𝐂𝐇𝐀𝐑𝐋𝐈𝐙𝐄 𝐆𝐑𝐈𝐍𝐃𝐄𝐋𝐖𝐀𝐋𝐃: 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜𝑠 𝑒𝑠𝑝𝑎𝑟𝑐𝑖𝑑𝑜𝑠

✧ ─ 𝐃𝐎𝐋𝐎𝐑𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐂𝐀𝐁𝐄𝐙𝐀 𝐒𝐀𝐏𝐎 𝐔𝐌𝐁𝐑𝐈𝐃𝐆𝐄

Dumbledore luego de unos minutos se puso de pie. Las conversaciones se vieron interrumpidas al instante y todos llevaron su atención al viejo. Pansy sintió alivio al ver que al menos la albina había comido algo, antes de que el plato desapareciera.

—Bueno, ahora que estamos digiriendo otro magnífico banquete, les pido un instante de atención para los habituales avisos de principio de curso—. Anunció Dumbledore—. Los de primer año deben saber que los alumnos tienen prohibido entrar en los bosques de los terrenos del castillo, y algunos de nuestros antiguos alumnos también deberían recordarlo. El señor Filch, el conserje, me ha pedido, y según dice ya van cuatrocientas sesenta y dos veces, que les recuerde a todos que no está permitido hacer magia en los pasillos entre clase y clase, así como unas cuantas cosas más que pueden revisar en la larga lista que hay colgada en la puerta de su despacho.

Hermione se caracterizaba por ser una muy buena estudiante, una que siempre prestaba atención. Pero esta vez, vagamente prestaba atención a lo que decía Dumbledore. Su atención estaba más con Charliz.

—Este año hay dos cambios en el profesorado—. Exclamó. Charlize levantó un poco su cabeza, para mirar quienes eran los nuevos profesores—. Estamos muy contentos de dar la bienvenida a la profesora Grubbly-Plank, que se encargará de las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas; también nos complace enormemente presentarles a la profesora Umbridge, la nueva responsable de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Pronto los aplausos se escucharon, pero se notaba que no eran aplausos de entusiasmo. Claramente solo lo hacían por educación.

Dumbledore nuevamente habló, sin embargo su discurso sobre el torneo de Quiddich se vio interrumpido por un sonoro y muy particular carraspe.

Confundido volteó, encontrándose con aquella profesora baja estatura y cuerpo rechoncho, de ojos saltones y cabello corto y rizado de color café. La cual llevaba ropa de color rosa chillón, y feos y exagerados anillos en los dedos. Charlize hizo una mueca al ver el físico de esa mujer. Y ni de hablar de Pansy, casi le da un infarto al ver el "poco gusto por la moda" de aquella mujer.

Dumbledore interrogó con la mirada a la profesora Umbridge. Sin aviso alguno, la mujer se lavanto. Todos los presentes quedaron aun mas confundido. Nadie comprendia por qué aquella mujer habia sido capaz de interrumpir al director.

Antes de que Albus prosiguiera en su discurso, se vio interrumpido nuevamente. Sin duda alguna esa mujer ya no le caia bien a mas de uno, entre esos Charlize Grindelwald.

— Ejem, ejem—, fingió aclarar su garganta. Los alumnos y profesores captaron las intenciones de la mujer; de que pretendía pronunciar un discurso.

Dumbledore sólo vaciló unos segundos; luego se sentó con elegancia y miró con interés a la profesora Umbridge, como si lo que más deseara fuera oírla hablar. Otros miembros del profesorado no fueron tan hábiles disimulando su sorpresa. Las cejas de la profesora Sprout habían subido hasta la raíz de su airosa melena, y la profesora McGonagall tenia el ceño fruncido y sus labios en linea.

Era la primera vez que un profesor nuevo interrumpía a Dumbledore. Muchos alumnos sonrieron; era evidente que aquella mujer no tenía ni idea de cómo funcionaban las cosas en Hogwarts.

— Gracias, señor director—, pronunció la profesora Umbridge con una sonrisa tonta. Su voz chillona era irritable. Con aquellas simples y falsas palabras Charlize se sentia irritada. Y eso que las palabras no eran para ella—, por esas amables palabras de bienvenida.

—¡Bien, en primer lugar, quiero decir que me alegro de haber vuelto a Hogwarts! - Sonrió, enseñando unos dientes muy puntiagudos— ¡Y de ver tantas caritas felices que me miran!— Varios alumnos la miraron incrédulos— ¡Estoy impaciente por conoceros a todos y estoy segura de que seremos muy buenos amigos!