿por qué?

Volví a mirar el cadáver del inspector, recordando el incidente. Trató de violarme y luego...

Otras imágenes se me pasaron por la mente. Mi hermano intentando sobrepasarse conmigo en el sofá y acto seguido la sangre rebosando por su estómago. La cara de Saeyoung con un cuchillo... ¿cometió un crimen? ¿Seok estaba muerto?

Examiné el rostro del guapo chico de cabellos rojos y alcé una ceja. Conque era eso.

—¿Recordaste algo, Hana? —Pareció percatarse de mi situación.

—No, nada —mentí.

Se hizo un silencio incómodo hasta que el pelirrojo retomó la conversación.

—Está bien, deberíamos hacer algo. Quizás podría llamar a la madam para que nos ayudase a deshacernos del cadáver, o...

—No —lo frené—. Tratar de encubrirlo sería mucho más complicado en este caso, Saeyoung. Es probable que hasta su coche esté aparcado frente al piso.

—Ugh, ¡¿y entonces qué pretendes hacer?! —Estaba entrando en pánico.

—¡¿Queréis dejar de pensar por mí?! —gritó el gemelo—. Esto es asunto mío, vete de aquí, zanahorio.

—¡No pienso irme!

—¡Callaos! —Me mantuve firme—. Fue en defensa propia y además se cayó golpeándose contra la mesa. Podemos probarlo ya que hay señales de forcejeo tanto en el cuerpo como en la casa. Así que dejad de discutir y llamemos a la policía. Será más sospechoso cuánto más tardemos en llamar.

—¿Y si no pueden probarlo? ¿y si no hay pruebas suficientes? —continuó el pelirrojo.

—Saeyoung, si ese tipo me agredió lo más probable es que también lo hiciera con otras chicas, debemos investigar su pasado. Además me aseguraré de que se haga justicia. Si hay juicio lo ganaremos, tenlo por seguro.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora