✧ ─ 𝐁𝐄𝐒𝐎𝐒 𝐈𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓𝐄𝐒

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— Sabes, cuando me fui a Castelobruxo, logré entrar al equipo de Quiddich—. comentó con una pequeña sonrisa mirando a Hermione, quien miraba un álbum lleno de fotos de Charlize. El cual hace un día le había llegado; había sido un regalo de Vinda, le extraño que se arriesgara a mandarle obsequios, mas le agradeció mediante Dumbledore.

— ¿En serio?— preguntó dirigiendo su atención a la albina.

— Jugaba como buscador—. Aquello sorprendió a Hermione—. Al principio comencé como la suplente del capitán del equipo. El se había lesionado, así que yo debía ocupar su puesto.

— Harry, Ron y Ginny se volverán locos cuando les diga—. comentó divertida sin poder creerlo—. ¿Por qué no haces la prueba para entrar al equipo de slytherin?

— Los que están en el equipo son unos idiotas—. respondió sentándose al lado de la castaña.

— Draco está en el equipo.

— ¿Y?

— Es tu amigo.

— Eso no quita que no sea un idiota—. respondió alzando los hombros, logrando que Hermione se echara a reír—. Además, le tengo pavor a subirme a una escoba de nuevo.

La risa de Hermione se detuvo al escuchar aquello—. ¿Por qué?

— Porque mientras estudiaba en Castelobruxo, tuve un pequeño accidente mientras jugaba Quidditch—. La expresión de la castaña literal expresaba lo muy atónita que había quedado. Charlize se echó a reír entre dientes antes de continuar al ver el rostro interrugativo de la gryffindor—. Bueno, puede que me haya caído  de una gran altura...me fracturé un brazo y tres costillas. Fue un poco doloroso, pero nada serio.

—  ¡Dios mío! ¡¿Nada serio?! ¡¿Un poco doloroso?! ¿Cómo te atreves? No puedo creer que te estés riendo de eso—. Charlize se encoge de hombros, todavía sonriendo.

— Qué puedo decir, supongo que tengo una habilidad natural para caerme con estilo.

Hermione no pudo evitar reírse ante la actitud despreocupada de Charlize, aunque siguiera preocupada por su bienestar.

— Eres una loca, Charlize. Pero me alegra que estés bien y que eso no ocurriera aquí, porque si hubiera ocurrido aquí me hubiera dado un paro cardíaco.

— Fue una experiencia salvaje—, admitió—, pero estoy bien ahora. Y gracias pero no es necesario preocuparte. Ya pasó.

— Eso fue mas que salvaje... ¡Deja de reírte!— regañó la castaña al ver como la albina seguía riendo de su propia desgracia.

— Sí, definitivamente fue una experiencia interesante. Después de todo, ¿quién necesita un brazo completamente funcional cuando puedes tener uno roto y presumir de tu valentía en el campo de Quidditch?— Hermione no puede evitar reírse ante la exageración de Charlize.

— Charlize, eres increíble. Solo tú podrías convertir un accidente en una anécdota tan divertida.

— ¡Claro que sí! Eso es lo que pasa cuando mezclas un poco de imprudencia con demasiada confianza en una escoba voladora—. Hermione sigue riendo, disfrutando de la actitud positiva y el humor de Charlize. Sin duda alguna, la castaña amaba ese comportamiento de Hermione. Daría todo para que la albina siempre fuera así. Para que no sufriera.

— Bueno, espero que hayas aprendido la lección y seas un poco más cuidadosa la próxima vez que juegues Quidditch.

— ¡Por supuesto! Aunque no pretendo volver al campo de Quidditch... O eso creo—.La castaña sacudió la cabeza con una sonrisa, sabiendo que Charlize siempre tendría una sorpresa bajo la manga.

𝐂𝐇𝐀𝐑𝐋𝐈𝐙𝐄 𝐆𝐑𝐈𝐍𝐃𝐄𝐋𝐖𝐀𝐋𝐃: 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜𝑠 𝑒𝑠𝑝𝑎𝑟𝑐𝑖𝑑𝑜𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora