Ódiame. 30: Me haces querer morir... de placer

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'Convertiste mi vida en un infierno y no permitiré que seas feliz'. No podía parar de repetir esa frase en mi mente. Era cierto que, a lo largo de mi vida, me había ganado varios enemigos, sin embargo, en ese momento no tenía la más mínima sospecha de quién podía ser.

Eché un vistazo a un lado y luego al otro, tratando de detectar alguna cara conocida en la cafetería. Después miré por la ventana, parecía haber varios paparazzis haciéndonos fotos.

—¿Ocurre algo, Hana? —Saeyoung me estaba observando con intriga.

—Espera aquí —me levanté de golpe y el pelirrojo alzó las cejas, siguiéndome con la mirada, atónito.

Fui hacia la salida para encarar a los supuestos fotógrafos y me crucé de brazos en cuanto los tuve enfrente.

—¿Para quién trabajáis?

—Disculpe, señorita —me habló uno de ellos, que llevaba una gorra negra—, soy del Korea Daily, ¿podría responder a algunas preguntas?

—No vine a responder nada, quiero saber qué fotos han tomado.

—¿Lo dice por el chico con el que está? ¿confirma que está saliendo con Saeyoung Choi? —interrumpió otro, que iba con una sudadera azul.

—Eso forma parte de mi vida privada, no me interesa que sigan haciendo fotografías mientras estoy tomándome un café, no creo que sea relevante para la prensa.

—Solo estamos haciendo nuestro trabajo, señorita —respondió el de la gorra.

—Pues vayan a hacer su trabajo a otra parte.

—Pero señorita...

—Ya la oísteis —Saeyoung nos interrumpió y clavé la mirada en él, llevaba mi bolso en la mano—, ¿o es que tenéis cera en los oídos? Hay que limpiarse de vez en cuando, si no pasan estas cosas —se puso las gafas de sol y sonrió, pasando un brazo por mi hombro—, vamos, ya pagué la cuenta.

Tomamos rumbo al coche, sin embargo, los periodistas continuaron siguiéndonos.

—Señor Choi, ¿es cierto que ustedes dos mantuvieron una relación secreta a espaldas del futuro Ceo? —soltó uno.

—¿Por qué no le pregunta mejor a él sobre su infidelidad con su ex novia? —replicó, algo indignado.

—Saeyoung —le apreté el brazo, deseando que no hablase de más.

—¿Cómo se siente con respecto a eso? ¿piensa que es culpable de los cargos de los que se le acusa?

—Uh, eso...

—Jumin nunca haría algo así —salté para defenderlo—, y ahora déjennos en paz.

Entré al coche, al igual que el hacker, y nos pusimos los cinturones para poder arrancar.

Tras un tiempo conduciendo, el chico se decidió a hablar.

—¿Por qué lo defendiste con tanta facilidad, después de lo que hizo? —sonó algo molesto.

—Lo había dejado y para colmo ni siquiera lo quería, ¿por qué iba a enfadarme por algo así?

—Porque solo tardó unas horas en acostarse con otra, ¿no te molesta ni un poco?

—¿A ti te molestaría que cualquiera de las chicas con las que te acostaste se follara a alguien más? —pregunté, recordando a la que le había llamado, la tal Jiyu.

—No es lo mismo, tú estuviste saliendo con Jumin, te comprometiste con él.

—¿Y? Eso no significa que lo quisiera.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora