𝐁𝐄𝐒𝐓 𝐘𝐄𝐀𝐑𝐒 | Beverly Mason, más conocida como la personificación de Adrik Cash.
Prácticamente criada en la cantera del Fútbol Club Barcelona. La chica se mudó a la capital catalana a los once años, y casualmente un chico de su edad también...
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Beverly
Hoy tocaba hacer el puto vídeo.
No voy a mentir sobre que el hecho de que tenía que hacerlo con Pablo hacía que no me diera tanta pereza. Pero seguía sin querer hacer el vídeo.
Gavi había estado más insistente de lo normal en hablarme, pero no iba a ceder tan rápido. Admito que me encantaría poder volver a ser su mejor amiga, pero eso significaba felicidad, y en cualquier momento podrían quitármela, y no estaba en mis planes volver a pasar por eso.
Estaba en la azotea con los cascos puestos, para variar. Money Power Glory de Lana del Rey se reproducía en Spotify. Lana del Rey también era de mis cantantes favoritas junto a Taylor Swift.
Me acordé de que en tres días iba a ser el cumpleaños de Pablo. Sé que nos habíamos distanciado pero aún así yo siempre le felicitaba los cumpleaños metiendo un trozo de papel por debajo de la puerta de su habitación, y a la mañana siguiente él me hacía burla por ese acto. Pero esta vez además de eso, le daría un regalo.
Se me había antojado hacerlo, pero no tenía ni idea de qué regalarle. Sé que siempre le había gustado la música de Zayn -como a mí- así que le podía comprar un par de discos. Sí, definitivamente haría eso.
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Cuando volví a mi habitación decidí poner el disco de Reputation en la radio que tengo. Empecé a cantar junto a Taylor mientras recogía el estropicio de mi habitación.
Terminé y me tiré a la cama en plancha, pero en menos de cinco segundos, ya me estaban aporreando la puerta, y estaba segura de que era Pablo.
- ¡Abre! - dijo a través de la puerta. Efectivamente era él.
- No. - dije lo suficientemente alto como para que me escuchara.
- Porfa Bev, es que he despertado a Nico y viene a pegarme seguro, y podría pegarle de vuelta porque seguro que le ganaría y le dejaría tieso en el sue-
- Vete al grano, Martín. - le dije antes de escuchar sus típicos discursos de ególatra.
- Perdona. Bueno que me abras porque no quiero que me pegue. - aunque no le estuviera viendo sabía que estaba poniendo una sonrisa inocente. Me levanté de la cama con pesadez y bufando.
Le abrí la puerta, y como predecía tenía su sonrisilla.
