✧ ─ 𝐋𝐀 𝐂𝐀𝐑𝐓𝐀

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El amor es un don, donde algunas veces, algunos, ganan los dos y otros no ganan ninguno.

Aquí estaba yo, escuchando las palabras repetitivas de mi lord. Un retrato, irónico, no?

-Oh mi mas grande heredera. - La voz de aquel retrato habló. - Por fin irás a Hogwarts - Comentó con notable resentimiento al pronunciar el nombre del colegio. - Al fin, todos te conocerán, todos los herederos de Slytherin abran de temer a la legítima heredera.

- Yo... tengo curiosidad por algo.- Hablé con un poco de nerviosismo.

- Habla y tus dudas desaparecerán.

Asentí. Tome valor y hablé:- ¿Qué pasará con el?

- Al decir "el" ¿te refieres a Tom?- habló con lentitud. A pesar de estar en un retrato, me ocasionaba mucho temor. Porque no sólo era un simple retrato, no. Era más que eso. Aquel retrato poseía una magia muy oscura y antigua, que permitía que éste, a pesar de estar en un retrato pudiera conjurar hechizos y dañar a los vivos.

- Sí. Se supone que el es el legítimo heredero.

- Te equivocas- dijo negando con una pequeña sonrisa en su viejo rostro.- Eso cree él. Eso deben creer los demás y tu debes de hacerle creer a los demás eso, incluso a Tom. Especialmente a él. Charlize, pueden tener millones de herederos, pero solo uno es el legítimo. No pueden a ver dos o más, solo es uno.- Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Con algo de temor, volví a hablar:- ¿Por qué yo?

- ¡¿Estás cuestionando las decisiones de tu mayor!?- Soltó con un notable disgusto.

- ¡No! ¡claro que no!- respondí con rápidez.- Sólo que me parece curioso que me hayas elegido a mí. Después de tantos años, siglos. Me eligió a mí ¿por qué? Tom a hecho incontables cosas que son dignas del puesto...

- No importa cuanto tiempo tuve que esperar, tu eres la mejor de todos, por eso te elegí. No necesitas mancharte las manos para ser digna del puesto. Tu potencial Charlize, es inigualable. Podría decir que es tanto grandioso como el mío- ¿Acaso estaba soñando? ¿Era real lo que habia escuchado?- Y no creerás que permitiría que un sucio mestizo fuera mi legítimo heredero, ¡no!- comentó con un puro desprecio.- Sólo alguien como tú es digna de tener mi legado completo. Sé que no serás una idiota como lo fueron tu bisabuelo, abuelo, tu tío y tu madre. No perderás tu estatus. Prometelo- exigió.

- Te prometo que no te defraudare.

Salazar con una sonrisa satisfactoria volvió hablar:- Si es así, creo que ya es hora que hagas la promesa de la herencia Slytherin. Repite después de mi - Ordenó. - Yo.... - Sin darme cuenta mi atención se esfumó de el, mi atención ahora estaba en aquel día. Aquel día en el cual me sentí extraña, pero viva.

Sentía envidia de aquellos muggles. Se veían tan felices son su hija en aquel parque. Yo también quiero sentirme así, pero simplemente parece que no nací para amar. Yo no tengo eso que llaman amor.

Tengo mucho, pero no tengo nada...

- No te escucho Charlize - Aquella voz rasposa hizo que mi piel quedara erizada

- Yo, Charlize Ginger Kliment Grindelwald Gaunt, heredera de las serpientes, prometo lealtad a la oscu-

Narrador universal

- Charlize!

- Padre - Un poco tensa habló

- ¿Qué haces aquí? ¿No recuerdas lo que hablamos? Fuera de aquí, debes de estar presente en el comedor.

- Cómo te atreves a hablarle así a tu superior! Repugnante ser vivo! - Exclamó el retrato con molestia.

- Es mi hija, es una niña. No tiene la edad necesaria para saber que hará en en futuro. Por ahora, yo decido que es lo que tiene que hacer! - protestó Gellert sin una pisca de temor

- Gellert! Fuera de aquí! Ahora!! - Una voz rasposa, pero femenina se escuchó. Era la madre de Charlize; Merope Grindelwald, de soltera Gaunt. - Pido disculpas por lo que ha sucedido- con nerviosismo suplicó la mujer.

