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Ahora, Leah se encontraba en enfermería. Después de desmayarse, rápidamente le llevaron con Madam Pomfrey quién hizo todo lo posible para curarla completamente.

Dado que estaba en estado critico, sus amigos no podían visitarla, cosa que enfadó a los Slytherins pues claramente ellos se preocupaban mucho por la chica. Entre ellos Draco, quien disimulaba que no le importaba en lo mínimo.

—Yo me voy, suerte esperando.— dijo sarcásticamente yéndose sin dar explicación alguna.

Pero, el platinado nunca se fue. Dio la vuelta a enfermería y se asomó a una de las ventanas que se encontraban abiertas. Se asomó intentando ver a la chica, se sorprendió cuando vio al profesor Lupin demasiado arrepentido y preocupado dando vueltas por la sala sin parar.

¿Por qué le importaría tanto el estado de la chica? Pensaba mientras dejaba de ver algo fastidiado pues, con la presencia del profesor, era imposible ir con Leah. Así que no le quedó más opción que ir al comedor y esperar ahí.

Claro, nadie sabía que Remus era su padrino.
—Merlín, que dolor de cabeza.— dijo la chica de repente despertando.

—Gracias a Godric estás bien, yo... no sabría que hacer si te llega a suceder algo.— dijo este respirando con normalidad, tranquilizándose de que ella estuviera consciente.
—Supongo que yo también me alegro de que estés bien, no sabía si...— empezó a decir esta.

—No, no te preocupes por mi. Por favor, no lo merezco. Aquí, lo más importante es que no te herido, a ti y a nadie.— le interrumpió este.

Leah suspiró algo fastidiada y molesta. Intento bajar de la camilla sin ayuda preocupando al hombre pero finalmente lo consiguió.
—Eres mi padrino, no podría ser más feliz de la gran decisión que tomaron papá y mamá. Por eso, debemos cuidarnos, el uno al otro. Como una familia, se que mis padres querrían eso.

Aquellas conmovedoras palabras sin duda marcaron el corazón del hombre el cual se arrodilló y la abrazó a su misma altura con gran cariño.
—Sinceramente, pensaba que no volverías a hablar conmigo. Siento todo lo sucedido...— dijo este entre el abrazo, acariciando delicadamente el pelo de esta.

—No soy tan cruel como todos piensan.— respondió con humor.— Por cierto, ¿que tal está Sirius? Entregasteis a colagusano, ¿cierto?
—Lamentablemente, no.

La chica frunció el ceño y asintió asimilando la información recibida.
—Entonces supongo que Sirius se ha tenido que marchar. Es decir... aún no es inocente, por lo que Harry... no podrá ir a vivir con él.

—Ni Harry ni tu pequeña.— dijo este muy triste.— Verás, yo... me voy de Hogwarts. Al parecer el rumor de que soy un hombre lobo está rondando por todos y los padres se están quejando.

La Slytherin estaba más que devastada. Tendría que pasar otras vacaciones con sus tíos los cuales no quería volver a ver en su vida y Remus ya no estaría en Hogwarts, no podrían pasar tiempo juntos y era triste.

La chica se abalanzó y lo abrazó de nuevo intentando mantenerse fuerte y no llorar.
—¿Me prometes que intentarás tener mi custodia?— dijo ella casi explotando a lágrimas.

—No me rendiré hasta conseguirlo pequeña, ¿tenemos trato?— dijo este igual con los ojos llorosos.
—Tenemos trato.— repitió la chica de nuevo ahora secándose las pocas lágrimas que empezaban a caer.

—Ahora, basta de ponerse sentimentales, tienes que asistir al banquete e ir con todos tu amigos que seguro que te esperan con ansias.— dijo este tratando de bromear un poco.
—Si señor.— respondió ella abrazándolo una última vez.— Te voy a extrañar Remus.

El hombre no pudo decirle más pues la chica se fue de allí casi corriendo dejándole un vacío en su corazón. Era como si la chica se le escapara de las manos. Y estaba dispuesto a luchar por su custodia. No iba a rendirse.

