2. Pastel envenenado

2.8K 255 306
                                    


Afilé mi cuchillo de carnicero, me puse los guantes rosas, un chubasquero transparente con unicornios y esperé a que llamaran a la puerta.

No podía permitir que nadie se acercase a mi senpai. Lo estaba protegiendo de las víboras y víboros que se le pudieran acercar. Todo estaba justificado, lo hacía por amor.

Sonó el timbre de golpe, interrumpiendo mis pensamientos. Llegó la hora. Antes de abrir, observé por la mirilla. No podía ser... trajo a mi senpai, maldita zorra.

Me quité toda la indumentaria y escondí el cuchillo a la velocidad de la luz. Me retoqué el pelo en el espejo de la entrada y quise pellizcarme las mejillas para lograr un tono más rosado.

Les abrí con mi mejor sonrisa de niña buena.

—Hola, Duri... y Seven.

—¿No te alegras de verme? —el pelirrojo se interesó.

—¡Oh! ¡pensé que sería más divertido estudiar con Seven! ¿no crees? —la puta se rió. Maldita zorra asquerosa.

—Sí, será divertido —contesté. Mierda, ahora tendría que estar fingiendo amabilidad toda la tarde.

—Sí. Seven es tan inteligente, seguro que aprendo muchas cosas contigo. —La zorra le puso la mano en el hombro.

—Jaja, esto... —El hacker no parecía muy cómodo con la situación.

—¿Queréis algo de comer? —interrumpí—, ¿un sándwich? ¿unas galletas? —¿Un bonito pastel envenenado?

—Claro, te ayudo a prepararlo —Seven vino conmigo a la cocina.

—Os espero en el salón. —La chica se acomodó en mi sofá y encendió la tele como si estuviera en su casa. La odiaba.

—¿Entonces ella te invitó a venir aquí? —indagué.

—Sí, insistió mucho, espero que no te moleste.

—¿Desde cuándo la conoces?

—Desde el principio de curso. Vamos a clase juntos. —¿Así que lo veía todos los días? La mataré.

—Ajá, parece muy interesada en ti —insinué.

—¿Uh? ¿tú crees?

—¿Por qué? ¿te interesa?

—¿Interesarme? ¡no me interesa en absoluto!

Más le valía.

—Ya veo...

—¿Por qué? ¿estás... celosa?

—¿Celosa, yo?  —Nah, solo estaba deseando tirarla por un barranco en cuanto tuviera ocasión.

—Qué linda —se rió.

—¡He dicho que no estoy celosa, Seven!

—Está bien, no lo estás, no me mates —continuó sonriendo.

A ti no te mataría, te haría otras cosas, senpai.

—Bueno, ¿vamos? —sugerí cambiando de tema.

—Sí. —Nos sentamos en el sofá a 'estudiar'. Lo único que hacía esa estúpida era coquetear con el chico.

—Oppa, ¿quieres una galletita? —Le ofreció de su mano cual perro y Seven dirigió su mirada a mí.

—No, gracias.

—¿Por qué? Están muy buenas —insistió.

—Puede comer él mismo si quiere —repliqué.

—No tengo hambre. —Se rascó la nuca, incómodo.

—Vamos, oppa, solo una.

—Te ha dicho que no. —Esa tipa me estaba sacando de mis casillas.

—¿Te importa? —pintó una sonrisa falsa en su rostro.

Sí, me importaba, zorra asquerosa.

—Quizás luego... —comentó el pelirrojo. Era demasiado bueno. Esa chica no iba a tener un 'luego'.

—Está bien, oppa. Oye, Hana, ¿me acompañas al baño? No quiero perderme en una casa tan grande.

—Claro zor... Duri. —Nos levantamos y le indiqué el camino. Ella continuaba hablando como una cotorra.

—¿Sabías que Seven me habla mucho de ti? Dice que eres su mejor amiga.

—Sí, lo somos. —Y pronto seremos algo más, cuando te elimine de la ecuación.

—Parece apreciarte mucho. Había pensado que podrías ayudarme a... caerle mejor.

—¿Para qué?

—Oh, no se lo digas a nadie pero me gustaría salir con él. Es tan mono... necesito saber qué tipo de mujeres le gustan, ya sabes.

Yo y solo yo, puta estúpida.

—Claro, podría aconsejarte, ¿por qué no te pasas mañana por aquí?

—¡Eso sería fantástico! ¡nunca he tenido una amiga chica!

Y nunca la tendrás.

—Genial... —La dejé en el baño y volví al salón. Seven había limpiado la mesa de la comida—. No tenías que hacerlo.

—No es nada, ya es tarde, debería irme.

—Quédate —propuse—, veamos una peli en Getflix.

—No debería, Hana, es mejor así.

—¿De qué habláis? —La zorra interrumpió.

—Nada, estaba despidiéndome, ya me iba.

—¡Te acompaño a la puerta! —Fue corriendo detrás suya. Pensaba matarla, maldita estúpida.

—Está bien, adiós, Hana.

—Adiós, Seven. —Se acercó para darme un beso inesperado en la mejilla.

—No te lo di antes —se rió—, adiós. —Se marcharon y me tumbé en el sofá para ver algo.

Tras navegar por el catálogo durante un largo tiempo sin ver nada que me llamara la atención, soño el timbre. Me levanté a ver quién era. Se trataba del pelirrojo.

—Hola... vine a ver esa película, si aún estoy a tiempo —Lo miré en la entrada por unos segundos, haciéndome la difícil.

—Lo siento, el puesto ya ha sido ocupado por mi amigo invisible, Tom. —Traté de cerrarle la puerta pero me paró.

—Venga, vamos... —esbozó una sonrisa y se coló dentro, tomándome por los aires para tumbarme en el sofá—. ¿Ya escogiste peli?

—Ayúdame tú. —Le pasé el mando y puse mis piernas sobre él.

—Qué comodona, jaja, está bien. —Mientras lo miraba pasar el catálogo, una y otra vez, pensé en lo guapo que se veía tan concentrado. En ese momento nuestros ojos se encontraron, y me sonrió. Volvió a mirar a la pantalla, y con la mano libre comenzó a acariciar mi tobillo. Aquel toque era celestial. Serás mío, solo mío. Caerás en mis redes, y nadie me lo impedirá.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Quiéreme [Parte I y Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora