PONNY Y BARKEN [COMPLETA]

31: El Mejor Fin De Semana De Mi Vida

Unas suaves caricias y besos en mi espalda me despertaron. De mi rostro emergió una sonrisa natural y feliz. ¿Podía existir una mejor forma de despertarse? Lo dudaba bastante. En ese momento era la mujer más contenta del mundo entero.

Chris: Despierta, dormilona.

Anahí: Noo. - me acurruqué más.

Chris: ¿Vas a desaprovechar nuestro último día en la cama? - bromeó mientras me mordisqueaba el hombro.

Anahí: ¡Auu! - me quejé.

Intenté golpearlo, pero era muy difícil acertar si una no sacaba la cabeza de debajo de la almohada.

Chris: Te damos quince minutos. - me beso la espalda. - Te esperamos para cenar.

En cuanto escuché el portazo, me giré de golpe, mirando el techo del dormitorio con cara de boba. Reí como una loca mientras pataleaba la cama con felicidad. Si no hubiera sido porque me dolían tanto mis partes sensibles, habría seguido dando botes de alegría.

Decidí que me convenía más levantarme de la cama y ducharme para ver si así dejaba de dolerme tanto. Aun así, debía reconocer que ese dolor tenía un punto placentero. Me recordaba que mis dos hombres habían estado ahí, embistiéndome con gran pasión.

Anahí: ¡Dios! - me tapé la boca emocionada.

¿Cómo no me había dado cuenta? Nunca me habían enseñado su faceta cariñosa. ¿Esto era lo que me esperaba de ahora en adelante?

Como si fuera una niña, salté de la cama al suelo y tomé todos los pétalos del suelo que me cabían en las manos y los lance al aire. Cualquiera que me viera, pensaría que era una lunática; pero lo cierto era que estaba enamorada.

Nunca pensé que podía llegar a sentir algo así. Y pensar que creí que lo que sentía por Aarón era amor... Cuan equivocada había estado al momento. La felicidad la tenía al alcance de mi mano, pero había estado demasiado ciega para darme cuenta.

Ya era hora de recuperar el tiempo perdido.

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Alfonso: Nena.

Los dos me recibieron con una gran sonrisa. Estaba demasiado perezosa, así que me había puesto la camisa que llevaba Christopher el día anterior. Noté lo mucho que le gusto este gesto, pues vi aprobación en su mirada.

Chris: Ven a desayunar, cielo.

En vez de sentarme en una silla, me puse sobre las piernas de Christopher. Mis ojos de abrieron de par en par mientras alucinaba. ¿Solo íbamos a cenar los tres? Parecía que iba a comer todo un regimiento.

Entonces giré la cabeza para mirar hacia la cosina y lo que vi me hizo estallar en risas y señalar a Alfonso.

Anahí: ¡No puede ser!

Me tapé la boca con las manos, tratando de disimular mi risa, pero no había forma.

Alfonso miró hacia la zona que estaba viendo antes de reírme. Cuando se dio cuenta de lo que pasaba, acribilló a Christopher.

Alfonso: Te dije que las tiraras, cabrón.

Chris: ¿El qué? - cuando vio el objeto de mis risas puso cara de inocente. - Se me olvidó.

Alfonso: Te voy a...

Seguí riéndome. Sinceramente, su fastidio solo me divertía más y más. ¡Qué hermosa era la venganza!