Enrique: ¿Vas a salir?
Me giré y vi a mi padre, apoyado en el marco de la puerta. Asentí y volví la vista al conjunto de ropa que estaba sobre mi cama. Mi padre pasó y se sentó en el sillón de la esquina.
Enrique: ¿Eres feliz con ellos?
Me giré sorprendida por su pregunta.
No tuve que preguntarle sobre a quienes se refería, pues lo sabía muy bien. Sinceramente, si me hubiera preguntado eso al principio, habría acabado llorando y gimoteando como una bebé. En cambio, ya no sentía asco u odio cuando estaba con ellos. No sabía muy bien si podía decir que era amor, pero con ellos me sentía genial. El tiempo pasaba más deprisa y cuando nos despedíamos solo podía pensar en la próxima cita.Anahí: Me hacen feliz. - le respondí sincera.
Enrique: Pero, ¿los amas? - me escrutó con la vista y no pude evitar encogerme de hombros.
Anahí: No estoy segura de si los amo, pero sé que me siento bien con ellos.
Me sonrió encantado.
Enrique: Eso me alegra, Anahí. Ni siquiera te imaginas cuanto. - dijo risueño.
Sé que trataba de demostrar su felicidad, pero no me engañaba.
Anahí: No te caen bien, ¿verdad? - me reí.
Negó con la cabeza repetidas veces.
Enrique: No los odio, hija, pero debo reconocer que me hubiera gustado que te fijaras en otros.
Hice un hueco en la cama y me senté para mirarlo de frente mientras hablábamos.
Anahí: ¿Qué tipo de chico?
Enrique: La verdad es que jámas pensé que te fijarías en niños ricos. - comentó casi para si mismo. - Siempre pensé que tu novio sería un chico sencillo.
Tuve el sentimiento de querer defender a Christopher y Alfonso.
Anahí: Tú no los ves como yo, papá.
Enrique: Eso es evidente. - murmuró. - Sé que te quieren porque se ve en cada gesto y mirada. Solo por eso los tolero. - me guiñó el ojo.
Yo reí y acabé suspirando.
Anahí: ¿No tienes la sensación de que nuestra vida a cambiado por completo?
Enrique: Es que así ha sido, Anahí. Hace meses tu abuela vivía y todos teníamos nuestra vida en España. De golpe y porrazo nos mudamos y nos toca empezar de cero en otro sitio. - hace una ligera pausa. - Entrán en un instituto de alta sociedad, a mi me ascienden, te echas de novios a dos millonarios o multimillonarios... - se quedó dudando. - ¿Qué son?
Anahí: No tengo ni idea. - me reí muy divertida por su duda. - No les he mirado la cartilla del banco. - me quedé un segundo pensativa. - A Aarón lo aceptabas, incluso lo apreciabas. ¿Por qué a Christopher y Alfonso no?
Enrique: A lo mejor tengo prejuicios con los ricachones, hija. No te lo tomes a pecho. Tampoco es como si te hubiera prohibido estar con ellos, ¿no? Eso significa que tampoco les tengo tanta tirria.
Me mordí el labio inferior para evitar replicar con diversión.
Anahí: Todavía recuerdo la tensión en la cena familiar cuando salió a colación el tema de negocios.
Enrique: ¿Qué se le va a hacer? Hay opiniones que son imposibles de cambiar. Yo no intento convencerlos, pero ellos a mi tampoco. Es lo mejor.
Asentí. Tenía razón. Algo que me divertía por dentro era pensar lo que opinaría mi padre si supiera lo del chantaje. Seguramente los mataría o estaría tentado.
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PONNY Y BARKEN [COMPLETA]
Teen FictionAlfonso me empotró contra la taquilla, haciéndome daño en la espalda. Ahogué un gemido de dolor y le mantuve la mirada lo mejor que pude. - Me parece que no lo entiendes Anahí. No había nadie por el pasillo por si necesitaba chillar, suplicar por ay...