you're my story (Draco Malfoy)

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Cuando Draco se despertó, se vistió lo más rápido que pudo y fue al comedor.

De camino allí, solo escuchaba atentamente a toda la gente hablando claramente de lo sucedido con Leah y el cáliz. No iba ni tenía pensado decir nada al respeto, pero las voces hacían que perdiera la paciencia.

Claro que por otra parte, no podía simplemente defenderla, ¿donde quedaría el Draco Malfoy que todos conocían?

"Solo busca atención.", "Fama, como su hermano que es más popular...", "Seguro que lo ha hecho para ser mejor que Harry.", "Así son los Slytherin." y más comentarios de este tipo.

—¿Podéis creerlo? ¿Qué opináis?— le preguntó una niña más pequeña que él, Astoria Greengrass sentándose con su grupo de amigos al lado de este.— La tonta de Potter va a dejarnos más mal de lo que ya tienen a la casa de Slytherin.

—Eso es cierto, Slytherin ya tiene mala reputación por el que no debe ser nombrado... ya podría haber estado Harry en nuestra casa. Al menos a él no le importa eso de llamar la atención.— opinó otra chica de rizos provocando que los demás asintieran.

—Si, además de la Potter mala verás que quedará en último lugar, va a ser toda una vergüenza para nosotros, Gryffindor tendrá por lo que humillarnos...— dijo otro chico mientras negaba con la cabeza.

Draco desayunaba de los nervios y esperaba a terminar para irse de allí, sin hacer ningún comentario de mal gusto hacia ellos porque claramente sospecharían demasiado.

—Draco, tu eres amigo de Potter, ¿ha dicho algo? ¿Ha confesado que fue ella quien puso su nombre en el cáliz?— le preguntó de repente Astoria, haciendo fruncir el ceño de este.

—Si decís que es tan tonta, es imposible que hubiera conjurado algún tipo de hechizo superior a la magia del mismo Dumbledore.— soltó de la nada, llamando la atención de los de su alrededor.— Digo, que... no, no nos ha dicho nada.

Sin querer seguir con las preguntas estúpidas, se levantó y se fue en busca de Blaise ya que sentía que era el único que podía animarlo en aquel momento y que hiciera que dejara de pensar en Leah.

Al pasar por la puerta, la nombrada en su cabeza apareció algo nerviosa y tímida.
—Eh...

—Mira por donde caminas.— le dijo este algo frío ya que sabía claramente que la mayoría de sus compañeros los estarían viendo.

Leah no reprochó. Solo pasó al interior del comedor viendo como todos los Slytherins le daban la espalda y hacían todo lo posible para alejarse de ella. Miró la mesa de Gryffindor y vio como su hermano no estaba, pero si Ron, y este la miraba mal, al igual que la mayoría de los leones.

No merecía la pena. Tomó algo para comer y se fue de allí delante de todos los comentarios negativos e hirientes a algún sitio para estar sola.
—¿Hay alguien?— preguntó mientras entraba en uno de los baños del último piso.— ¿Todo bien?

De repente, salieron un grupo de niñas corriendo y empujando a la chica la cual derramó su zumo en ella al no poder evitarlo.

Las chicas parecían que estaban asustadas pero a la Slytherin no le importaba ahora.
—Leah Potter... justo la niña de la que criticaban hace unos segundos.— dijo una voz algo conocida para los Slytherin.