Por las calles de Paris
Lillie Torres—Espera, ¿qué has dicho? —preguntó Santiago.
Pero entonces yo perdí toda la estabilidad emocional que aún poseía, y era ya muy poca.
Casi me explota la cabeza con el mensaje que recibí, más con el contenido.Theo: ya soltaron la verdad. Fueron contratados por F.
Y sabía quién es F.
Es el maldito príncipe ególatra y manipulador.
—¿Estamos vivos? Porque aún no creo lo que has dicho, Lillie. Aparte, ¿de dónde sacaste ese celular?
Miré a Santiago y luego al celular de repuesto. Bueno, todo había sucedido tan rápido que ni siquiera yo podía digerirlo, peor Santi, su cara era todo un poema. No podía negar que se veía mas precioso cuando estaba confundido y asustado. Tal vez creía que se trataba de una broma. Quisiera.
—Bueno... es un celular de repuesto —confesé— aunque recuerdo haberlo utilizado para mensajearme con chicos mientras estaba en el internado, pero claramente ahora es solo para uso laboral.
—¿Chicos? —preguntó sorprendentemente interesado—. A ver, quiero ver también.
Y el celular ya no estaba en mis manos, sino en las de Santi. Parecía muy divertido revisando mensajes antiguos que no eliminé por alguna razón.
—Ah —soltó incrédulo— ¿quién era este tal Manuel y por qué era tan insoportable? Y este otro, no, que mal gusto tenía en películas, dime que no saliste con este chico, por favor, Lillie.
Pude haberme reído por el comportamiento de Santi, pero la verdad estaba más distraída con el mensaje más reciente en ese celular. Aun así, respondí.
—Lamentablemente si salí con ese tipo —respondí con mal sabor en la boca de recordarlo—, pero el muy idiota se quiso pasar de listo. Recuerdo que me castigaron tres días porque le rompí la ceja, es más, no quiero recordarlo.
Santi sonrió con orgullo.
—Esa es mi chica —soltó.
Y por un momento olvide el mensaje de Theo.
—¿Que dijiste? —pregunté sorprendida.
Y Santi reaccionó, desvió el rostro claramente avergonzado, pero no lo suficiente como para confesar lo que pensaba.
—Lillie, siempre has sido demasiada lista como para estar con idiotas —dijo con demasiado honesto— solamente me emocioné de que lo sigas siendo.
Empecé a jugar con mis dedos e ignoré a Santiago porque no supe cómo responder. Me devolvió el celular y yo levanté mi mirada.—Lo siento, no debí ser tan atrevido ni entrometido.
Hice una mueca, me importaba en lo absoluto que lo haya hecho. El 99% del contenido de ese celular no importaba ahora y la verdad no me importó ni siquiera en el momento que pasaba. Odiaba admitirlo, pero nunca ningún otro chico pudo atraerme, ni gustarme tanto como Santiago. Era como una maldición, una vez que pruebas los labios del chico Martin es imposible olvidarlos y creo que cada vez que salía con esos chicos me desquitaba con ellos porque no eran lo suficientemente buenos como para quitarme de la cabeza al chico Martin y en ese entonces si que lo odiaba, así que resultaba frustrante.
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Mi exilio con la abuela 2
RomanceLillie está por cumplir sus dulces 21 años y con eso podrá administrar su fortuna heredada. Será que Lillie cambió? Estará lista para este nuevo papel en su vida? Podrá controlar algo imposible? Será capaz de soportar a su ex? Será posible que...