45. Siendo mala

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Saeyoung y yo miramos hacia la entrada, percatándonos de la presencia del peliblanco. Seguía sobre su hermano, ambos estábamos acalorados, y estaba a punto de bajarme las bragas. La cara de Saeran no tenía precio. Tenía el ceño fruncido, y parecía dispuesto a matar a alguien, ¿tanto le importaba? Era una pregunta que me hacía, ya que no era muy dada a sentimentalismos con la gente. ¿Cómo habría acabado con él? Y lo más importante, ¿por qué no estaba con su hermano, si me gustaba mucho más?

Estaba segura de que tuvimos algo, algo intenso. Ya lo había comprobado por lo rápido que picó el anzuelo. Y además sentía esa conexión especial entre ambos que hacía que todo mi cuerpo se calentase. Lo deseaba con todo mi ser y no estaba dispuesta a quedarme con su gemelo. No me importaba la historia que tuviese con este último, ni siquiera lo recordaba y estaba dispuesta a dejarlo.

La opción más probable era que estuviésemos juntos por el sexo, sin embargo sentía algo más por el otro chico, aún habiendo perdido la memoria. Mi corazón se aceleraba demasiado con solo verlo, por alguna razón sentía que era el definitivo y que debía quedarme con él. Necesitaba juntar todas las piezas y averiguar nuestra historia, llegar al quid de la cuestión.

Saeran gritó, interrumpiendo de golpe mis pensamientos.

—¡¿Qué es todo esto?!

Saeyoung me apartó de su regazo con brusquedad, dejándome en el sofá y se levantó para enfrentarlo.

—¡Saeran! estábamos viendo una película y...

—¡¿Y qué?! ¿te ibas a tirar a mi novia? —acusó. El pelirrojo se quedó mirándolo sin saber qué decir, dejando a la vista sus intenciones—. Lo ibas a hacer —dio por sentado—. Sabía que no podía confiar en ti.

—¡No es eso! —gritó—. Quiero hacer las paces contigo, ¡de verdad lo estoy intentando! Pero ella...

—¡¿Ella qué?! —exigió el peliblanco—. ¿Vas a echarle la culpa a Hana de no saber controlarte? ¡Tú la rechazaste todo este tiempo!

Volvió a quedarse callado. ¿Él me rechazó? ¿Cómo era posible? Me quedé observándolo, tratando de recordar.

Escuché unos gritos en mi cabeza, éramos él y yo discutiendo y en efecto negaba quererme, pero parecía mentir, ¿por qué hacía eso?

—¡¿Por qué no la dejas en paz?! —continuó el de ojos verdes—, ¿no ves que lo mejor es que te alejes de ella? ¡mira lo que ha pasado por tu culpa! ¡ni siquiera se acuerda de nosotros! —sonó desquiciado.

—¡No hace falta que me lo recuerdes! —explotó el otro, dándole una patadas a una silla y volcándola.

—¡Estoy harto de vuestras mierdas! Déjala ir. Y tú —me miró a mí—, él te hará sufrir de nuevo, te lo he advertido mil veces, estúpida.

—¿Me lo has advertido? ¿no que éramos novios? —interrogué, intrigada por su revelación. ¿Por qué iba a advertirme si teníamos una relación? Sonaba más como si fuese una amistad, aunque a decir verdad, eso era extraño. Yo no tenía amigos, ni me interesaba tenerlos. ¿Por qué iba a relacionarme con alguien de esa forma? Todo era absurdo.

—¿Eh? —Hizo una pausa para pensar y luego reanudó la conversación—. Así es. Accediste a una relación conmigo porque estabas harta de sus rechazos y me diste una oportunidad. Sé que ahora no me recuerdas, pero estoy seguro de que lo harás. Tienes que hacerlo. Soy mejor para ti, ¿no te das cuenta? Y quiero hacerte feliz —susurró esto último y un suspiro se escapó de sus labios al tiempo que se masajeaba el entrecejo.

Parecía haberle costado admitirlo. ¿De verdad había sentimientos de por medio? Tal vez solo era por su parte.

¿Salí con él solo porque el otro me rechazó? Pero yo no quería renunciar al que me gustaba. ¿Por qué iba a darme por vencida? Eso no era propio de mi comportamiento. Ni tampoco el hecho de que accediese a una relación solo para superar a otro chico. Jamás lo hubiera hecho. ¿Me estaba mintiendo en algo? No era posible que hubiese cambiado tanto por esos chicos, seguía siendo la misma, me sentía así, aunque no recordase algunos detalles de mi vida.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora