27: El Dilema Del Vestido

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Anahí: ¿También reservaron el restaurante entero?

Mis novios me estaban llevando a cenar a uno de los restaurantes más selectos de Nueva York y yo no me podía resistir. Tenía que burlarme inconcientemente de ellos.

Alfonso: Ja, já. - finjió resirse. - Si quieres llamamos. Aun estamos a tiempo, ¿verdad Christopher?

Chris: Pues claro, cielo. - le siguió el juego.

Anahí: Mejor se quedan quietos. De verdad que son un peligro.

Los dos empezaron a reírse y yo negué divertida con la cabeza. Mis días de noviazgo con Christopher y Alfonso pasaban rápidamente. Era como si el tiempo no estuviera presente. A veces me daba la sensación de que había empezado a salir con ellos el día anterior, pero la verdad era que ya llevaba con ellos mes y medio.

Chris: Te encantará el restaurante, cielo.

Anahí: ¿Por qué estás tan seguro? - le guiñé el ojo.

Alfonso: Porque sí.

Anahí: ¿Ahora también vas a responder por mi?

Chris: Eh, niños, que haya paz.

Está vez nos reímos Alfonso y yo. Las cosas entre los tres iban genial. Cada vez me sentía más cómoda con ellos y me abría más. En ocasiones sentía que podía ablarles de cualquier cosa, sabiendo que me entenderían, e incluso me apoyarían. No obstante, no podía evitar seguir guardando mis más profundos anhelos y sueños.

Cuando entramos al restaurante me quedé con la boca abierta. ¿A dónde me habían traído? Mirarás a donde mirarás veías reflejado el símbolo del dólar. Todo derrochaba dinero y estaba segura de que la cuenta de está noche sería bien cara. ¿Es que no podían ser novios normales y llevarme al Burger King? Aveces me sentía realmente mal por no poder pagar. Pero yo sabía que no era mi culpa. Había llegado incluso a decirles que bajaran el listón para poder permitirme una cena, pero como siempre, cuando se trataba de dinero, me ignoraban.

También habían llegado a sugerirme que podían pagarme Columbia si no me daban la beca. Ese día me ofendí de verdad. Nunca aceptaría el dinero de ellos. Para mi se trataba de una situación de mera dignidad y honor. Por encima de mi cadáver dejaría que me lo pagarán. Eso era algo que me correspondía a mi o a mis padres. Ni loca iba a dejar que mi madre se enterará de su propuesta, pues era capaz de aceptar por mi parte si no me daban la beca.

Los camareros iban trajeados de forma muy elegante, acorde al nivel y exclusividad del restaurante. Christopher y Alfonso pidieron mariscos para cenar, lo que me hizo abrir los ojos de par en par. ¡Era lo más caro de la carta!

Anahí: Yo con una ensalada me conformaba. - forse una sonrisa.

No sé cual de los dos se rió más de mi comentario. Christopher se tapaba la cara para que no viera como se reía y Alfonso bebía del vino blanco que ya habían traído.

Alfonso: ¿Cómo vas a cenar ensalada, nena?

Anahí: Pues muchas veces ni ceno.

Chris: Pues con nosotros siempre cenarás, cielo.

Anahí: Bueno, eso será si quiero.

Alfonso: No empecemos, cabezota. - me guiñó el ojo.

Anahí: ¿Cabezota?

Alfonso: Lo eres y lo sabes, nena.

Chris: Ahí tengo que darle la razón. - lo apoyó.

Decidí dejar la pelea a un lado. La cena fue exquisita. Todo lo que pidieron era un manjar y no pude evitar gemir cuando probé algunos platos. Sin duda alguna ser rico tenía su beneficio.

PONNY Y BARKEN [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora