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Nadie del grupo dijo nada. Miraban al platinado esperando a que este se reportara y dijera algo al respeto. Pero nada, estaba como si fuera pierda. Que tonto, pensaron tanto Blaise como Theo.

—¿Sabéis dónde está Cho?— dijo de repente una voz por detrás de ellos.— Necesito hablar con ella urgente...

Mientras que el moreno negó al igual que Pansy, Daphne miraba como el platinado rodaba los ojos claramente molesto.

—Si mal no recuerdo, Ravenclaw tiene reunión de quidditch.— respondió Theo a lo que Cedric le agradeció para empezar a irse a buscar a su novia.

—¡Diggory! Ella, ¿Está bien?— preguntó Draco refiriéndose a su amiga.

Cedric miró al platinado y sonrió algo incomodo pensando en todos los rumores sobre ellos y todas las historias que había escuchado sobre la famosa parejita de Hogwarts.
—Ve a verla, seguro que le alegras el día.— fue lo único que dijo antes de irse intentando no sonreír ante la cara de este.

Draco, ahora algo avergonzado y nervioso, decidió no mirar a ninguno de sus amigos e ir a enfermería donde se encontraba la chica. Antes de entrar y cerrar la puerta, suspiró hondo pensando en el ridículo que estaba haciendo.

Al verla, se acercó inconscientemente y se quedó a unos metros al no saber cual sería la reacción de esta. Si que parecía que estaba enferma, pálida y con los ojos cansados. Labios secos y nariz rojiza.

—Al parecer el dragón no te ha matado pero si te ha pasado su resfriado.— dijo llamando la atención de esta, asustándola segundos.

En vez de sonreír rodo los ojos y se estiró en la camilla dándole la espalda y tapándose con la sabana. Como una niña pequeña indignada.
—Mira que eres idiota.— murmuró ella para si misma, intentando que este no la escuchara, pero al haber silencio, pudo oírlo perfectamente.

—¿Estás bien?— le preguntó este ignorando el comentario anterior, acercándose más a la chica.
—Estoy perfectamente.— respondió sin inmutarse ni mirarlo.

Draco bufó y colocando sus manos en sus bolsillos de sus pantalones ladeó la cabeza intentando comprenderla y ver cual era el problema. Quería entenderla y conocerla mejor, sabía que alguien como Leah Potter no era fácil de encontrar.

—¿Sabías que mentir es malo?— volvió a decir, esperando poder entablar una conversación entre ellos.
—Fingir que te importa también.— respondió ella de la misma manera.

A ese punto, el platinado no aguantó mucho más, apretó sus puños intentando contener su rabia y entonces fue cuando decidió cambiarse de lado para verle la cara a la chica quien frunció el ceño.

—¿Cuál es tu problema?— preguntó Leah al verlo muy alterado.
—¿¡Cuál es mi problema!? ¿Cuál es tu problema?— le interrumpió este.— Vengo aquí, a ver como estás por que claro, hay rumores de que te estás muriendo y resulta que me encuentro con la de siempre, es decir tú. ¿Me dices ya que es lo que te ocurre?

Ver a Draco Malfoy alterado y preocupado, podía ser una de las cosas más raras y graciosas, a la vez de adorables, pero solo un poco. La Slytherin se incorporó mientras seguía escuchando como el platinado no paraba de hablar y hablar.

Tampoco le estaba haciendo caso a lo que le decía, solo lo observaba e intentaba mantenerse seria.

Observaba sus facciones perfectas.
—Malfoy...

Observaba sus expresiones tan dramáticas pero elegantes a la vez.
—No, es que no te entiendo, en serio no lo hago. Eres, ahg.— se quejaba este.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora