𝙱𝚎𝚜𝚝 𝚢𝚎𝚊𝚛𝚜

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Pablo Gavi

- Y como siempre, vosotros llegando tarde. - dijo mi representante. Él nos iba  a llevar al aeropuerto para poder coger el avión a Londres.

- Es la costumbre. - contestó Beverly.

Mi familia ya había llegado a Londres ayer, y solo faltábamos nostros por llegar, ya que no habíamos podido ir antes porque tanto Bev como yo teníamos partido.

Entramos al coche y como era de esperar, unos cuantos móviles ya estaban puestos en la ventanilla. Los pegaban tanto que se te veía hasta el alma, y era una cosa que me molestaba un montón, pero si me tapaba con algo luego me dirían que si soy un borde, que si se me ha subido la fama... Así que me tocaba aguantar.

- ¿Quieres ventanilla o pasillo? - preguntó Beverly refiriéndose al avión.

- Me da un poco igual, pero como sé que te gusta la ventanilla, pues voy en el pasillo. - contesté sonriente.

Todavía no habíamos hecho pública nuestra relación en las redes, aunque ya había muchas sospechas y fotos de los periodistas de la prensa rosa.

He pensado que podríamos oficializarlo ante todo el mundo, justo después de tomarnos las uvas, porque como vamos a estar presentables, podemos subir una foto buena y que la pongan de portada en todas las noticias, como siempre hacen.

- Se acabó el viaje, ya podéis correr porque sino perdéis el vuelo, os aviso. - dijo mi representante.

- Mil gracias. Bev, o metemos el turbo o nos quedamos en tierra.

- Vamos volando. - dijo guiñándome un ojo.

Seguidamente bajamos las maletas del maletero y salimos a paso rápido, cuando ya no hubiera cámaras empezaríamos a correr.

Entramos y las personas de seguridad no permitieron que entrara ningún periodista, así que tuvimos vía libre para salir corriendo.

Finalmente conseguimos llegar y entramos al avión para sentarnos. La azafata comenzó a hablar, y repetir lo mismo una y otra vez en tropecientos idiomas.

- Beverly, ¿qué haces? - pregunté. La chica se estaba poniendo los cascos supongo que para escuchar música, y que yo recuerde el móvil no se puede usar en el avión, ¿no?

- Buscar el gorrocoptero de Doraemon para salir por la ventana. - dijo irónica. - ¿Tú qué crees?

- ¿Pero el móvil no tiene que estar apagado? - dije frunciendo el ceño.

- Tiene que estar en modo avión, y como tengo la música descargada da igual que no tenga conexión, tonto del bote. - dijo obvia.

- Pues mi madre me ha mentido. He vivido engañado toda mi vida. - dije abriendo los ojos.

- ¿Te dijo que no se podía ir con el móvil encendido? - preguntó aguantándose la risa.

- Pues sí, ¿vale? - contesté indignado.

- Que pringao. - comenzó a reírse en mi cara y yo solo hacía expresiones demostrando mi indignación. - Reírme de los demás es mi pasión, y reírme de mí también.

- Se nota, se nota. - bufé.

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- ¿Cuánto falta?

- Joder, Gavira, ya van once veces, eh. Lo pone en la puta tele que tienes delante de las narices. ¿Se te ha olvidado leer o qué? - bufó la rubia. Ya me estaba aburriendo, y no conseguía dormir. - No sé cómo te aguanto.

- Pues porque me quieres, rubia. - sonreí divertido.

- Sí, te quiero como a un tesoro. - mi sonrisa de ensanchó. - Bajo tierra.

𝐁𝐄𝐒𝐓 𝐘𝐄𝐀𝐑𝐒 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora