18: El bigote

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El bigote
Lillie

Solo era una canción

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Solo era una canción. Así que solamente estaba cantando la canción para que me callara. Funcionó.
Me terminé de poner la capucha del enorme buzo que me había puesto.

—En serio, los zapatos no me quedarán.

Y en efecto, los zapatos no me quedaban.

—Daré dos pasos y los zapatos ya se habrán salido —volví a quejarme.

Santiago negó, se fue al baño y para cuando regresó traía papel higiénico. Agarró los zapatos y se agachó ante mi. Agarró mis pies y metió el zapato que ahora tenía mucho papel higiénico.

—Ahora no se saldrán... no después de dar dos pasos.

—Está bien.

Me levanté de la cama, en donde estaba sentada. Y ahora, ahora estaba saltando en mi lugar.

—¿Que haces? —Santiago preguntó divertido.

—Estoy metiéndome en el papel de deportista —respondí.

Y seguía saltando y haciendo giros que según yo se veían fantásticos.
Lance una patada, en realidad,bse me salió, no pretendía lanzarla.

—Wow, cuidado, Jacky Chan.

Y Santiago se puso una gorra, me agarró la mano y dio un tirón que casi me caigo.

—Quieto, Rayo McQueen, debo agarrar mis cosas —dije.

—Ya las tengo.

Si, ya tenía mi bolso en una funda de basura. No sabía si enojarme por meter mi bolso en una funda de basura o agradecerle por meter mi bolso en una funda de basura, después de todo se supone que ahora soy un varón.

—Estamos listos —aseguró— un momento, falta algo.

Corrió a buscar cosas en unas maletas. Llego sonriendo y sin pensarlo me pegó un bigote.

—¿De donde sacaste esto? —pregunté divertida.

Y aproveche para mirarme en el espejo, incluso podía mover el bigote. Era mi sueño hecho realidad, ser un niño por al menos unos minutos.

—Nicolás estaba obsesionado con tener bigotes así que decidió comprar unos —respondió Santiago— Los trae siempre y por fin les daremos un uso. Ahora si, vámonos.

Pero entonces sonó Grapejuice.

—¡Oh, es mi canción favorita! —chillé de emoción.

Mi exilio con la abuela 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora