𝐁𝐄𝐒𝐓 𝐘𝐄𝐀𝐑𝐒 | Beverly Mason, más conocida como la personificación de Adrik Cash.
Prácticamente criada en la cantera del Fútbol Club Barcelona. La chica se mudó a la capital catalana a los once años, y casualmente un chico de su edad también...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Beverly
Los días pasaban y yo seguía viendo a la pesada de turno estar lo más pegada a Pablo posible.
Había vuelto a mi personalidad de borde y asocial, y recordé porqué había decidido estar así tanto tiempo. Era la mejor opción mantenerme así, si nadie entraba en mi vida lo suficiente como para importarme, no podría salir haciéndome daño.
No veía fallos en mi lógica, así que así pienso pasar el resto de mis días.
Aunque cierta señorita me lo estaba impidiendo. Y no, no hablo de Alexia, con ella seguiré siendo la Bev maja. Tampoco hablaba de Aitana, ella y yo nos entendíamos a nuestra manera. Hablaba de Jana.
Ella siempre se mostraba dulce conmigo, y eso quisiera o no, me estaba afectando de una manera que aún no conseguía reconocer. Lo único que tenía claro es que me empezaba a gustar pasar tiempo con la chica.
Cada vez que la miraba a los ojos, estos brillaban, y se me hacía algo muy bonito.
No iba a negar que Jana me atraía un poco físicamente. La chica es guapa y eso no me lo puede negar nadie, pero de ahí a que me guste en plan de verdad, hay un trozo.
El problema era que Pablo seguía en mi mente en todo momento.
Estaba escuchando mi playlist de Red (Taylor's version) y Evermore, mientras estaba en las gradas leyendo un libro. No conseguía prestarle atención, ya que el sevillano invadía todos mis pensamientos.
Jamás iba a poder superarle. No lo pude hacer cuando me alejé, y ahora menos. Yo hubiese jurado que los dos queríamos lo mismo. Pensé que en esa semana, por fin habíamos expuesto nuestros sentimientos el uno por el otro.
No quería llorar más, me seguían doliendo los ojos del otro día, y seguía cansada. De hecho, estaba agotada. No físicamente, sino mentalmente, por eso nadie lo notaba.
Había visto a Pablo muy distante con sus amigos, se pasaba el tiempo con la pelirroja, y sentía que le estaba consumiendo poco a poco. Decidí escribir a Pedri para ver su opinión. Durante la semana del viaje habíamos hecho buenas migas.
El canario contestó con que prefería hablar por llamada, ya que su opinión era demasiado extensa, y no quería mandar un audio para que yo pudiese comentar en tiempo real.
- Buenas, rubia. - habló desde la otra línea.
- Buenas. ¿Me cuentas tus teorías? - casi digo teorías de swiftie. Estaba tan acostumbrada a leer hilos de Twitter con teorías de la cantante, que asociaba la palabra "teoría" a ella.
