✧ ─ 𝐋𝐀 𝐓𝐄𝐑𝐂𝐄𝐑𝐀 𝐏𝐑𝐔𝐄𝐁𝐀 ½

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El campo de quidditch estaba totalmente irreconocible. Un seto de seis metros de altura lo bordeaba. Había un hueco justo delante de ellos: era la entrada al enorme laberinto. El camino que había dentro parecía oscuro y terrorífico. Cinco minutos después empezaron a ocuparse las tribunas. La albina pudo ver a sus padres y hermana sentarse con los de Castelobruxo. El aire se llenó de voces excitadas y del ruido de pisadas de cientos de alumnos que se dirigían a sus sitios. El cielo era de un azul intenso pero claro, y empezaban a aparecer las primeras estrellas.

-Estaremos haciendo una ronda por la parte exterior del laberinto -dijo laprofesora Mcgonagall a los campeones-. Si tienen dificultades y quieren que losrescaten, echen al aire chispas rojas, y uno de nosotros irá a salvaros, ¿entendido?-Los campeones asintieron con la cabeza.

-Pues entonces... ya pueden irse -les dijo Bagman con voz alegre a los cinco que iban a hacer la ronda.

Los cuatro se fueron en diferentesdirecciones para situarse alrededor del laberinto.Bagman se apuntó a la garganta con la varita, murmuró "¡Sonorus!", y su voz,amplificada por arte de magia, retumbó en las tribunas:-¡Damas y caballeros, va a dar comienzo la tercera y última prueba del Torneode los tres magos! Permítanme que les recuerde el estado de las puntuaciones:empatados en el primer puesto, con ochenta y cinco puntos cada uno... ¡el señor Harry Potter del colegio de Hogwarts y la señorita Charlize Grindelwald del colegio Castelobruxo -Los aplausosy vítores provocaron que algunos pájaros salieran revoloteando del bosque prohibidoy se perdieran en el cielo cada vez más oscuro.

Después de que todos hicieran silencio, continuó-. Empatados, también, en el segundo lugar, con ochentapuntos, ¡el señor Viktor Krum, del Instituto Durmstrang y el señor Cedric Diggory del colegio de Hogwarts! -Más aplausos-. Y, entercer lugar, pero no menos importante, ¡la señorita Fleur Delacour, de la Academia Beauxbatons!..¡Entonces... cuando sople el silbato, entrarán Harry y Charlize! -dijo Bagman. Charlize parecía estar en su propio mundo. No reaccionaba ni siquiera por cortesía. Tenía un mal presentimiento, sin contar que el mango de su varita soltaba pequeñas vibraciones; peligro-. Tres... dos... uno...

Dio un fuerte pitido, y Harry y Charlize se adentraron rápidamente en el laberinto.Los altísimos setos arrojaban en el camino sombras negras y, ya fuera a causa desu altura y su espesor, o porque estaban encantados, el bramido de la multitud seapagó en cuanto traspasaron la entrada. Charlize sintió una extraña sensación, pero decidió ignorar aquello. Sacó la varita y susurró "lumos". Oyó a Harry que hacía lo mismodetrás de ella.

Después de unos cincuenta metros, llegaron a una bifurcación. Semiraron el uno al otro.-Hasta luego -dijo Harry, y tiró por el de la derecha, mientras Charlize decidió ir a elde la izquierda. La albina oyó por segunda vez el silbato de Bagman: Krum y Cedric acababan de entrar en ellaberinto. Charlize apresuró su paso.

El camino que había escogido parecía completamentedesierto. Giró a la derecha y corrió, sosteniendo la varita por encima de la cabezapara tratar de ver lo más lejos posible. Pero seguía sin haber nada a la vista. Su varita seguía teniendo leves vibraciones. Se escuchó por tercera vez, distante, el silbato de Ludo Bagman. Ya estaban todoslos campeones dentro del laberinto. La, antes slytherin, miraba atrás a cada rato. Sentía la ya conocida sensación de que alguien lovigilaba. El laberinto se volvía más oscuro a cada minuto, conforme el cielo seoscurecía. Llegó a una segunda bifurcación.

No sería tonta, así que puso en practica uno de los hechizos que hace poco había conocido, aun que temía que no funcionara.-Oriéntame -le susurró a su varita, poniéndola horizontalmente sobre lapalma de la mano. La varita giró y señaló hacia la derecha, a pleno seto. Eso era el norte, y sabía quetenía que ir hacia el noroeste para llegar al centro del laberinto.

𝐂𝐇𝐀𝐑𝐋𝐈𝐙𝐄 𝐆𝐑𝐈𝐍𝐃𝐄𝐋𝐖𝐀𝐋𝐃: 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜𝑠 𝑒𝑠𝑝𝑎𝑟𝑐𝑖𝑑𝑜𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora