¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Oye, quitate de mi casillero— Hable seria a la chica que tapaba mi camino.
— ¿Perdon?— Solto una risa burlona.
— Me escuchaste, quitate de mi casillero— Pedi de nuevo.
— Oh ¿Es tu casillero?— Pregunto con un tono de tristeza falsa— Ups— Rocio una especie de spray de color rojo en todo este mientras a nuestro alrededor podia escuchar los abucheos de los estudiantes.
— Buena broma.— Rei falsamente para tomar su cabello y estampar su cabeza en en el casillero con fuerza haciendola soltar un gemido al igual que los presentes— ¡Ahora vas a limpiar mi puto casillero asi tengas que utilizar los malditos dientes!— Grite en su oido dejandome ver la sangre correr por su nariz.
— ¡Sueltame bastarda!— Trato de quitar mis manos pero de nuevo golpee su cabeza contra el casillero haciendo un fuerte ruido.
— ¡Aly suelta a tu compañera!— El grito de un profesor se escucho por los pasillos dejandome ver a todos con la mirada encima de mi.
— ¡Rocio su asquerosidad en mi casillero ¿no esta viendo?!.— Apunte el rayon con mi dedo mientras seguia sosteniendo a la chica del cabello.
— Acompañame a detencion, vamos.— Jalo mi brazo para llevarme haciendome jalar el cabello de la chica.
— ¡Profesor ayudeme!.— Lloriqueo ella.
— Aly ya basta.— Me obligo a soltarla mientras jalaba mi brazo mientras todos tenian la mirada sobre mi.
Caminamos hacia detencion donde tendria que esperar varias horas ya que la mujer que se supone era la secretaria pasaba su tiempo en el salon de maestros, la sala estaba vacia y empezaba a tener un poco de frio, unos minutos despues un chico de cabello largo hasta los hombros entro con una mirada retadora. Desconocia su nombre y no lo veia seguido en la escuela por lo que frunci el ceño apenas se sento enfrente mio. El silencio era incomodo entre nosotros ya que podía sentir su mirada sobre mi, frote mis brazos tratando de calmar el frio para despues soltar un estornudo.
— ¿Como te llamas?— Pregunto haciendo eco.
— Aly... ¿Y tu?.— Conteste.
— Robin... Arellano— Sonrio levemente.
— ¿Porque estas aqui?— Pregunte luego de unos segundos.
— Le dije al profesor que se fuera a la mierda— Solte una risa haciendolo sonreir.— ¿Y tu?—
— Golpee a una chica por rayar mi casillero— El me miro com asombro.— ¿Que?— Pregunte divertida.
— No te vez como alguien que golpea gente— Admitio.
— ¿Ah no? ¿Como me veo?— Sonrei con labios cerrados.
— Nunca te habia visto por aqui— Cambio de tema.
— Llevo 2 años—
— Entonces eres de mi edad— Afirmo sin confirmárselo.— ¿Porque no te conocia?— Pregunto mientras ponia sus codos sobre sus rodillas mirandome.
— No hablo con nadie, no es que sea timida solo que no me involucro mucho con las personas— Me encogi de hombros.
— ¿Asi que solo me hablas a mi?— Solte una risa.
— Te soy sincera he hablado mas contigo que con cualquiera en dos años— Sonreimos sin dejar de mirarnos, era lindo y su paliacate sobre su frente lo hacia ver atractivo.
— Ten— Quito su abrigo para tendermelo.
— No, estoy bien de verdad— Me negue.
— Se que tienes frio Aly— Por alguna razon su nombre salia tan bien de sus labios.
— ¿Estaremos aqui hasta cuando?— Pregunte mientras me colocaba su abrigo, olia a un peculiar aroma que me causaba tranquilidad.
— Se te ve mejor a ti— Mis mejillas se tornaron rojas al escucharlo— ¿Quieres estar aqui?— Lo mire confundida.
— No, ¿acaso tu si?— Conteste con obviedad.
— Vamonos— Propuso con una sonrisa mientras se levantaba.
— ¿A donde?— Pregunte con una risa.
— ¿Haz visto la masacre en Texas?— Tomo mi mano mientras saliamos con cuidado de la sala.
— No—
— Pues la vas a ver— Solte una carcajada al notar su seguridad.
— ¡Arellano, Smith!— Grito la secretaria detras de nosotros mientras arreglaba su ropa y limpiaba su labial corrido.
— ¡Corre Aly!— No solto mi mano para obligarme a correr entre risas y carcajadas.
Ambos corrimos por algunos minutos hasta llegar a un parque, con la respiración agitada nos separmos para tomar un poco de aire.
— Tendremos problemas— Hablo Robin mientras jadeaba.
— ¿Te importan?—
— Si estoy contigo, no me importaran tanto— Sonrei con ternura.
¿Quien diria que gracias a golpear a una chica conoceria al amor de mi vida?.
