𝙴𝚡𝚝𝚛𝚊 1

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Beverly

Últimamente había estado pensando en llevar a Pablo a mi tierra querida, Cantabria, así que como estábamos en vacaciones, se me había ocurrido ir unos cuatro días o así.

Todavía no se lo había dicho, pero seguro que aceptaría, y sino ya me encargaría yo.

Nos encontrábamos viendo el documental que había salido del Barça en Amazon Prime por segunda vez. Había sido tan bonito, que decidimos verlo de nuevo.

- Oye, Caillou. - le llamé.

- Si me llamas así, empezamos mal. - me miró con una sonrisa burlona.

- Tú me llamas "rubia" y no te digo nada, eh.

- ¡Pero eso es bonito! ¡Caillou no lo es! - se quejó.

- Pero Caillou es más original. - le guiñé un ojo. Él suspiró sin poder contraatacar, y me preguntó.

- Bueno, ¿qué quieres?

- Proponerte una cosita. - sonreí divertida. Él frunció el ceño, pero sin borrar su sonrisa.

- ¿Qué cosita?

- Ahhh... - dije haciéndome la misteriosa. - Es una sorpresa, vas a tener que aceptar o rechazar sin saber nadita nada.

- Si es contigo, acepto lo que sea. Así que sí, rubia. - respondió instantáneamente.

- ¡Bien! - le rodeé el cuello con mis manos y él me abrazó por la cintura. - Haz maletas, que mañana mismo nos vamos.

- ¿Tan rápido? - se extrañó.

- Tú haz lo que te digo.

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- Bev, arriba. Que fuiste tú la que me dijiste que estuviera despierto a las siete y aquí sigues como un perezoso.

Escuché su voz así como lejana, seguramente porque estaba más dormida que despierta.

- ¿Que yo qué? - pregunté adormilada. Y de repente me senté en la cama bruscamente. - ¡Ostias! ¡Es verdad! Menos mal que el vuelo sale a las nueve.

- Si es que... ¿Qué harías sin mí, niña? - sonrió orgulloso.

- Bájale dos a ese ego tuyo, Pablo Martín. - dije para después ir casi corriendo hasta el baño.

Me di una ducha rápida exceptuando mi pelo, porque ya me lo había lavado ayer por la noche para que estuviera limpio hoy.

Salí del baño con una toalla alrededor de mi cuerpo, y cogí unos pantalones grises de chándal, un top negro básico de manga larga -porque allí seguramente estaría haciendo un frío que pelaba-, y una sudadera de nike del mismo color.

Me peiné un poco el pelo para desenredarlo, y cogí mi pinza de margarita de confianza. Agarré dos mechones de la parte de delante y después al colocarlos hacia atrás, los agarré con la pinza, y estuve lista. Salir sin el rímel puesto, no era una opción para mí, por lo tanto me lo puse y también coloqué un gloss en mis labios.

- Joder, Bev, qué bonita eres. - dijo mi novio nada más salí de la habitación.

- No seas pelota y vamos. - me reí.

Salimos y nos encontramos el taxi que había pedido previamente ya esperándonos.

- No soy pelota, solo digo verdades. - comentó cuando nos sentamos. Le di un beso en la mejilla en respuesta. Me encantaría poder decirle lo bonito que era él, pero a pesar de conocerle desde siempre, me seguía costando demostrar mis sentimientos con palabras en algunas ocasiones.

𝐁𝐄𝐒𝐓 𝐘𝐄𝐀𝐑𝐒 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora