10. No quiero saber nada de ella

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Salió de la ducha con una sonrisa, adoraba que Carol se haya encargado de subirle el ánimo esos días, ajustó la tira de su bata de baño y se encaminó a la habitación que ella le estaba prestando para secar su cabello, después de todo había encontrado en la castaña una amiga real, que si bien decía Wanda que tal vez quería algo más con ella, no había aprovechado de lo vulnerable que se sentía para conseguirlo.

El timbre sonó, la rubia salió de la habitación dejando la secadora en su tocador.

– ¡Nati estoy algo ocupada aquí! ¡¿Puedes abrir?! ¡Por favor! – Escuchó a su amiga en la sala, rio levemente al verla pelear con las instrucciones para el nuevo mueble del televisor que había comprado, ella insistió en que podía armarlo sola

– Te dije que me esperes para eso – Emitió en un reclamo y escuchó el timbre dos veces más con insistencia – ¡Ya voy! – Exclamó caminando hacia la puerta

– ¡Seguro debe ser la pizza! – Continuó diciendo Carol notando como Natasha desaparecía por el pasillo

La rubia abrió la puerta y su sonrisa se desvaneció de inmediato, negó no creyendo quien era, tomó la puerta para volver a cerrarla, pero el pie de Wanda bloqueó el cierre.

– Necesitamos hablar sobre el departamento – Habló rápido diciendo la excusa que había pensado en el camino

– Le di a Clint un poder notarial, para que decida eso contigo, a mi no me interesa lo que vaya a pasar con ese lugar, así que lo que tengas que decir al respecto, díselo a él – Emitió con la voz tranquila, odiaba tener que verla ahí, lo peor de todo era comprobar que no estaba bien, tenía las ojeras algo marcadas y por como estaba de tensa sabía que el ir hasta ahí no había sido fácil para ella tampoco

– No pasó ni una semana y ya viniste a vivir con tu asistente – Soltó con reproche, lo que tenía en mente desde que vio la dirección de Carol por la noche

Natasha no creía lo que escuchaba, soltó una risa sardónica – Esto debe ser una broma – Soltó bajo viendo a la pelirroja a los ojos – Tú no tienes ningún derecho a reclamarme nada, Wanda – Decía lo que era obvio para sí misma – No vas a venir a hacerme una escena, no puedes celarme y botarme en menos de una semana – Se cerró más la bata sintiéndose expuesta

La pelirroja sintió una especie de ira recorrer su ser, desde que subió al auto supo que era una muy mala idea, pero no creyó que tanta hasta que presenció el dolor con el que le hablaba, Natasha ni siquiera alzaba la voz, había sido en serio el que no quería volver a verla jamás.

– Siempre supe que quería algo contigo y veo que ya lo consiguió – Alzó la cejas cruzándose de brazos notando que la rubia estaba cubierta solo por su bata de baño

– Lo que digas, Wanda – Suspiró negando levemente – Vete, por favor – Le pidió casi que en una súplica

– Natasha, quiero hablar – Se rectificó – No podemos dejar las cosas así – Insistió

– Yo no quiero, no te quiero perdonar, Wanda – Fue sincera – Solo nos estamos haciendo daño, no te quiero ver más, ¿Por qué no respetas lo que tú misma me dijiste y te alejas de mí? – Pedía con la voz en un hilo sintiendo los ojos escocerle

– Es que necesito que me dejes hablar contigo, no me gusta que estemos distanciadas, Natasha, yo...

– ¿Por qué te tardas tanto? – Una tercera voz interrumpió su conversación, Carol frunció el ceño de inmediato viendo a Wanda, se preocupó al ver a su amiga realmente afectada – Por favor, retírate – Puso a Natasha tras suyo de manera protectora

– Nat y yo estamos hablando – Soltó con seriedad y enojo al ver como la rubia no hacía nada para detener a la castaña

– Esta es mi casa y decido quien es bienvenido y quien no, así que vete ahora – Carol fue más firme

Chocolate | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora