𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 11

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Pablo Gavi

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Pablo Gavi

Me dirigía al comedor a desayunar como todas las mañanas. No había ido a molestar a Bev todavía, pero tenía pensado hacerlo más tarde.

Observé cómo entraba por la enorme puerta y se dirigía al buffet libre de siempre, pero en vez de sentarse en una de las mesas con las tortitas que había cogido, volvió a salir del comedor a paso rápido.

Agarré mi manzana y salí detrás de ella para finalmente detenerme en una de las columnas.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó ella en inglés.

- ¿No te acuerdas que íbamos a ir a ver a tu padre? - era el mismo chico del otro día.

- Pues no, no me acuerdo. ¿Y desde cuándo está aquí? ¿Y por qué? - dijo Beverly confusa.

- Chica pues porque te quería ofrecer no sé qué. - contestó él.

- ¿El cuál? - habló ella en español.

- Como los partidos son en Reino Unido, dice que te quedes en casa. Yo voy a estar allí porque en mi casa están haciendo obras. - habló él también en español. Este tenía el acento inglés bastante marcado, pero eso no era lo importante. ¿Qué coño iba a hacer ese random en la casa del padre de Beverly?

- Tenemos un hotel reservado especialmente para todos los de la selección. Así que no. - dijo ella.

- Pero piénsalo, ¿no estarías más cómoda en casa? - vi como le pasó un brazo por los hombros.

- No. Mi padre va a estar ahí y no le quiero ver ni en pintura. - contestó ella apartándose.

- Algún día vas a tener que afrontarlo, Ly. - ¿cómo que Ly? Ly tu abuela.

- Pero ese día llegará cuando yo lo decida. Ahora vete. - contestó.

- Te recuerdo que seguramente vaya a ver los partidos, él y yo. Le vas a tener que ver quieras o no. - le advirtió.

- Lo sé. Aunque no entiendo porqué vendría, según él tengo que ser la mejor del equipo y evidentemente no lo soy. Para él sólo soy un fraude. La única razón que se me ocurre es que vaya a humillarme. - dijo ella mientras le acompañaba de nuevo a la salida del edificio.

- Escucha. No eres ningún fraude ¿vale? Tú juega como siempre y no pienses en sus exigencias de viejo amargado. - eso consiguió que la rubia sonriera, y sentí como un sentimiento de rabia se apoderaba de mí. ¿Me había puesto celoso?

𝐁𝐄𝐒𝐓 𝐘𝐄𝐀𝐑𝐒 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora