XXVII

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ROBIN ARELLANO

Cloe dio algunas vueltas por la sala de espera del hospital, aburrida

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Cloe dio algunas vueltas por la sala de espera del hospital, aburrida. Esperaba que el turno de su madre terminara para ambas salir a comer, esa era su rutina, salir de la escuela y pasar la tarde en el hospital en donde trabajaba su madre, siempre le reprochaba que podia quedarse sola en casa pero en las ultimas semanas habia sucedido algunas desapariciones en la ciudad por lo que era mas seguro que estuviera en un lugar en donde su madre podia vigilarla.

— Termine mi turno, podemos irnos— Su madre llego quitando la bata sobre su cuerpo con una cansada sonrisa.

— Por fin, muero de hambre— Le sonrió agradecida.

— Doctora Miller, necesito que firme algunos documentos antes de que termine— A su lado llego el señor Brad, un doctor al igual que su madre.

— Claro, dame un segundo Cloe— La chica asintio girando su vista hacia la entrada.

Las personas empezaron a movilizarse rápidamente por el lugar, pudo ver como llegaba un chico sobre una camilla al parecer inconsiente, su vestimenta era sucia y tenia manchas de sangre por su cuerpo y gran parte de su cuello además de que lucia increiblemente palido. Los compañeros de su madre empezaron a checar sus signos vitales mientras recorrian el largo pasillo, su madre al verlos se acerco a ellos con rapidez. Podria decirse que su madre era una de las mejores doctoras de Denver, por lo que era una mujer muy ocupada y dedicada a su profesion, dio algunos chequeos con rapidez al chico mientras hablaba con el tratando de que se mantuviera despierto pero lucia bastante debil. Se quedo unos segundos perpleja de verlo en ese estado.

— Metanlo a la sala 14, voy en un momento— Ordeno su madre volviendo a colocar su bata— Cloe lo lamento tanto amor, ordena algo de comida... Me necesitan— Hablo con rapidez su madre mirando como su hija aun seguia estática sin responderle viendo como entraban a la sala con el chico.

Habia quedado impresionada de ver en el estado en el que el chico se encontraba, multiples veces habian llegado personas con heridas pero nunca tan grave como se encontraba aquel chico. El hambre se le habia ido y en su mente solo se repetia aquella imagen.

[...]

Dos horas despues su madre salio de la sala con una mirada cansada, Cloe permanecia en silencio sentada con la mirada perdida como lo habia echo las ultimas dos horas.

— Ya podemos irnos, cariño— Su madre acaricio la espalda de su hija levantandola y caminando hacia la salida en silencio.— ¿Estas bien?— Pregunto con preocupación.

— Ese chico... ¿que le sucedio?— Pregunto en un murmuro.

— Fue una de las victimas del raptor, lo mantuvo secuestrado por semanas al igual que a otro chico, ambos le dieron fin a su vida, es lo menos que se merecía— Dijo con recelo a lo ultimo.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐑𝐎𝐁𝐈𝐍 𝐀𝐑𝐄𝐋𝐋𝐀𝐍𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora