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Draco miraba ansioso el campo viendo como Cedric conseguía el huevo dorado y pasaba con facilidad la guardia que hacía el dragón.

Pensaba a la vez, en que Leah debía estar muy nerviosa ya que era la última. También pensó, que no quería que ella muriera combatiendo con un dragón. Ni siquiera se había despedido...

—¿Por qué tiene que ser la última?— preguntó Blaise emocionado por su amiga.
—Lo mejor para el final.— respondió Daphne también pendiente del campo.— Esperemos que todo salga bien.

El platinado en ese momento, decidió no mirar más al campo, encontrándose a Theo el cual muy preocupado intentaba calmarse a si mismo.
—¿Qué ocurre?— preguntó este a lo que el castaño empezó a morderse las uñas.

—Leah es la última de los cuatro... ¿verdad?— preguntó a lo que su amigo asintió sin entender su preocupación.— ¿Y cual es el único dragón que no hemos visto aún?

Draco abrió los ojos para darse cuenta de que el dragón con el que competiría Leah era nada más que un Colacuerno húngaro. Definitivamente la iba a matar.

Todos se sorprendieron cuando dejaron a la bestia en el campo esperando a que la chica saliera y realizara el reto.
—¿Cómo es que siempre tiene tan mala suerte?— preguntó Pansy sufriendo por su amiga.

George por otro lado, dejó de vender dulces para ver la criatura más de cerca y con atención. ¿Por qué tenía que tocarle precisamente a ella? Fred quien alucinaba con la criatura, miró a su gemelo y solo esperó a que la chica no saliera herida.
—Por Godric... esperemos que tenga piedad.— dijo este viendo la criatura.

Cuando Leah salió de la carpa y empezó a acercarse con cautela hacia el huevo, y es que no había rastro de ningún dragón. Era impresionante de ver pero todos se habían quedado en silencio al tener miedo de lo que pudiera pasar.

—Por favor que no sea tan terrorífico cómo parece...— susurró para ella misma sin parar de caminar.— Vamos Leah, no será para tanto, tomas el huevo y ya está.

Todos veían como ella paso a paso, se acercaba más y más al dragón el cual se encontraba dormido. Que fácil, ¿no? ¿Acaso se acercaba a su tumba? Eso parecía.

Fácil hasta que la Slytherin vio la enorme criatura delante suyo.
—Oh Merlín.— soltó mientras se tapaba la boca y empezaba a caminar lentamente hacia atrás.

Fue mala idea pues en el momento que estaba retrocediendo, pisó una rama seca, partiéndola y haciendo el ruido suficiente para que el dragón despertara.
—¡Corre!— empezaron a gritar todos a la chica quien no dudó en esconderse detrás de las rocas para no salir chamuscada pues tal como había dicho anteriormente George, su llama era de unos 15 metros de longitud.

—Usa tu varita, usa tu varita Leah. Vamos, algo tienes que tener.— murmuró para si misma mientras pensaba en algún otro hechizo para defenderse.

El dragón buscaba a la niña quien empezó a escabullirse por las piedras esperando a no ser encontrada por este.
—Ay no, ay no...— decía George viendo como la chica a duras penas podía escapar.

Draco veía que claramente Leah no estaba capacitada para tal reto. Estaba claro que necesitaba ayuda. Miró a Dumbledore el cual observaba con cautela.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora