Temblé de pánico y vi como Alfonso se levantaba de la silla, observándome con furia en los ojos. Me agarró del brazo y tiró con fuerza, aplastándome contra su pecho. Me arrancó con fuerza el parche, enseñándoles a todos el chupetón. Aunque intenté ocultarlo con las manos, no pude, Christopher me las mantuvo tras mi espalda.
Alfonso: ¿Quieres que te haga otro como castigo?
Alfonso pronunció esa pregunta en voz muy alta. ¡Maldito! Todo el mundo lo debió de haber oído. En menos de media hora, todo el instituto lo sabría.
Anahí: ¡Muérete!
Me sorprendía el odio que sentía en mi interior. Era como un grifo abierto. Por más que quisiera, ya no podía cerrarlo.
Alfonso: Respuesta errónea.
Me puso sobre su hombro, clavándome el hueso de la cadera y me sacó de allí; seguido por Christopher, quien no sonreía ni un poco. Pedía ayuda a gritos, pero nadie me ayudaba. Ni los profesores hacían nada por echarme una mano. Lágrimas caían por mis mejillas y Christopher las veía, pero no decía nada.
Entramos en un laboratorio de física y química que estaba vacío. Christopher se apoyó sobre la puerta y se cruzó de brazos. Alfonso me acercó a la mesa de la profesora, empotrándome contra ella. Estaba de espaldas a mí.
Alfonso: Christopher, ¿Crees que unos azotes ayudarán a no tener la lengua tan suelta?
Me paralicé. Debían decirlo en broma. No podían decirlo en serio.
Christopher se pasó la mano por la mandíbula, mientras se acercaba. Me miró de arriba y abajo y dijo:
Chris: Yo preferiría castigarla de otra manera, - me sonrió pervertidamente - pero algo me dice que para eso aun no está preparada.
Alfonso pasó la mano por mi trasero, acariciándolo y yo temblé.
Alfonso: Sí, un buen castigo es que te folláramos los dos. Uno por tu coño y otro por tu culito, pero estoy seguro de que no quieres eso, ¿O sí?
Sollocé y forcejeé con las pocas fuerzas que me quedaban. Alfonso sujetó con fuerza mi cabeza desde la nuca y me acercó a él.
Alfonso: Si no te quedas quieta, te va a doler más. ¿Quieres eso?
Lloré y negué enérgeticamente con la cabeza. Jamás había tenido tanto miedo como en aquel momento. Era virgen y, si practicar sexo con Aarón ya me paralizaba, no quería imaginar lo que sentiría ser violada por esos malditos.
Chris: Me parece Alfonso que nuestra chica ya lo entendió. Bastará con unas buenas palmadas en el trasero.
¡No, no, no! No iba a permitir que me pegaran. Jamás de los jamases les iba a permitir que me tocaran un pelo.
Anahí: ¡Fuera! Dejénme en paz, maldición. ¡Sueltenme! - lloraba mientras les gritaba.
Alfonso: Shhhhh, ya es tarde para arrepentimientos. La próxima vez no nos faltarás al respeto.
Intenté golpearlos, pero Alfonso me echó hacia delante, dejando mi cuerpo apoyado sobre la mesa. La estaba empañando de lágrimas que no dejaban de caer por mi rostro.
Alfonso: Vamos a hacer una cosa.- dijo mientras me subía la falda a la cintura. ¡Deseaba morirme en aquel momento! -. Si no te resistes, solo serán diez azotes, pero si lo haces, estaremos hasta que lo tengas tan rojo como una manzana, ¿entendido?
Ni siquiera le contesté. Pensaba que empezarían los golpes, pero para mi mayor mortificación, deslizaron mis bragas hasta mis tobillos. Me agité e intenté arañarle el rostro, pero Christopher me paró antes de que me diera tiempo.
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PONNY Y BARKEN [COMPLETA]
Teen FictionAlfonso me empotró contra la taquilla, haciéndome daño en la espalda. Ahogué un gemido de dolor y le mantuve la mirada lo mejor que pude. - Me parece que no lo entiendes Anahí. No había nadie por el pasillo por si necesitaba chillar, suplicar por ay...