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Era el primer día de clase y Leah junto con Daphne fueron directas ya que no tenían mucho hambre.

Pansy por otro lado, fue con Draco y Blaise.
—Sabes que no tienes que perderte el desayuno por mi, ¿no?— le dijo la chica sentándose en una de las primeras filas.

—Sabes que no te voy a dejar sola, ¿no?— respondió la rubia sentándose en otro sitio extrañado a la chica.
—¿Por qué no te sientas conmigo?— le preguntó con una pequeña sonrisa.

—¿En serio? Como siempre te sientas con Pansy... pensaba que...— empezó a decir esta mientras cogía sus cosas y se sentaba al lado de la chica.
—Tranquila, tu también eres mi amiga, además, Pansy estará muy ocupada con...

—Conquistando a Draco, lo sé.— dijo rodando los ojos.— Si quisieras le ganarías en menos de cinco minutos, y lo sabes.
—No es una competencia, y no voy a discutir con una amiga por un chico que... ni siquiera me interesa.— anunció esta apoyando su cabeza en la palma de su mano.

Esa pose no le duró mucho, pues alguien pasó por su lado, empujándole la cabeza para molestarla y que se diera un golpe seco con la mesa.

Leah miró al platinado el cual hablaba con Blaise de lo más contento y se sentaba justo detrás suyo, genial.
—Paso, no voy a caer en su estúpido juego.— mencionó ella ignorándolo.

—Lo que tú digas...— dijo la rubia con una pequeña sonrisa.— Será mejor que pongamos atención a la clase, mi hermana me ha dicho que el profesor está loco, y da miedo.

Leah asintió y esperó a que el profesor entrara, mientras pasaba ese periodo de tiempo, notaba como cierta persona le daba pequeños golpes en su gemelo con el pie.
—Ignóralo Leah, no vale la pena...— se decía a si misma.

Blaise por otra parte chocó disimuladamente el puño con Daphne quien evitaba sonreír y mostrarse calmada.
—Buenos días fea.— dijo de repente Harry saludando a su hermana la cual le mostró una sonrisa sarcástica.

—Habló el ciego.— dijo haciendo reír a Ron el cual empezó a molestar a su amigo.

En eso, el profesor Moody entró, dejando en completo silencio la clase pues la verdad era que, el hombre imponía mucho.
—Extraño al profesor Lupin...— susurró Daphne suspirando de cansancio mientras sacaba su libro.

—Y yo.— respondió ella cerrando los ojos por segundos para empezar bien la clase.

Draco por otra parte se aburría así que le tomó cuidadosamente un mechón de pelo a la chica y empezó a trenzarle.
—¿Que haces?— le preguntó el moreno intrigado.

Draco se encogió de hombros, y se sorprendió que Leah no le dijera nada, así que continuó mientras escuchaba como Ojo loco explicaba las tres maldiciones prohibidas.
—¿Como es que tienes el pelo tan suave?— se preguntó a si mismo con curiosidad haciendo reír a la chica sin evitarlo.

¿Acababa de preguntarle eso?

—Oh, por lo que veo a la señorita Potter le hace mucha gracia que le implante una maldición imperdonable a una criatura.— llamó la atención a la chica quien negó.
—No, es que... pensaba en mis cosas, lo siento...— empezó a decir esta muy nerviosa.

—Esta castigada.— interrumpió este.— Fuera de mi clase, ahora.
—¿Lo dice en serio?— preguntó esta sorprendida.— ¿Me esta echando? ¿Y ya está?

—Si, ¿algún problema? Váyase de mi clase ahora.— escupió este con cierto desprecio.
—Claro profesor...— balbuceo esta recogiendo sus cosas.

Antes de irse, se sacó el chicle que llevaba masticando durante esa hora y al pasar por el lado de Draco, se lo pegó en todo el pelo para finalmente irse de allí.

Al final, había teñido suerte, pensó ella pues la clase estaba de lo más aburrida.
—Pero si es mi Potter favorita.— dijo una voz por detrás.— ¿No tienes clase?

—¿Y vosotros?— preguntó ella intrigada en las pociones que los gemelos tenían en sus manos.
—Teníamos que saltarnos esta hora, queremos presentarnos al torneo pero como somos menores de edad... hay que tener otras opciones viables.— explicó Fred encogiéndose de hombros.

—Entiendo, y os respeto, pero no funcionará.— mencionó ella ahora acompañándolos donde se encontraba el gran cáliz.

—¿Y eso por qué?— preguntaron a la vez.
—Porque no puede ser tan fácil, Dumbledore no dejaría que una poción tan ridículamente estúpida y sencilla como esa pueda ser una solución. ¿No creéis?— empezó a explicar esta viendo a los pelirrojos.

—Por eso, nadie va a intentar esto, porque es ridículo.
—Y seguro que Dumbledore ha pensado, oh, esta poción es tan ridícula que funciona seguro.

—Estoy segura de que no ha pensado eso. Pero oye, ¿que podría pasar?— bromeó esta.

En ese instante, alguien pasó por el lado de la chica empujándola algo fuerte, sorprendiéndola y haciendo que casi perdiera el equilibrio.
—Oh, perdón Leah.— se disculpó Johnny el cual iba con sus amigos a poner su nombre en el cáliz.— No te he visto.

La chica no dijo nada, solo asintió en forma de que lo perdonaba pero al parecer cierto pelirrojo no.
—¿No la has visto? ¿En serio? ¿Así ligáis los de Bulgaria? Ya entiendo porque no puedes ir con alguna de tu edad.— habló George encarándose con este.

—Ay señor...— soltó Fred apartando a la chica la cual no entendía nada.

—Weasley, ¿cierto?— soltó Johnny sin retroceder un paso.— Si... he oido hablar de tu familia de pobres...
—Pobres pero no con menos cerebro que el tuyo.— dijo este mas enfadado.

El rubio miraba con rabia a George y con la mano que tenia libre, la llevo cuidadosamente a su bolsillo donde se encontraba su varita.
—Yo que tú tendría cuidado, comadreja ingenua. No vaya a ser que mi padre haga que echen a tu padre del trabajo, y que tengáis que vivir en la calle.— le amenazó este.

—¿Que acabas de decir de ellos?— saltó ahora Leah colocándose enfrente de George.

Johnny la miró algo extrañado. Sonrió atractivamente hacia ella pero la Slytherin ya le había puesto el muro de hielo.
—Vuelves a mencionar a los Weasley, te vuelves a meter con ellos y te meteré esa sonrisa tuya por el culo, ¿entendido?— le advirtió ella muy amenazante.

—No seas ridícula.— soltó este rodando los ojos, no obstante cuando vio como la
chica lo apuntaba con su varita, retrocedió algo sorprendido.— Baja eso.
—No estoy jugando. Te lo advierto.

Y lo cierto, es que cuando Johnny se fue sin decir nada, Leah notó una sensación extraña dentro de ella. De repente no se sentía bien y es que por momentos, empezó a recordar su segundo año, cuando Tom Riddle la controlaba.
—¿Leah?— le preguntó George.

La chica sentía una presión en el pecho que poco a poco se desvaneció de nuevo. Miró al final de la sala, y ahora estaba el profesor Moody mirándola fijamente.
—Ahora, vengo.— dijo esta algo nerviosa yendo en dirección a este el cual se marchó.

Lo siguió hasta el pasillo pero el hombre había desaparecido, y con él, esa mala sensación que acababa de tener.
—¿Va todo bien?— le preguntó ahora Fred algo preocupado.

—Si... solo necesito descansar. Si alguien pregunta, estoy en mi habitación.— murmuró, para irse de allí lo mas rápido posible.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora