Entré a la cocina nada más despertarme con un hambre voraz, pero al ver lo que estaba pasando, sonreí. Mi padre estaba tarareando cansiones de Serrat mientras hacía mi desayuno favorito, tortitas. Me senté en la mesa de la cocina de forma impaciente. ¿Podía empezar mejor el día?
Enrique: El desayuno de una reina para una princesa.
Vi lo doraditas que le habían salido y sin darme cuenta pasé la lengua por mi labio inferior. ¡Ya las estaba saboreando! Mi padre se dio cuenta de mi gesto y se rió como si yo no tuviera remedio. ¿Cuánto hacia que no cocinaba tortitas? Bastantes meses diría yo.
Anahí: ¿Solo vamos a desayunar nosotros? - le pregunté al ver que no había rastro de mi madre ni de Diego.
Enrique: Sí, tu madre tenía que ir al banco por tema de facturas y al parecer tu hermano tenía que ir hoy antes para llevar el papeleo para la competencia.
Empezó a sacar las tortitas del sartén y a ponerlas en dos platos. Los trajo a la mesa y antes de sentarse se dirigió a la nevera. Me miraba mientras abría la puerta y solo pude sonreír con emoción al ver que sacaba chocolate y nata.
Anahí: ¡Dios! ¿Es qué he hecho algo muy bueno? Estás cumpliendo mi sueño.
Enrique: ¿Este es tu sueño? - se rió.
Anahí: Bueno, si me lo comiera sobre Brad Pitt estaría mejor.
Mi padre puso cara de espanto y yo me reí todavía más.
Enrique: No es lo que me gustaría oír de la boca de mi pequeña. - comentó un poco ruborizado.
Anahí: Ya no soy tan pequeña, papá.
Enrique: No me lo recuerdes. - se puso nostálgico. - Prácticamente fue ayer cuando te aferrabas a mi pierna llorando para no entrar al jardín de niños.
Gemí mientras me tapaba la cara con vergüenza.
Anahí: ¿Siempre tienes que recordármelo?
Enrique: Lo haré incluso hasta después de tu boda. - sonrió. - ¿Te gustan?
Ya los estaba devorando y solo podía asentir, pues tenía la boca muy llena. ¡Me sabían a gloria! Que me hubiera hecho tortitas para desayunar me traía muchos recuerdos a la cabeza. Muchas veces las hacía los domingos, era casi como una tradición. Hasta Aarón venía muchas veces y desayunaba con nosotros, antes de irnos él y yo a dar una vuelta.
Enrique: Come despacio. Nadie te lo va a quitar.
Anahí: Así lo disfruto más. - reí.
Enrique: Quería recompensarte. - soltó mientras me miraba con orgullo.
Tragué y lo miré confusa, sin entender a que se refería.
Anahí: ¿Recompensarme por qué?
Enrique: Estoy seguro de que Columbia va a aceptarte. - dijó convencido.
De golpes las tortitas empezaron a caerme mal. Estaba siendo un gran momento entre él yo. ¿Por qué había tenido que salir ese tema? Bebí un sorbo de zumo.
Anahí: Aun no se sabe nada, papá.
Enrique: Pero te aceptarán. - dijo muy seguro de si mismo. - Y si no, iré a decirles cuatro cosas.
Me puse un mechón de cabello detrás de la oreja con nerviosismo.
Anahí: Hablamos de Columbia, papá. Es una de las mejores universidades en el mundo. - le comenté. - No debemos hacernos ilusiones por si no me aceptan.
Enrique: Anahí, cariño, estoy plenamente convencido de que...
La voz de Malú sonó en mi teléfono. Vi que era Christopher y contesté.
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PONNY Y BARKEN [COMPLETA]
Teen FictionAlfonso me empotró contra la taquilla, haciéndome daño en la espalda. Ahogué un gemido de dolor y le mantuve la mirada lo mejor que pude. - Me parece que no lo entiendes Anahí. No había nadie por el pasillo por si necesitaba chillar, suplicar por ay...