Amantes (Kick x Kendall)

Capítulo 24

Narrador/a:

— Sí, sí lo sé, pero esta vez creo que estoy perdiendo la cabeza — Kick se sujetó la frente con frustración

— La cabeza la perdiste hace tiempo, específicamente desde el día en que se te ocurrió besar a Kendall en el maldito cine

Estaban sentados en el restaurante de la familia del rubio, estaban solos pues el local estaba cerrado así que aprovecharon para conversar.

— Cómo tu mejor amigo tengo el deber y el placer de decirte "Te lo dije".

— Disfrutalo sabiamente

— Bien dejando eso en claro pongamos las cosas en su lugar y ya te di el consejo de buscarla, cuéntame mas, Tu y Kendall volvieron a caer en el pecado de la tentación y de la lujuria, Jackie los vio y ahora estás en problemas ¿Es así?

— Más o menos, no solo eso, Kendall quiere participar en la competencia

— En pocas palabras se te juntará el ganado

El acróbata lo miró fastidiado, no estaba para bromas, no ahora que estaba considerando la idea de hablar con un psicólogo.

— Ella me vuelve loco hermano, hay algo en ella que no comprendo pero me hace perder la cabeza, me hace hacer tonterías y pensar cursilerías.

— Estás jodido, bien, te daré otro consejo y mírame — Lo obligó a mirar fijamente a sus ojos, el vikingo comenzó a hablar con total seriedad — Todo comenzó con una tontería de niños, pero está vez es más complicado ¿Sabes porque? Porque ahora tanto tú como ella tienen pareja y Reynaldo junto con Scarlett no se merecen tal traición, si se llegan a enterar, Dios quiera que no muy pronto, tendré que conseguirte pasajes de vuelo a otro continente, si es que no te matan primero

— Estoy pensando en suicidarme — Respondió con sarcasmo

— Es una opción pero no la más razonable, ¡la más razonable es que te decidas de una vez! Esto te está consumiendo y te acabará, acabará con tu reputación, tu carrera que va empezando y tiene pinta de ir por buen camino, acabará con tu relación de AÑOS ¡y acabará con tu familia!. Tu mismo me dijiste que tú papá odia a los Perkins y tú vas y te metes con una de las hijas del matrimonio Perkins ¡Es que tienes tendencias suicidas!

— ¡Ya lo se cabron ya lo se! Pero no puedo evitarlo ¿No dijiste que tenía que buscarla?

— búscala para que deje de estar enojada y luego decide si te quedas con ella o no además, ¡¿Que tiene Kendall que te enloquece?! No lo logro entenderlo

¿Que tenía Kendall? Ni el mismo lo sabe, la rubia logro seducirlo con sus gritos y le dió inicio a un trastorno de sadomasoquismo en el acróbata que lo estaba llevando a la cordura.
La odiaba pero la amaba, eso lo tenía claro, lo que no tenía claro es como sucedió ¿Que hechizo utilizo esa bruja para enamorarlo? Para entrar en su cuerpo, recorrer sus venas y nervios hasta esparcir su veneno por su mente y corazón y dejarlo al borde de la más deliciosa muerte que le comenzaba ya a susurrar en el oído invitándolo a cruzar el límite entre la vida y la muerte.

Quizás si era suicida, quizás si tenía tendencia a hacerse daño a si mismo pues Kendall era el cuchillo con la punta más filosa de todas y a él le encantaba pasar tal cuchillo por sus muñecas, pecho y piernas sintiendo el daño inundar sus sentidos y conciencia, ella era la diabla más experta en su trabajo, seducir a ese pobre mortal durante las noches, más específicamente las noches dónde el acróbata soñaba con los ojos de ella, con sus labios, su tacto y su cabello rubio el cual parecía brillar más que el sol al medio día, sofocando al pobre con su bello olor a rosas haciéndolo suspirar pero no precisamente de calor, si no de amor, de pasión, de ilusión, aquellas sensaciones que le ataban los pies evitando huir de ese bello sol.