Capitulo 12
El juicio.
Era ya de día cuando Aizen se acercó a la habitación de Renji para ver como se encontraba el pelirrojo. Lo cierto era que no soportaba no tenerlo a su lado. Era como una obsesión. No sentía afecto alguno por el muchacho, es más, disfrutaba haciéndole sufrir. Por eso mismo, no podía permitir que muriera todavía. Aun tenía en mente un sinfín de torturas que se moría por poner en práctica con su juguete preferido. Entró en el cuarto en penumbra y encendió la luz principal. Al observar la habitación, sintió como su ira aumentaba exponencialmente. La alcoba en sí, estaba vacía. La ropa ensangrentada de Renji se encontraba tirada en el suelo y lo más preocupante, era la ausencia del pellirrojo y su hija. Él sabía de sobra que en el estado que dejó al teniente era imposible que se hubiera recuperado para poder moverse de la cama. Sin más, se fue a buscar a la última persona que estuvo con el pelirrojo. Le encontró molestando a Starrk como era ya su costumbre. Con un gesto de su mano, le ordenó que saliera al pasillo para poder hablar con él.
-Gin, ¿Dónde está Renji? ¿No te habrás atrevido a curarle, verdad?- Dijo esbozando una tenebrosa sonrisa.- Si me has desobedecido sabes que tendrás que ser castigado.- Concluyó acercándose hasta acorralarlo contra una pared.
- Por supuesto que no, Aizen-taichô.- Le contestó sonriendo.- Anoche le traje a su cuarto y no le he vuelto a ver.- Gin mantenía su máscara juguetona.
- ¿Dónde está?-Aizen se estaba cansado de no tener respuestas que le satisficieran.
- Ya te he dicho que no lo sé. Lo mejor es echar un ojo a las cámaras de vigilancia y lo sabremos.-
- Llevas razón. Vamos, Gin.- Dijo el castaño poniendo rumbo a la sala de control de su palacio.
En unos minutos ya se encontraban en el lugar repasando las grabaciones de la noche anterior. En ellas se veía a Gin llevar al pelirrojo a su habitación y luego salir de allí. Lo que enfureció al antiguo capitán fue ver la llegada de Orihime acompañada de Grimmjow. Supo al instante que la llevaba allí para que sanara a Renji. Y después nada. El siguiente movimiento era el suyo propio entrando en la habitación. Eso solo podía decir una cosa. Se habían fugado con la ayuda del 6º Espada.
-Maldito traidor desagradecido. Esto no quedará así.- El castaño abandonó la sala seguido por su lacayo.
Fueron directos a la sala de juntas. En pocos minutos había convocado una. Cuando ya todos estuvieron presentes, Aizen se dirigió a ellos.
-Mis queridos Espadas, como ya habréis notado, uno de nosotros no está aquí hoy. Grimmjow ha tomado la decisión de traicionarnos y para mayor pecado, se ha llevado a varios de nuestros aliados. A parir de hoy, vuestra máxima prioridad es traer de vuelta a dichos aliados junto con la cabeza de Grimmjow. Quien logre este cometido, será recompensado generosamente. ¿Alguna pregunta?- Aizen recorría con la mirada a todos sus soldados.
- ¿Tenemos que traer con vida a el resto?- Preguntó Ulquiorra.
- Si, solo quiero que matéis a Grimmjow pero si le traéis con vida tampoco me importa. En ese caso, seré yo quien me ocupe de darle su merecido. Si no tenéis más dudas podéis retiraros.- Sosuke dio por terminada la reunión.
- Si, Aizen-Sama.- Contestaron todos al unísono para luego irse cada uno por su lado.
Y mientas que Aizen pensaba en una manera de hacer pagar a Renji por su osadía de abandonarle, el pelirrojo se incorporaba en el catre de su celda.
No había pegado ojo en toda la noche. Su cabeza bullía llena de pensamientos. No paraba de darle vueltas a todas las cosas que le habían pasado desde que despertase en Hueco Mundo. Y de lo único que en ese momento estaba seguro, era que podía confiar en el hombre que le miraba con cariño sentado a su lado. Byakuya no levantó su mirada en toda la noche de la silueta que descansaba en el camastro. Él tampoco podía parar de pensar en todo lo sucedido en los últimos años. Ahora, la muerte de Renji era como una pesadilla de la que acababa de despertar. Al notar que el pelirrojo se incorporaba se animó a hablarle. Sabía que no había dormido tampoco, pero no dijo nada. Pensaba que al igual que él, necesitaba tiempo para poner en orden sus sentimientos y pensamientos.
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Te extraño tanto.
Hayran KurguRenji y Byakuya se aman desde lo más profundo de su corazón. Pero a veces, el destino nos juega malas pasadas y perdemos lo más importante en nuestras vidas. ¿O tal vez ese mismo destino nos aguarde gratas sorpresas?