Cap. 21: Confesión premeditada

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Amaneció y los rayos del sol iluminaron la cara del emperador, en dónde este al notarlo, se estiró de forma molesta y se ocultó bajo las mantas para seguir descansando.

—Mgh... que sol tan molesto— dijo Qin Shi Huang.

—Buenos días Qin—

Ante aquellas palabras, el emperador salió rápidamente de las cómodas mantas para ver el cómo su amigo Simó estaba al lado suyo.

—¡Simó, amigo buenos días!— mencionó feliz el emperador mientras notó lo cansado que estaba su amigo —amm... puedo saber, ¿que te pasó?...— preguntó.

Justo en ese instante, Qin recibió un gruñido de molestia, así que con algo de temor, procedió a ocultarse bajo las mantas, pero después de un rato, salió de su improvisado escondite para ver el cómo su amigo se tocaba la frente mientras suspiraba de forma cansada.

—¿Simó?— llamó preocupado el emperador.

Ante su llamado, Simó reaccionó y procedió a hablar de forma agotada.

—Estuve buscándote casi por toda la noche..., de no ser por el Sr. Adán que me avisó que estabas aquí..., yo aún seguiría buscandote— aquello confundió un poco al emperador.

—Pero Simó, ¿de qué estás hablando?— ahora Simó bajo su mano a sus rodillas y miró seriamente a Qin para comenzar a hablar.

—Qin, ¿recuerdas algo antes de venir aquí?— ante la negación del emperador prosiguió —tú... ¿puedes decirme, lo último que recuerdas?—

Qin miró la manta en sus manos y comenzó a pensar; de todos los colores que vio en el festival y en los juegos, lo último que recuerda... fue la sonrisa de aquel sujeto...

—Después de que... nos separamos, vino a mí un tipo llamado Grigori...— Simó al escuchar ese nombre, abrió muy grande los ojos por la sorpresa y se preocupó por el estado de su amigo.

—Qin ese sujeto... ¿te hizo algo?¿estás bien?¿qué te dijo?¿acaso te propuso algo?— preguntó Simó sin parar mientras tocaba la mejilla de su amigo para inspeccionarlo desde la cabeza hasta el cuerpo.

El emperador al ver el cómo su amigo comenzó a tocar todo su cuerpo, lo detuvo en ese mismo instante, sosteniendo sus hombros y alejándolo un poco, para así mirarlo de forma calmada y comenzar a tranquilizarlo.

—Tranquilo, estoy bien, estoy bien...— mencionó mientras veía cómo su amigo volvía suspirando a su asiento.

—Te dije muy en claro que no te acerques a Rasputín— ante lo dicho, Qin lo miró un poco fastidiado.

—¡Y yo que iba a saber de que era ese tal Rasputín!— respondió enojado —sólo me dijo su primer nombre— el emperador se quedó un rato en silencio para calmarse y después continuó —como sea, sólo recuerdo que me dió un dulce antes de que ese bastardo escupa el suyo y ver claramente su sonrisa mientras que todo a mi alrededor oscurecía— luego de aquella explicación, Simó comenzó a analizar sus palabras.

—¿Sólo eso recuerdad?¿estás seguro?— preguntó el francotirador mientras miraba fijamente a su amigo.

Qin algo incómodo, desvío su mirada y cierto sonrojo se notó levemente en una de sus mejillas, por supuesto que él recordaba aquella conversación, pero le daba un poco de vergüenza contárselo a su amigo, aún así a pesar de aquello, se lo iba a contar de todos modos.

—Eso no es todo, ¿cierto?— preguntó Simó esta vez cruzando sus brazos.

—No, conversamos de algo más... pero no sé que tan cierto sea...— mencionó Qin mirando a la nada —aun así, antes de seguir... mgh... necesito mi venda. No me siento muy cómodo estando así—

Patinando en hielo (Hades x Qin Shi Huang) (Yaoi/BL Snv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora