you're my story (Draco Malfoy)

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—¡Sabía que serian unos traidores!

El platinado despertó de golpe, encontrándose con una desquiciada Leah. Al verla, supo que no había dormido en toda la noche.

—Malfoy, tenemos que irnos.— dijo de repente, empacando una mochila con provisiones.
—¿Y esa prisa?— preguntó este.

—No es como si intentaramos destruir a Lord Voldemort.— explicó esta.— Sabemos que tiene varias vidas, digo, que tiene varios horrocruxes. Tenemos que destruirlos todos. O no habrá paz.

—Y como destruirás eso.— preguntó mientras se levantaba del suelo.— ¿Sabes algun hechizo?

—No estas siendo muy positivo Malfoy.— murmuró esta mientras se recogía el pelo en un moño algo desordenado. Al no tener una goma de pelo, usó su varita.

El trio de oro no perdió mucho tiempo en ir en busca del guardapelo falso que les habian indicado los Slytherins la noche anterior.

Lo que no sabian era que Leah tenia el guardapelo en sus manos y que junto con Draco intentaran destruirlo como fuera.

Habían intentado de todo. Todos los hechizos posibles y ninguno funcionaba. Era como una roca indestructible.

Leah no obstante seguía intentándolo, sin haber descansado en todo el día, el platinado la observaba sin poder dar mucha ayuda.

Le daba lastima como la chica era tan cabezota, estaba claro que les sería mucho más difícil conseguirlo.
—Deberías descansar.

—No, no puedo descansar.— dijo esta ahora de rodillas pues la rabia era notable y la impotencia también.
—Vas a destrozar la casa si sigues así. Piénsalo, ¿no crees que habrá una manera específica para abrir eso?

—¡Joder Malfoy cállate ya!
—¡Solo intento ayudarte!

—Me ayudarías más si te callaras.
—Bien.

La chica parecía otra desde que tenía en su posesión el guardapelo. Era como si su aura oscureciera y su persona cambiara por completo.

Draco estaba molesto. No sabía porque le hablaba así si literalmente estaba arriesgando su vida para seguirla a ella. No valoraba nada.

La chica por otra parte, tiró con fuerza el guardapelo hacia la pared. Después de ver que no funcionaba, se quedó inmóvil al ver que estaba haciendo el ridículo.

Se sentó en el suelo, abrazándose a sí misma mientras dejaba escapar lágrimas, no sabía si era de dolor o de rabia. Le daba igual.

¿Porque tenia que ser tan complicado todo? ¿Por qué ella? Estaba cansada de tener que lidiar con cosas que no podía solucionar ella misma. Intentó pensar soluciones posibles.

Escapar de ahí, ir al mundo muggle y desaparecer. ¿Tenía la culpa de algo? ¿Era su responsabilidad todo lo que estaba sucediendo?

Finalmente, cuando el platinado salió de la cocina, se encontró con un rostro destrozado de Leah. Delante de ella.
—No puedo romperlo. Lo siento.

—¿Por qué pides perdón? Nadie sabe como. No es tu responsabilidad saberlo todo.— le recordó este acercándose algo inseguro.— A veces no podrás tú sola, y no está mal.