Cap. 24: Consciencia

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En otro lugar, más específico en un laboratorio, un científico junto a su mejor amigo, suspiraron cansadamente y aquello fue debido a las fallas cometidas en sus cultivaciones, Tesla por su parte, no vio en su masetero ningun indicio de que la planta germinara, a pesar de que le brindó a la semilla todos los cuidados necesarios, como lujos y ricas proteínas a base de nutrientes que normalmente haría crecer a una planta normal; en cambio Beelzebub, vio que en su masetero había germinado la semilla, pero no cómo lo recordaba. Frente a él... parecía haber una especie de planta carnívora, que babeaba constantemente por la boca, mostrando así unos dientes muy afilados.

—¿Seguro que el tuyo no es la planta correcta?— preguntó Tesla mientras aún examinaba la planta de su amigo.

—¿Acaso vez un árbol con semillas?— contestó Beelzebub seriamente mientras miró de reojo al querido científico.

—S-Si... creo que olvidamos algo...— contestó el inventor de manera avergonzada mientras comenzó a agarrar la última semilla —pero ahora... sólo nos queda una...— añadió con preocupación Tesla mientras le enseñó la última semilla a Beelzebub —¿quieres intentarlo una vez más?— preguntó.

Pero antes de ser respondido, vio a su amigo cansado sentarse en una silla, mientras que comenzó a mirar el techo del laboratorio, fue entonces que Tesla se dijo así mismo, si su amigo Beelzebub decía que sí, entonces lo dejaría cultivar aquella última semilla, pero si decía que no, entonces... el tendría otra oportunidad y eso lo inquietó, ya que en verdad, quería que esté experimento saliera con éxito.

Fue así que la deidad lo notó, dándole como regalo su respuesta negativa.

—Estoy cansado, así que hazlo tú— dijo la deidad antes de ver la sonrisa de completa felicidad en el beta —Pufff... no era necesario preguntarme, si querías cultivar una vez más la semilla, entonces lo hubieras hecho...— añadió Beelzebub levemente avergonzado mientras comenzaba a ver hacia otra dirección.

—No te arrepentirás amigo— respondió el científico, antes de comenzar a anotar en una pizarra, algunas fórmulas para el crecimiento acelerado en plantas —hagamos que esta semilla florezca—
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El sol comenzó a brillar en la cara de unos amantes y fue por aquella razón, que uno de ellos comenzó a abrir los ojos de manera calmada.

La sensación de relajo en su cuerpo fue lo que lo atacó primero, se sentía tan bien en esos momentos que no pudo ocultar su sonrisa, asi que juguetonamente se preguntó el porqué de aquella sensación y sin dar explicación alguna, miró a un punto fijo de la habitación, en dónde fue ahí que se dio cuenta, de que aquel lugar... no era su habitación...

Esto le pareció raro ya que, por lo general, cuando despertaba, se encontraba con la destrucción total de sus cosas, sin embargo, ahora... se le presentó otro ambiente.

De forma cansada, la deidad comenzó a rememorar todas las habitaciones de su panteón, recordando con fastidio las estructuras de cada una, para saber exactamente en dónde se encontraba, pero antes de continuar recordando, algo se movió al lado suyo.

Lo primero que vio al voltear fue un revoltijo de cabellos negros chocando su nariz, que en esos momentos lo hicieron suspirar debido al agradable aroma que se le presentó.

Aún sin darse cuenta en la situación en la que estaba, abrazó ese algo y siguió aspirando aquel dulce aroma de incienso, vainilla y canela, dando así a su cuerpo otro relajo indescriptible, ya que notó como ahora su olor, era combinado en armonía con aquel aroma.

Patinando en hielo (Hades x Qin Shi Huang) (Yaoi/BL Snv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora