Oí como sonaba el despertador y no pude evitar gruñir. Solo quería seguir durmiendo y volver a soñar con mi vida en España. Enfurruñada, tiré el despertador al suelo y me abracé todavía más a la almohada.
Toc toc. Volví a gruñir. Toc toc. Metí la cabeza debajo de la almohada.
Tisha: Anahí, cielo, vas a llegar tarde si no te das prisa.
Decidí ignorarla. Estaba demasiado cansada.
Tisha: ¿Anahí?
Anahí: No quiero ir.
Entonces, mi madre abrió la puerta de golpe y entró muy enfadada.
Tisha: ¡¿Qué no quieres ir?! ¿Porqué? Venga va, levántate ya. Tu hermano ya se ha ido. Quería entrenar un poco antes en las pistas de atletismo.
Me mordí la lengua. Me daba igual lo que hiciera mi hermano. A él no le iban a hacer la vida imposible como a mi. ¿Cómo se le decía a una madre que ibas a ser asesinada por unos mafiosos y por las novias de esos mafiosos? Bufé. Me miraría como si estuviera loca porque sonaba muy surrealista, demasiado.
Anahí: Es que tengo mucho sueño. - le mentí -. He pasado mala noche.
Tisha: Pues haberte acostado antes. - me quitó las sábanas y la almohada.- ¡Venga!
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Estaba llegando al instituto. Obviamente, mis súplicas le habían dado igual a mi madre. Prácticamente me sacó a rastras de la cama, e incluso, me llevó a empujones al baño para que me preparase.
Miré a mi alrededor. Tanta riqueza me sobresaltaba y agobiaba. ¿Qué pintaba yo ahí? Me sentía completamente fuera de lugar, no tenía sentido que estudiase ahí. Además, no necesitaba ese maldito nombre en mi currículum el día de mañana.
Decidí volver a casa y confesarme a mis padres para que me dejen salir del instituto. Prefería estar un año de parón o lo que fuese, antes que estar ahí dentro. Mientras salía del instituto, vi a Teo entrando. Iba muy agachado para que la gente no lo mirase a la cara y podía notar la manera en la que temblaba de miedo. Suspiré y decidí que debía enfrentarme a mi nueva vida en Chilton. Algo en mi interior me decía que debía estar ahí. Podía sonar de locos, pero eso sentía. Era como si el destino me tuviese algo preparado y por mucho que quisiese, no pudiese escapar de él.
¿Saben qué? Otra vez mi taquilla no se abría. ¿Qué demonios pasaba ahora? ¿Es que no podía tener ni un poquitín de suerte? Estuve un buen rato peleando con ella, pero vi que no conseguía nada. Por lo menos, el libro de la siguiente clase, Matemáticas, lo tenía en la bandolera. Suspiré y fui a la clase.
Tuve que explicarle al insoportable y malhumorado de mi profesor que había tenido un problema con la taquilla, pero me costó más hacerle creer que no mentía. Cuando iba a sentarme en el pupitre que me había señalado, vi que esa clase la compartía con Dulce y Angie. ¡Genial! Eso solo me podía pasar a mí.
Otra sorpresa fue ver a Teo al lado de mi mesa, absorto, leyendo su libro de cálculo. Notó que alguien se había sentado a su lado y me miró. Primero puso cara de asombro y luego de miego. Así que volvió su atención al libro. ¿Qué le pasaba? ¿Acaso era una bruja?
Sonó el timbre anunciando el final de la clase. Todos se levantaron sin esperar al que el profesor terminase de hablar y se marcharon. Dulce pasó por mi lado y me dio un codazo a todas mis costillas. Angie que iba detrás de ella aplaudió y comentó con malicia:
Angie: ¡Lo que nos faltaba, otro becado!
Dulce: Cada vez este instituto tiene menos prestigio - dijo con una sonrisa mezquina en su rostro.
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PONNY Y BARKEN [COMPLETA]
Teen FictionAlfonso me empotró contra la taquilla, haciéndome daño en la espalda. Ahogué un gemido de dolor y le mantuve la mirada lo mejor que pude. - Me parece que no lo entiendes Anahí. No había nadie por el pasillo por si necesitaba chillar, suplicar por ay...