Al igual que Blaise y Daphne quienes no iban a rendirse respecto al reto sobre que Draco y Leah fueran pareja.
—¿Donde ha ido Pansy?— preguntó Theo viendo que la peli negra no se encontraba ahí.

La chica trataba de tranquilizarse fuera del comedor pues lo que tenía era nervios. Fue su salvación que Leah llegara en aquel momento.
—Cielos Pansy, ¿que te ha pasado?— preguntó esta abrazando a la chica.

—Estás bien... me alegro mucho por ti.— ignoró la pregunta y correspondió el abrazo.
—Pansy... puedes contarme.— mencionó esta insistiendo.

Una vez se separaron la peli negra miró a Leah y suspiró profundo.
—Quiero que seas sincera conmigo Leah.— le pidió con mucha seriedad.
—Claro.— respondió ahora poniéndose algo nerviosa.

—¿A ti te gusta Draco?

—¡¿Qué?!

—Vamos, lo digo en serio.

—Yo... ¿por qué me preguntarías eso? ¿Acaso te gusta a ti?— preguntó de manera cómica pero Pansy no parecía que lo decía en broma.— Oh Merlín, si te gusta...

—Por eso quería saber si a ti te gusta, no quiero que un chico vaya a interferir en nuestra amistad por eso... quería saber.— mencionó esta.

Leah sintió como sus tripas se movían y raramente le hacían cosquillas algo incomoda. Miró a Pansy tan preocupada que sólo pudo sonreír tranquilizándola.
—No me gusta Draco. Vamos, no es para nada mi tipo.— respondió haciendo sentir mejor a la peli negra.

—No lo sé Leah, vosotros... no se que hacéis pero parece que os gustéis y por eso no estaba segura de decírtelo. Porque eres mi amiga y...— empezó a decir está desesperándose.

Lo cierto es que Leah nunca había visto a su amiga tan devastada. Se notaba que el platinado le gustaba mucho.

Y estaba bien. Pues ella no sentía nada por él... aunque le daba algo de rabia, ¿pero por qué? No entendía sus sentimientos. Aún así, Pansy si que estaba segura de lo quería. Claramente no iba a ser mala amiga.

Las cosquillas que empezaba a sentir en ese momento tuvieron que desaparecer pues ahora, debería apoyarla en todo.
—Hey, no, no me gusta Draco. Nunca lo ha hecho.— dijo esta con una pequeña sonrisa algo triste.— ¿Vamos al comedor?

La peli negra sonrió y abrazó a la chica antes de entrar y sentarse delante del platinado mientras que el único sitio que quedaba libre para Leah, era al lado de este.
—¿Como estás?— le preguntó de repente la voz de este mirándola de reojo.

Leah miró también a Pansy por segundos y suspiró profundamente.
—Bien.

—Puedes explicarnos que te ha pasado. Esta vez no he estado ahí para salvarte el culo.— siguió diciendo este tratando de hablar con ella.
—Preferiría que no... um Theo, necesito hablar contigo, es urgente.— dijo entonces ella ignorándolo de la manera más sutil posible.

El banquete de despedida al curso había acabado y con ello, el tercer año de Leah la cual se despedía de todos con un abrazo cariñoso mientras subían al tren de vuelta a casa.
—Te voy a extrañar, hablaremos por cartas, ¿cierto?— le preguntó Pansy.

Esta asintió y sonrió al ver como ahora la peli negra se despedía de Draco.
—Leah, tenemos que irnos.— dijo Harry de repente en la puerta.

La chica miró a la pareja y suspiró pesadamente. No se había despedido del platinado pero suponía que tampoco importaría.
—Voy.— dijo esta desapareciendo finalmente.

¿Por qué no dejaba de pensar en ese detalle? Nunca le había importado tanto como para estar triste por no haberse despedido... ¿por que ahora si?

De la misma manera, Draco, quien miró hacia la puerta buscando a la chica. ¿Por qué se había ido sin más? ¿Qué había pasado con el inicio de buena relación de amistad que estaban teniendo?

Disimulaba bien, si, sus gestos y expresiones sabían ocultar la tristeza, no obstante, sus ojos nunca mentían. Se notaba que estaba devastado.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora