Libre como el viento
Lillie TorresPasaron tres días más, Amanda tenía un proyecto en el colegio que debía terminar. Proyecto en el que tuve que meter mano para asegurarme de que ella buscara ese vídeo que tanto necesitaba. No fue tan difícil, solo debía crear una maqueta de una tienda retail de zapatos. Fue agotador, pero no imposible y debía admitir que fue divertido con la ayuda de Santiago.
—Bien, espero que saques un 20, porque me ha costado mucho hacerlo.
—Si, claro, como si no escuchaba tus risas con Santiago hasta aquí. Por favor, ocúltalo un poco.
—¿Ocultar que? —pregunté
Dejé la hermosa maqueta sobre la cama.
—Que aún se te mueve el bistec por el hombrecito.
Y me quede congelada.
—Estas diciendo incoherencias en primer lugar, en segundo, ¿de donde sacas ese vocabulario? Creo que Candace tiene razón al decir que tus amigos son cuestionables. En tercer lugar, no sabes lo que dices, porque Santiago no me mueve el bistec o lo que sea que trataste de insinuar.
—Pero solo dije lo que vi.
—Pues ve al oculista, estas viendo mal, necesitas lentes.
—Bueno, yo necesitaré lentes, pero tú necesitas aceptar que digo la verdad. Él te gusta, pero no te culpo, el hombre parece esculpido por el mismito Apolo, dios de la belleza —suspiró—. Sin duda tienes suerte, le gustas a chicos hermosos, inteligente y millonarios, mientras a mi como mucho me sigue el loquito del parque.
Y quería reírme, pero sería como darle la razón de todo lo que ha dicho. Mejor cambie de tema.
—Bueno, puedo decir que eres incluso más desordenada que yo —comenté.
—Si, soy desordenada, pero al menos a mi no me están chantajeando —se defendió.
Abrí mi boca en una perfecta "O". ¿En que momento se había perdido el respeto en esta casa?
—Nada más no te acuso con Candace porque esta ocupada... hablando de Candace, ¿sabes con quien está saliendo? ¿Conoces al chico?
Candace estaba conociendo a alguien, si, pero yo no estaba al tanto de quien era el afortunado.
—Es Nicolás.
Y empecé a reírme durísimo, incluso el estomago me empezaba a doler, pero ver a Amanda tan seria, con gesto de indiferencia en frente del computador mientras no paraba de revisar los vídeos una y otra vez, entendí que no era un chiste.
—¿En serio? —solté asombrada.
Amanda asintió y dejó de mirarme para continuar con el vídeo, parecía aburrida y adolorida de estar tantas horas en ese asiento.
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Mi exilio con la abuela 2
RomanceLillie está por cumplir sus dulces 21 años y con eso podrá administrar su fortuna heredada. Será que Lillie cambió? Estará lista para este nuevo papel en su vida? Podrá controlar algo imposible? Será capaz de soportar a su ex? Será posible que...