- Eres un completo desastre mujer. ¿Defender a un sucio hombre? No puedo creer que mi descendencia cayera tan bajo. Largo de aquí, o no querrás morir.- Advirtió con enojo.

Charlize, ignorando lo que acababa de suceder habló:- Si me permite, iré al comedor, me están esperando. - Habló esperando el sí del retrato.

Pero antes de salir por aquella habitación oscura, Salazar habló:- Prométeme que no caerás tan bajo como esos seres que te dieron la vida.

- Lo prometo- mencionó con seguridad.

Salió por las grandes puertas de aquella habitación, topandose con su madre a pocos metros de esta.

Al acercarse a su madre, pudo percatarse de las lágrimas de la mujer.
- No debería afectarte lo que dijo. Nada es cierto, tu eres una gran mujer mamá, que lastimosamente ha sido golpeada incontables veces por la vida. El es un simple retrato.- Habló intentando que las lágrimas de los ojos de su madre dejaran de caer.

- Agradezco al mismísimo Merlín por permitirme tenerte- Dijo tomando el rostro de la pequeña albina en sus manos.- Perdóname cariño.

- Mamá ya hablamos de esto...

- Lo se, pero si yo hubiera aprendido de una buena vez que a veces las cosas no suceden como nosotros queremos, tu no estarías en esta posición.- Habló entre sollozos. - Ginger, prométeme que no seguirás los pasos de... de tu hermano. Prométeme que no seguirás ese tonto legado de desterrar a esas personas que simplemente no son puristas. Prométemelo por favor. - Rogaba tomando las manos de su hija.

Charlize apenas había cumplido los 11. Estaba totalmente confundido, qué se supone que tenía que hacer?

- Nos están esperando y ser impuntual no es lo mio- mencionó ignorando lo que su madre había dicho.

- Señorita Grindelwald. Que bueno verla. - Saludó aquel hombre pálido que utilizaba grandes trapos de ropa sobre el, más un turbante.

Pero Charlize caminó hasta su asiento sin expresión alguna, e ignorando al hombre por completo. Siendo honesta ella lo detestaba.

- Por qué de tantas cartas, es obvio que iré a Hogwarts. - Exclamó mirando seriamente a los presentes.

- Señorita Grindelwald, está usted segura? - El hombre tembló un poco de miedo al ver la mirada intimidante de la familia Grindelwald sobre el. - No serías mejor aceptar ir a Durmstrang? Digo, porque podrían sospechar de usted y..

- ¡Cállate! Eres un simple sirviente, no tienes derecho de opinar. Charlize tiene que ir a Hogwarts para agilizar mi regreso- Se escuchó la voz débil, pero rasposa de Tom.

- Pero mi señor, yo-

Un enojo inigualable se apoderó del cuerpo de Charlize- ¡Tu nada! ¡Cállate! ¡Ubícate o no querrás que te mate! - Amenazó luego de haberle arrebatado la varita a su madre. - No lo he hecho solo porque solo así Tom tiene donde reposar. ¡Pero te lo advierto! Una más y serás la cena de Plutón y Nagini.- Mencionó regresando la varita a su madre.

- Charlize qué hablamos de amenazar de esa forma.

- Gridelwald, tu más que nadie sabes que está bien que ponga en su lugar a quién no a puesto los pies en la tierra. - Se escuchó aquella voz rasposa y escalofriante.

- Regresando al tema. Iré a Hogwarts. Haré lo posible para acercarme a Potter para terminar las cosas rápido - Lo dijo muy poco segura, no quería ser parte de un asesinato de un niño de su edad el cual no tenia la culpa de ser mejor mago que Tom desde que era un bebe.- Y tu harás tu trabajo- Sentenció la albina, mirando fijamente a aquel hombre pálido.








𝐂𝐇𝐀𝐑𝐋𝐈𝐙𝐄 𝐆𝐑𝐈𝐍𝐃𝐄𝐋𝐖𝐀𝐋𝐃: 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜𝑠 𝑒𝑠𝑝𝑎𝑟𝑐𝑖𝑑𝑜𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora