8. Estoy en temporada

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Cuando llegué a casa encendí el portátil para ver las cámaras del pelirrojo y saber si había llegado. No estaba, maldita sea. ¿Dónde demonios se habría metido? ¿estaría con la tetona?

Me mordí el labio hasta hacerme sangre. Tenía que averiguar todo sobre esa furcia y eliminarla lo antes posible.

Me metí en las redes sociales de Seven y la encontré. Se llamaba Haruka y era japonesa. Al parecer era bastante popular entre todos. Tras una ardua investigación, accedí a su expediente, y averigüé su dirección y muchas más cosas sobre ella. Su padre tenía una serie de deudas pendientes, y encontré unos papeles que representaban un negocio turbio entre manos. ¿Cómo pagaba esas deudas? Utilizando a su hija de juguete sexual. Aquello era mucho más de lo que me esperaba encontrar, pero me serviría para lo que había pensado hacer con ella.

Por otro lado, ¿de qué conocería al hacker? ¿estaría involucrado de alguna manera debido a su trabajo en esos asuntos? Tenía muchas incógnitas en la cabeza.

Seguía abstraída en mis pensamientos tratando de hilar todos los puntos cuando escuché un ruiddo sospechoso tras la puerta, el sonido del código de entrada para acceder al piso, ¿alguien trataba de averiguarlo? ¿tal vez un ladrón?

Cogí mi cuchillo y me acerqué a la mirilla para ver de quién se trataba. Era alguien encapuchado, ¿qué diablos? Fuera quién fuera no sabía con quién se había metido.

Abrí la puerta sin miedo, y lo enfrenté. Lo único que vi fueron sus ojos brillantes verde esmeralda. Alcé mi cuchillo, sin más, y entonces este abrió mucho más los ojos, espantado. Se fue corriendo antes de que pudiera cumplir con mi cometido. ¿Qué cojones querría ese tipo? ¿y por qué trató de entrar?

Cerré la puerta y miré por la ventana para ver si lograba verlo de nuevo, pero ya se había ido.

Continué haciendo algunas tareas de la casa hasta que se hizo de noche. En ese momento llamaron a la puerta. Era Seven. Le abrí y esperé a que hablara.

—Hola, Hana, ¿puedo pasar?

—¿Por qué? —le respondí con sequedad.

—¿Qué te pasa? ¿estás enfadada?

—No, para nada. ¿Quieres algo?

—¿Hablar contigo? —continuó.

—¿Para qué?

—Estás enfadada. —Sacó conclusiones.

—Te he dicho que no —seguí negándolo aunque era cierto.

—Eres tú la que se fue con Zen —recriminó.

—¿Quién era esa chica? —No pude contenerme más, necesitaba preguntárselo.

—Nadie importante.

—La llevaste en tu coche —recalqué con furia contenida.

—Tú te subiste a la moto de Zen.

—¿Hiciste algo con ella? —seguí ignorando sus palabras.

—¿Qué?

—Ya me has oído.

—¿Te molestaría que lo hubiera hecho? —Solo pensarlo me daban ganas de sacar mi cuchillo e ir a por la zorra.

—¿Te importa que me moleste? —A juegos mentales no me ganaba nadie. Se quedó mirándome sin saber qué decir—. ¿O es que acaso no somos solo amigos? —dije con reproche.

—Claro que... claro que somos solo amigos. —Podía notar todas las dudas que se pasaban por su cabeza en ese instante.

—Entonces ¿por qué estamos discutiendo? —Fui un poco pasiva - agresiva.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora