06: Solo doce escalones

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Solo doce escalones
Lillie Torres

Solo doce escalonesLillie Torres

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—Lillie.

Y si, efectivamente habían testigos en este hecho atroz. ¿Que si me iban a enviar a la cárcel? Podría ser, más si a mi ex se le antoja testificar en mi contra.
¿Sería muy tarde para decirle que ha sido un accidente?

—Yo...—la lengua me comió los ratones o como demonios era?— yo...fue un accidente.

Y si, no sabía que hacer exactamente, ¿a quien debía llamar primero?

—¿Lo he matado, Santiago? —hice la pregunta más aterradora en mi vida— ¡lo he matado!

Santiago se acercó a tomarle el pulso a Fèlix, cuerpo que de hecho estaba inmóvil y rígido. Seguro ya estaba en la gloria de Dios... o del Diablo? El punto es que la vida de ese príncipe estaba a punto de cambiar la mía.

Y si antes tenía algo de calma, ahora todo se estaba yendo por la borda. Santiago estaba tomándole el pulso, aunque creo que en realidad estaba rezando por su alma ya fuera de este mundo.

—¡LO MATE! ¡SOY UNA ASESINA! —me eché a llorar.

Santiago decayó en mi repentino shock.

—No, Lillie, aún está con vida —informó.

Y mi alma volvió a este cuerpo hecho líos.

—Debemos llamar a...

Y si, yo asentí, pero no sabía como marcar o llamar a tal personas.

Sacudí mi cabeza y traté de calmarme, ese príncipe aún no ha estirado la pata, todo fue un accidente y nadie irá a la cárcel o al cementerio.
Teclee el número de emergencia pidiendo ayuda, mientras los invitados se acercaban de a poco para ver qué sucedía.
Fue exagerada la reacción que tuvieron, es decir, nunca han visto un poco de sangre?

—Oh, santísimo Dios, mi sobrino está muriendo —exclamó Johnson.

Y las miradas recayeron en mi. De hecho, hasta mi familia estaba acercándose y realmente me estaban volviendo loca. Todos preguntaban que había sucedido, la abuela estaba como un papel y Pamela, Pamela observaba todo con demasiada sorpresa, pero ella estaba armando las piezas.
Okey, esto se sintió como un deja vu en el que nuevamente era la culpable de tirar a alguien por las escaleras solo que esta vez si era la responsable total.

Dios, dame fuerzas.

—¿Que fue lo que sucedió? —exclamó Johnson.

¿Estaba enojado? El hombre estaba tirando chispas.

—Yo...

Y no sabía ni cómo me llamaba.

—Él perdió el equilibrio —habló Santiago—. Lillie ha llamado a emergencias, estarán en un minuto aquí gracias a ella.

Mi exilio con la abuela 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora