10: Dulce ovejita

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Dulce ovejita
Lillie Torres

Fuerte me estaba agarrando mi madre mientras yo tosía como viejito

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Fuerte me estaba agarrando mi madre mientras yo tosía como viejito.

—Quiero que me —se estaba saliendo de control.

—Madre, estamos en un hospital.

Y todos fuimos a parar a una habitación vacía. Nos sentamos preparándonos para el regaño que venía a 120km/h

—¿Se puede saber que le hicieron a mi madre? —pregunté en susurró.

Todos miraron a Nicolás.

—Nicolás dijo que si te ibas a casar es porque estás esperando un bebé —me informó Pamela.

Santiago empezó a toser bruscamente. Se estaba atorando y todos trataron de ayudarlo, mientras yo trataba de entender semejante estupidez. No es que estar embarazada fuera una estupidez, de hecho, eso era un regalo de Dios como dicen las predicadoras, pero ¿ahora? ¿Es que de dónde sacaba Nicolás tantas estupideces para decir?

—Disculpen —dijo Santiago tratando de recomponerse— fue mucha inhalación de cloro.

—Como pudiste decir esas barbaridades. Esas son calumnias, Nicolás —trate de defender mi nombre en cuanto Santiago se recompuso.

—Lo siento, Lillie —se disculpó— yo quería tranquilizar a mi tía Aurora, pero al parecer mi estrategia no funcionó.

—Para lo único que funcionas es para decir estupideces.

—Oh, pero si Miss mentirosa habló.

Y Nicolás y Pamela estaban por discutir.

—Silencio —nos calló mi madre— estoy tratando de mantenerme calmada en esta situación para nada tranquila, pero ustedes no ayudan!

—Mama, no estoy embarazada —aclaré rápidamente.

Y escuchamos un suspiro de alivio. Todos miramos a Santiago.

—Fue el cloro —soltó.

—Claro ahora todo es efecto del cloro —Nicolás habló.

Y todos miramos a Nicolás y a Santiago. Que trataban de hacer estos dos?

—Tia, discúlpame no quería hacerte preocupar mas con mi innecesario comentario de Lillie embarazada.

—¿Que? Eso no es lo que me molestó chicos, se perfectamente que Lillie no está embarazada.

—¿Y por qué lo dices tan segura?—pregunté yo.

Digamos que algo ofendida.

—Lillie, hija, a penas y tienes tiempo para cuidarte a ti misma, aún no puedes cuidar a otra persona.

Entrecerré mis ojos.

—Me ofendes.

—Y tu a mi con esta apresurada boda.

Mi exilio con la abuela 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora