𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 26

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Pablo Gavi

Esta vez pasé de seguirla, que hiciera lo que quisiera.

Sé que no quería hablarme así, pero bueno.

Había sido muy imbécil de mi parte el intentar besarla. No sé qué me esperaba, claro que se iba a apartar, lo raro hubiera sido que no lo hubiese hecho.

Decidí llamar a Pedri aunque fueran las tantas. Se merecía una disculpa, porque estos días había estado sin hablarle nada.

- ¿Qué cojones haces llamándome a las cinco de la mañana, Gavi? - preguntó él desde la otra línea.

- Es que quería pedirte perdón.

- A buenas horas. - dijo irónico.

- Lo siento, hermano. Te tengo que contar unas cuantas cosas, ¿hoy podemos quedar antes del entreno? - pregunté.

- Vale, pero como me vuelvas a llamar a estas horas te tiro el móvil por la ventana. - yo reí y nos despedimos.

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Por fin dieron las nueve de la mañana y bajé al comedor para desayunar. Vi a la rubia en una mesa tomándose un café helado con los cascos puestos.

Me acerqué a ella y me senté en silencio. No sé porqué hacía eso, pero sentía la necesidad de estar con ella.

- Lo siento. - murmuró.

- ¿Te acabas de disculpar? Espera que saco el móvil para grabarlo. No me puedo creer que Beverly Mason haya pedido perdón. - bromeé.

- Ni puta gracia, Gavira. Para una vez que me disculpo, vas y haces esto. - dijo molesta.

- Perdón. Acepto tus disculpas, y en parte entiendo que me hablaras así, a veces soy un puto pesado.

- Ya, pero eso no justifica que lo haya pagado contigo, de verdad que lo siento. Es que mi padre es un cabrón. Quiere que acepte las ofertas del Chelsea para que me paguen más y me vaya a vivir con él. - habló ella.

- Pero no lo vas a hacer, ¿no? - pregunté un poco asustado.

- Por supuesto que no. Siempre he sido del barça, y poder jugar en el club de mi vida es un gran privilegio que no pienso desperdiciar. - dijo firme.

- Esa es mi chica. - dije con una sonrisa ladeada. Ella se sonrojó pero lo intentó ocultar girando la cabeza.

Antes solía decirle eso cada vez que metía goles en alguno de sus partidos, pero como nos distanciamos pues... Ya sabéis.

- Tenemos que ir al cuartel de la policía hoy, te lo recuerdo. - dijo ella.

- Ostia, es verdad. ¿Vamos ahora de un momento? Es que por la tarde tenemos entreno, y no es plan de ir por la noche.

- Vale. Me termino el café y vamos.

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Nos encontrábamos en un taxi, y Beverly movía la pierna frenéticamente, supongo que por los nervios. Le puse una mano en el muslo y le sonreí.

- Tranquila, ¿vale? Que parece que la putada te la ha hecho a ti y no a mí. - bromeé. Ella sonrió ligeramente.

- Es que tengo tantas ganas de pegarle un batacazo. - dijo ella.

- Ya, pero no podemos solucionarlo de esa manera.

- A mí nadie me puede impedir que la pegue unos buenos guantazos. Si nadie se entera, no ha pasado. - dijo encogiendo los hombros.

- No hagas nada, déjalo estar. Lo vamos a solucionar por las buenas. - le dije.

- Como tú digas, Pablo amable Martín Páez Gavira. - sonrió divertida. - Eres demasiado bueno cuando no estás en el campo.

𝐁𝐄𝐒𝐓 𝐘𝐄𝐀𝐑𝐒 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora